++ Cuarenta ++

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— Señora vendedora, gachas de avena. Yo invito.

Ye WangXi entregó seis plumas doradas a la vendedora y recibió cuatro platos de avena, entregando uno a Mo Ran y a Xue Meng. Los tres habían despertado temprano por la mañana al oír un barullo fuera de su cabaña: algunas personas habían salido y un discípulo de túnicas amarillas les había explicado sucintamente:

— Hay que ir al norte para conseguir plumas.

Las expresiones de duda en los tres muchachos fue evidente, ya que el chico dijo con una sonrisa:

— La señorita Dieciocho es muy olvidadiza y no le dio plumas a todos, las cuales son necesarias para todo lo que se hace aquí. En el Jardín de Flores de Melocotón hay un lugar llamado el Abismo Ancestral.

— Algo oí sobre el sitio— dijo Ye WangXi—. La leyenda dice que fue allí donde el inmortal ZhuQue ascendió y el fondo está lleno de llamas donde nada crece.

— Nada a excepción de un grupo de búhos furiosos que lograron hacer sus nidos allí. Se ocultan durante el día y salen de noche, pero sus plumas deben ser arrancadas justo antes de que entren al abismo, ya que la gente de la tribu la usa para refinar su cultivo.

— Eso sería como un juego de habilidad— dijo Mo Ran—. Quien no es lo suficientemente ágil caerá al fondo y se hará barbacoa.

— Exacto.

El chico se inclinó levemente y dijo:

— Que grosero, no me he presentado. Soy Jian Jun Qing, discípulo principal del Palacio Huan Hua.

— Soy Mo Ran, del pico SiSheng. Él es mi shige, Xue Meng; y ella mi shimei, Ye WangXi.

Los ojos de Jian Jun Qing se ampliaron de golpe y una gran sonrisa surcó su rostro.

— Que gusto conocerlos al fin. En el palacio no deja de hablarse sobre su hazaña en el lago JinCheng.

— Ah...

Claro que, atrapar búhos furiosos fue más difícil de lo que esperaban todos. Algunos tuvieron suerte y lograron atrapar plumas, pero otros no lo fueron tanto y se fueron con las manos vacías, pero nadie cayó al fondo del abismo, lo cual ya constituía un gran logro.

— ¡Mo Ran!— exclamó Liu QingGe, y cuando el muchacho fue por él le entregó unas plumas y dijo—. Ten.

— Pero, Liu.-shishu...— dijo Mo Ran.

— Solo tómalas y no discutas— dijo Liu QingGe yendo a buscar a su hermana.

Mo Ran sonrió guardando las plumas. Las usaría para comprarle cosas a Xia-shidi.

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Chu WanNing seguía durmiendo cuando Mo Ran entró al cuarto para llevarle comida. Xue Meng y Ye WangXi habían decidido practicar con la espada un rato, por lo que el muchacho decidió ir por el pequeño.

— Xia-shidi— llamó con una sonrisa—. Te traje comida.

El pequeño se levantó frotándose los ojos, y al verlo Mo Ran no pudo evitar el sentimiento de que ya lo había visto antes, sin embargo no se distrajo demasiado y comieron en silencio, ya que los entrenamientos comenzaron rápidamente, aprendiendo técnicas para refinar el cultivo por medio de la meditación, métodos antiguos para exorcisar demonios y cómo sellar las armas espirituales para que no pudieran ser usadas por otras personas. Todas las noches, la señorita Dieciocho reunía a las tres divisiones para darles una conferencia sobre el arte del exorcismo y el Compendio de los Demonios; en esas ocasiones Mo Ran jalaba a Chu WanNing para llevarlo consigo y se sentaba al lado de Shang QingHua, con la cabeza recargada en el hombro de su padre mientras dejaba a su pequeño shidi recargarse en su regazo, escuchando la conferencia en un silencio agradable. Para Chu WanNing era cada vez más difícil separarse de Mo Ran, por lo que decidió relajarse mientras fuera un niño y lo que tuviera que ver con su relación anormal con su discípulo lo pensaría después. Quería ser egoísta y reclamar a Mo Ran como suyo cuando fuera adecuado, pero su deber como maestro lo impedía.

Pero más allá de eso, no pasaría nada hasta que el trío de discípulos se dirigió a la taberna LingHu seis meses después.

— MengMeng no debería tomar alcohol— dijo Mo Ran en tono de burla—. Tu resistencia al alcohol es lamentable.

— ¡Cállate!— exclamó Xue Meng—. ¿A quién llamas MengMeng, perro idiota?

— Por favor, no empiecen ahora— dijo Ye WangXi—. Le harán perder cara a Shizun.

Mo Ran y Xue Meng cerraron automáticamente la boca. Justo al entrar se toparon con un escenario que les hizo replantear si quedarse allí o no: Mo Nian estaba jugando una partida de cartas con un joven de cabello rubio que tenía a dos chicas, una de cada lado, quienes lo miraban embelesado.

— ¿Qué hace ese repulsivo perro aquí?— dijo Xue Meng.

Mo Nian volteó al escuchar a Xue Meng y dijo:

— Miren quién está aquí, uno de los perritos falderos de la viuda blanca. ¿Quieres buscar problemas ahora que no está tu maestro?

— Cállate— replicó Xue Meng—. Todavía soy capaz de romperte la cara.

Mo Nian siempre había sido débil, al punto que apenas formó su núcleo dorado se dedicó a perder el tiempo en lugar de fortalecer su cultivo, de modo que aunque estuviera en la división de Ataque aún no era lo suficientemente fuerte para enfrentarse al querido de los cielos. Generalmente, cuando un desafío así de abierto surgía de parte de Xue Meng, Mo Nian sonreía, se volvía irritablemente lastimero y molestaría a Madame Wang hasta el cansancio acusando a Xue Meng de tratar de intimidarlo. Y si Madame Wang no estaba, Mo Nian recurría a cualquier artimaña con tal de evitar la pelea.

¿Quién diría que esta vez dejaría el juego a un lado y realmente se enfrentaría a Xue Meng?

Sin embargo, antes de que pudieran realmente enfrentarse fueron convocados por la señorita Dieciocho. Su prueba inicial para probar cuánto habían avanzado desde su llegada iba a dar inicio.

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Que no se note que a veces no sé para dónde va esta historia, jajajajajajaja

Pero aún así este fic está más planeado que mi vida, ahre.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora