++ Ochenta y nueve ++

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Mo Ran supo que algo andaba mal en el momento que el silbato del pico SiSheng comenzó a sonar con insistencia. A diferencia de aquella vez que anunció la llegada de la tribu emplumada, en esta ocasión estaba anunciando una invasión. Y cuando el joven se dio cuenta de quienes eran los invasores, un escalofrío recorrió su cuerpo.

Eran los demonios de hielo liderados por el anciano Rulan. Cuando Mo Ran llegó acompañado por NanGong Si y Ye WangXi, vio al anciano de la corte de hielo enfrentar directamente a Xue ZhengYong con una demanda.

— El rey del Desierto del Norte, su consorte y su hijo se encuentran aquí. Entreguelos y su secta no sufrirá daño alguno— dijo el demonio.

Mo Ran dio un paso para enfrentarlo, pero NanGong Si y Ye WangXi lo sujetaron de los brazos aprovechando que aún no lo habían visto y se alejaron de la vista del público ocultándose en el bosque de bambú. Para su sorpresa, NanGong Si le dio un manotazo en la cabeza y dijo:

— Eres un tonto. ¿Pensabas ir así nada más a la pelea? ¡Tu impulsividad pudo matarte!

— ¿Y qué propones entonces?— increpó Mo Ran.

— Atacar su flanco izquierdo. Es el más desprotegido. Su poder de ataque se encuentra en el lado derecho, por lo que ese contingente será el primero en moverse al momento de atacar mientras el otro sirve de defensa.

— Y si dispersamos el equipo de defensa, el de ataque no podrá hacer demasiado antes de sucumbir por el calor— dijo Ye WangXi comprendiendo a dónde quería llegar NanGong Si.

— Exacto.

— Y así será más fácil expulsarlos— dijo Mo Ran sonriendo—. Es una idea genial.

Los tres chicos avanzaron subrepticiamente hasta regresar a la explanada donde la pelea había comenzado. Tal como lo había dicho NanGong Si, el lado derecho del contingente se dedicaba a luchar mientras el contingente izquierdo servía de defensa. Mo Ran envió un copo de nieve a sus padres antes de lanzarse a la batalla, lo mejor era que ellos no aparecieran o las cosas sin duda se pondrían peor. Baihong, ShangYang y BuGui fueron convocadas y de un salto los jóvenes se unieron a la batalla atacando a los demonios de hielo situados en el lado izquierdo tomándolos por sorpresa, con lo que las defensas del lado derecho se dispersaron.

— ¡No se detengan!— exclamó el anciano Rulan haciendo un hechizo de hielo para mantener baja su temperatura—. ¡No paren hasta arrasar con todo!

Los ojos de Mo Ran se dirigieron a ese tipo que había insultado a su papá, había lastimado a su padre y ahora quería poner su mundo en peligro. Un destello violeta brilló en su mirada mientras alzaba BuGui en alto, vertiendo su poder espiritual en el arma, lo que provocó que los demonios a su alrededor retrocedieran temerosos.

"Espera", susurró la voz de Mo Xi en su interior.

Un grupo de bestias soltadas por el enemigo apareció, sus rugidos hicieron eco a la par de sus pasos llamando la atención de los discípulos que luchaban en ese momento.

— ¡No se distraigan!— gritó Xue ZhengYong mientras luchaba con el anciano Rulan.

Las bestias rugieron nuevamente, amenazando con embestir a las personas. Mo Ran dirigió la punta de la espada hacia ellos y dijo:

— Allí.

Una ventisca fue convocada, y dirigida por Mo Ran envolvió al grupo de bestias frenando su paso; congelando sus cuerpos para despedazarlos con la misma fuerza del viento frío. El joven cayó al suelo de rodillas, agotado, y un séquito de demonios lo rodeó dispuesto a capturarlo cuando dos figuras se pusieron a su lado repeliendo los ataques de los demonios. En su campo de visión apareció una túnica verde y sonrió.

— ¿Mo-shixiong?— llamó Feng Shiyao agachándose a su lado.

Su máscara negra había sido sustituida por una de color blanco con aberturas a la altura de la boca y los ojos, con lo que Mo Ran pudo ver su amplia sonrisa y sus ojos brillantes. La muchacha le entregó una píldora ovalada del tamaño de un meñique y le indicó:

— Tómala, restablecerá tu energía espiritual.

— ¿Ya terminaron?— inquirió Jian Jun Qing—. Necesito ayuda aquí.

Feng Shiyao se incorporó de golpe viendo a un demonio siendo fulminado por una flecha y NanGong Si se acercó.

— ¿Dónde habías estado?— preguntó.

— Es una larga historia— dijo Feng Shiyao.

— ¿No han visto a Ye WangXi? La perdí de vista. 

— No te preocupes— dijo Mo Ran—. Va a estar bien.

— Su Alteza debería preocuparse por sí mismo.

En algún momento de la pelea, Xue ZhengYong se había dirigido a otro punto de la amenaza y el anciano Rulan sr había abierto paso hasta ellos. Mo Ran se puso de pie, revitalizado por la píldora de Feng Shiyao, y sujetó con fuerza el mango de la espada. El demonio frente a él tembló cuando la hoja de BuGui le apuntó directo al pecho, pero aún así luchó contra Mo Ran mientras sus compañeros resistían el embate demoníaco, pero poco a poco iban siendo superados en número y fuerza. Todo parecía indicar que los invasores lograrían su objetivo.

Y entonces…

— ¡TianWen, diez mil ataúdes de personas!

Del suelo brotaron enredaderas que apresaron a los demonios. Chu WanNing apareció junto a Xue Meng y de inmediato se unieron a la batalla, expulsando a quienes habían sido liberados de las ramas. Por su parte, Mo Ran seguía enfrentando al anciano de la corte que había liderado la rebelión del clan, el mismo que había iniciado con la presión a su rey de entregar una familia verdaderamente demoníaca al clan Mobei.

El mismo que se había aliado con Linguang-Jun para usurpar el lugar del legítimo heredero.

— ¡JianGui, te invoco aquí!— exclamó Mo Ran haciendo aparecer la rama de sauce roja.

— ¡Todo el mundo, aparténse!— grito Chu WanNing al tiempo que erigía una barrera para proteger a la gente del pico.

Una vez estuvo seguro, asintió a Mo Ran, quien extendió el látigo exclamando:

— ¡Viento de estacas!

Este era un ataque similar al Viento de TianWen, pero en lugar de usar explosiva energía espiritual lanzaba dagas heladas que atravesaban todo a su alrededor congelando los órganos internos de los objetivos vivos. Con una indicación de Mo Ran, el ataque se disparó y cientos de dagas cristalinas fueron arrojadas en todas direcciones paralizando a los demonios que habían sido liberados al desvanecerse la contención de TianWen. En ese momento el joven se impulsó hacia adelante atravesando al anciano Rulan con la espada BuGui en el pecho para después hacer un segundo ataque cortando su cabeza. Alzando nuevamente la espada en alto, gritó:

— ¡A partir de ahora todos ustedes me obedecen a mí! ¡Soy el príncipe del Desierto del Norte, y no toleraré más insurreciones!

Todos los demonios se arrodillaron ante él, reconociendo su autoridad, y gritaron a una sola voz:

— ¡Larga vida al príncipe Mo!

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora