++ Cincuenta y nueve ++

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En el tercer año, la grieta celestial se abrió de nuevo.

Sin embargo, en esta ocasión ninguna de las sectas del mundo superior se dignó a mover un solo dedo, por lo que quienes se hicieron cargo fueron la montaña Cang Qiong, el templo Zhao Hua, el Palacio Huan Hua, el pico SiSheng y el Palacio Kunlun Taxue.

Mo Ran fue especialmente feroz al respecto. Había fortalecido su poder espiritual, se había especializado en barreras y esta vez fue él quien se dedicó a reparar las barreras mientras sus compañeros luchaban. NanGong Si había desarrollado una estrategia que les ayudó a repartir sus fuerzas mientras se enfrentaban a los demonios. Con un latigazo de JianGui, cientos de estacas de hielo se materializaron atravesando a todos los demonios que se acercaban a Mo Ran, que se entretenía cerrando las barreras.

— ¡Mo-shixiong!— gritó Feng Shiyao acercándose a él—. ¡Déjame ayudarte!

— ¡No vengas aquí!— gritó Mo Ran.

No quería que su shimei resultara lastimada del mismo modo que su padre. Además, él podía hacer esto solo. Debía hacerlo solo. Sin embargo, una persona apareció detrás de Feng Shiayo tomando su hombro.

— Ve con los demás— dijo Chu WanNing—. Me haré cargo.

— Shizun...— dijo Mo Ran.

— No te desconcentres— indicó el maestro—. Lo estás haciendo bien.

El cultivo de Mo Ran era formidable, pero aún no estaba a la altura de Chu WanNing, por lo que el mayor no se acercó para evitar poner en riesgo a su discípulo, simplemente se dedicó a capturar a los demonios que se acercaban hasta que las barreras fueron restauradas y la grieta se cerró. En ese momento Chu WanNing se acercó haciendo un gesto con la mano, dibujando una complicada matriz de restricción que selló la grieta y purificó el lugar. Los cinco discípulos se reunieron alrededor de su maestro y Chu WanNing los revisó minuciosamente para asegurarse de que estaban bien.

En mitad de todo ese barullo, Mo Ran distinguió una figura a la distancia. Estaba lo suficientemente lejos para llamar la atención escandalosamente, pero lo suficientemente cerca para ser notada por alguien. Tal vez fuera alucinación de Mo Ran... sin embargo era capaz de distinguir un par de ojos negros brillantes como la tinta, que miraban en su dirección. una dolorosa punzada recorrió su cabeza con aquella vista y se llevó una mano a su sien derecha como si intentara mitigar el dolor. De repente sintió una extraña despersonalización: era consciente de las acciones de su cuerpo, pero no era capaz de controlarlo.

Se dio cuenta de que estaba corriendo hacia aquella figura, tan velozmente que ni siquiera Xue Meng, que era el más veloz de sus compañeros, pudo alcanzarlo por más que lo intentó. Mo Ran avanzó entre escombros y cadáveres con la vista fija en aquella figura, que se mantuvo inmóvil, hasta que finalmente estuvo frente a ella. Era un hombre, un poco más alto que él, que irradiaba un aura inconfundible perteneciente a quienes habían alcanzado la inmortalidad pero que preferían vagar por la tierra.

Mo Ran alzó una mano hacia este hombre pero él fue más veloz: sus dos manos se posaron en las sienes del muchacho y su energía espiritual invadió el cuerpo del joven. Con una sonrisa triste, el hombre habló diciendo algo que Mo Ran no entendió:

— Aún no es tiempo, Su Alteza Real. Espera un poco, mi princesa, vendré por tí cuando sea el momento..

Los labios de Mo Ran se separaron diciendo una cosa, un nombre que él jamás había oído. Un nombre que flotaría en su mente conforme era arrastrado a la inconsciencia.

— Gu Mang...

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— Gu Mang.

— Xihe-Jun, hace un tiempo que no nos vemos.

El hombre que estaba de pie frente a él era el mismo que había conocido en su juventud. Era el mismo Gu Mang-gege que lo había acompañado en el ejército, el que lo había cuidado, el que lo había devuelto al lado correcto del camino.

El mismo Gu Mang del que se había enamorado.

— Te has perdido hasta este punto.

— ¿Es algo malo?

Era su voz, la que había jadeado en las noches pidiendo clemencia, la que se dirigía a él ahora con frialdad, como si todos esos años no valieran nada, como si todo lo que habían planeado no tuviera valor. Como si todo su amor se hubiera perdido. Entonces lo comprendió: el Gu Mang que había conocido se había ahogado en la sangre de sus camaradas muertos y había salido, su espíritu forjado en resentimiento, el shixiong que amaba se había convertido en esto.

La Bestia del Altar de Chonghua se había convertido en el Lobo Sangriento de Liao.

— Sé que Chonghua te lo debe— dijo—. Sé que yo también te lo debo. Has hecho mucho por mí, así que hoy no lucharé contigo.

— Adelante, inténtalo— lo desafió Gu Mang.

Él no había luchado. Y sin embargo, había sido herido. Sus últimas palabras habían sido más dolorosas para su alma que el arma que había atravesado su pecho.

— Tú y yo nos enfrentamos como hermanos, así que esta es la última cosa que puedo enseñarte.

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— ¡Mo Ran!

Con un respingo, Mo Ran se levantó de golpe. Feng Shiyao estaba revisando sus signos vitales, y el joven miró a su alrededor. Estaba en la cumbre Qian Cao, en su habitación se encontraban Chu WanNing, Xue Meng, Ye WangXi, NanGong Si y Feng Shiyao. Mo Ran soltó un suspiro de alivio al darse cuenta de que su padre no estaba allí, así podría fingir que nada pasó y no lo preocuparía innecesariamente.

— ¿Quién era la persona a la que estabas llamando?— preguntó NanGong Sí.

El alma de Mo Ran se fue al piso. Sonrió torpemente y se rascó la cabeza, diciendo:

— No sé de qué hablas. Tendrás que decirme qué pasó.

Xue Meng resopló.

— Voy a decirte que pasó— dijo—. Te largaste corriendo como un cretino de repente y no pudimos seguirte. La primera que te alcanzó fue Ye-shimei y te encontró tirado en el piso, estabas inconsciente y aún así llamabas a alguien en sueños. A un tipo llamado Gu Mang.

La asustada mirada de Mo Ran se dirigió a Chu WanNing, pero su maestro no lo miraba. Tenía los puños apretados y, en general, parecía bastante preocupado.

— Yo... no conozco a ningún Gu Mang.

— Me sorprendería que lo hicieras— dijo Chu WanNing con enojo—. Murió hace más de 100 años. Y me sorprende que tú, Xue Meng, que pones atención a las clases de historia, no lo hayas recordado.

Los ojos de Xue Meng se ampliaron por la sorpresa.

— Es... ¿es ese Gu Mang? ¿Cómo este perro tonto pudo llamar a ese Gu Mang?

— No comprendo— dijeron Mo Ran y Feng Shiyao al mismo tiempo.

Chu WanNing se mantuvo en silencio, pero fue Ye WangXi quien explicó sucintamente:

— Gu Mang era un general del imperio de Chonghua que desertó hacia el reino de Liao. Murió hace más de 100 años en la derrota de ese reino junto con un general distinguido de Chonghua, el virtuoso Xihe-Jun...

La muchacha miró a Mo Ran frunciendo levemente el ceño, y fue aquí donde Chu WanNing tomó el relevo diciendo bruscamente:

— Su nombre era Mo Xi.


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¡Tadaaaaa! /._./

Tengo entendido que hay una franja de 100 años que separa YuWu de 2ha pero no estoy muy segura, así que por eso le puse que son más de 100 años. Igual no se crean todo lo que van a leer de YuWu aquí, todavía no termino de leer esa novela así que voy a inventar muuuuucho al respecto.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora