++ Cincuenta y tres ++

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Un aullido aterrador, lleno de una inconcebible maldad, recorrió el sitio provocando escalofríos en las personas que se encontraban allí. De la grieta celestial emergieron cientos de demonios y criaturas aterradoras de todo tipo que aterrizaron en el suelo, dispersándose con rapidez. En medio de todo el pandemonio, la voz de Yue QingYuan se escuchó con potencia y claridad: 

— ¡No dejen que salgan de la ciudad!

— ¡Nos encargamos de eso!— gritó Liu QingGe, reuniendo a sus discípulos—. Nos desplegaremos alrededor de la ciudad de Cai Die, si algo intenta salir lo destrozaremos.

Xue ZhengYong sacudió de la túnica a Li Wuxin, que se había quedado anonandado viendo aquel ojo sangriento en el cielo que vomitaba demonios a diestra y siniestra.

— ¡Sirve de algo y ve a ayudar a la cumbre Bai Zhan!— gritó al tiempo que desplegaba su abanico metálico, terminando con un grupo de demonios que se acercaba.

Li Wuxin asintió en repetidas ocasiones y reunió a sus discípulos, dirigiéndose al otro lado de la ciudad para completar la barrera humana.

— ¡Shizun!

Luo BingHe y Ming Fan se acercaron al mismo tiempo a Shen QingQiu, que había enviado a Xiu Ya hacia una horda de demonios. Al escucharlos volteó hacia ellos y dijo:

— Recorran la ciudad, busquen personas que se hayan quedado atrapadas y sáquenlas de la ciudad.

— Feng Shiyao, ve con ellos— dijo Chu WanNing—. Busca a los heridos y ayuda con la evacuación. Necesitan tu fuerza de defensa.

— Sí, Shizun— dijeron los tres a la vez.

Chu WanNing buscó al resto de sus estudiantes, quienes se encontraban inmersos en la batalla.

— ¡Anciano YuHeng!— exclamó Liu MingYan yendo a su encuentro—. ¿Necesita algo más?

— Ve con ellos, necesitan una fuerza de ataque— dijo Chu WanNing señalando hacia el sitio por donde los tres chicos se habían ido.

Liu MingYan asintió y se fue rápidamente. Chu WanNing miró a Shen QingQiu y dijo:

— Voy a reparar la barrera, tendrá que hacerse cargo desde aquí.

— Lo haré— dijo Shen QingQiu asintiendo solemnemente. 

No puede ser peor que lo sucedido en la cresta Maigu, ¿verdad? Es decir, al menos no tendrá que recurrir al papapa para salvar el mundo, por suerte. Solamente tenía que pelear con un montón de espectros, monstruos y fantasmas que se lo quieren comer, super casual todo. Eso, sin duda, es mucho mejor. 

Un manto azul cubrió una gran parte del lugar, y Mobei-Jun emergió de un montón de nieve que dirigió hacia los demonios que se abalanzaban sobre él. Al rey de hielo no le importaban estos cultivadores idiotas, ni sus cosas de reinos de cultivación inferior o superior, no eran su asunto y le traían sin cuidado todas estas sectas hipócritas. Su prioridad era mantener a salvo solo a dos personas, los demás solo eran, en todo caso, un posible daño colateral.

— ¡Dawang!— exclamó Shang QingHua extendiendo una mano.

El cultivador saltó sobre la espalda de un demonio tirado en el suelo, y sujetó su espada atacando a otro más que se acercaba a atacar. Una serie de estacas heladas atravesaron a todos los espectros que lo rodeaban y Mobei-Jun se acercó a él.

— ¿Dónde está Mo Ran?— inquirió.

Shang QingHua era un manojo de nervios. Este era el escenario que había visto tiempo atrás, era en este sitio donde Mo Ran moriría. Aún tenían que impedir eso por lo que la pareja recorrió la caótica ciudad buscando a su hijo. Mientras pudieran mantener a Mo Ran lejos de la grieta celestial para evitar que los demonios lo atravesaran, estaría bien. Estaría todo bien. Tenía que estarlo.

Una luz dorada cercó una gran parte de la grieta: Chu WanNing había logrado restaurar una parte importante del velo que separaba los reinos, mientras que a los extremos los gemelos Mei Hanxue trabajaban en las barreras laterales. Al mismo tiempo, las sectas que habían permanecido ausentes hicieron acto de presencia asesinando a los demonios que cruzaban mientras seres más oscuros atravesaban la grieta.

Mo Ran, Xue Meng, Ye WangXi y NanGong Si se reunieron en el momento justo que una gran ráfaga de aire pasaba a su lado.

— Será mejor que se mantengan apartados— dijo Yue QingYuan pasando a su lado, envainando su espada—. Diríjanse al sitio de evacuación.

Sin embargo, no había opción para retirarse. Los cuatro jóvenes siguieron dentro de la batalla.

— ¡Apartense!— gritó Mo Ran extendiendo el brazo y una rama de sauce roja emergió.

Sus tres compañeros se apartaron al notar lo que pensaba hacer y una vez estuvo todo despejado, Mo Ran exclamó:

— ¡Viento!

Un poderoso tornado de ramas y energía brotó barriendo con todo a su alrededor. Fue en ese momento que Mo Ran alcanzó a escuchar una voz a la distancia.

— ¡Lo encontré!

Shang QingHua suspiró de alivio, conteniendo las ganas de llorar por los nervios que lo carcomían. En ese instante escuchó dos voces que lo paralizaron por lo intempestivo del asunto. Su rostro palideció al escuchar ambas, pensando en lo desafortunado que había sido todo. 

— Voy a ayudar a Shizun a sellar la barrera— dijo Mo Ran.

[ El plus "Cambiando el curso de la historia" puede ser activado. ¿Desea usarlo ahora? ], dijo el sistema.

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