++ Cuarenta y seis ++

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Mo Ran salió del bar con una sonrisa en los labios. Él era conocido en el establecimiento ya que era uno de los puntos de descanso que tenía la cumbre An Ding para sus discípulos, por lo que sabía que conseguiría información allí.

Chu WanNing esperaba en un restaurante cercano, había pedido un poco de té y bocadillos; para cuando Mo Ran entró al sitio su pedido acababa de llegar.

— Conseguí la información— dijo el muchacho con una sonrisa de oreja a oreja—. Habrá una subasta importante en el pabellón Xuanyuan de la isla LinLing en un par de semanas. Dicen que se subastarán toda clase de armas y objetos legendarios, rarezas que nunca antes se han visto.

— ¿Cómo sabes eso?— preguntó Chu WanNing con suspicacia.

Mo Ran guiñó un ojo y repitió las palabras que Shang QingHua le dijo la primera vez que lo acompañó a ese lugar:

— Los transportistas se enteran de muchas cosas. Hay incluso un objeto valioso que se dice, perteneció a un demonio celestial.

— Entonces debemos centrar nuestra atención en ese objeto— dijo Chu WanNing—. Ya que un demonio celestial está involucrado en esto intentará conseguir ese objeto.

— ¿Cómo sabremos cuál es?

Chu WanNing arqueó una ceja mirando a Mo Ran y dijo sin entrar en detalles:— Pero todavía es temprano…— susurró Mo Ran, añadiendo en voz alta ante la mirada severa de Chu WanNing—. Conozco una posada que está cerca de aquí, podemos ir ahora, si quieres.

Al terminar los bocadillos, el par de maestro y discípulo se dirigieron a aquella posada. En la recepción se encontraba una chica, que sonrió al ver a Mo Ran.

— Joven maestro Mo, que gusto verlo— dijo—. ¿El maestro Shang no viene con usted?

— No, ahora no vengo de parte de la cumbre— dijo Mo Ran—. Necesito dos habitaciones.

— Ay, que pena, pero solo tenemos una disponible. Sin embargo, es una habitación grande y tiene dos camas.

— En ese caso está bien— dijo Chu WanNing, apartando a Mo Ran del pequeño escritorio de recepción, un movimiento que no pasó desapercibido para la chica.

Haciendo un mohín, la muchacha les entregó las llaves de la habitación y los siguió con la mirada mientras se iban. Por su parte, Mo Ran estaba en la nube pensando que su Shizun se había puesto celoso por él, lo que equivaldría a decir que su Shizun sí lo quería y eso era suficiente para él.

— ¿Qué tanto estás mirando?— preguntó Chu WanNing al ver la mirada soñadora de Mo Ran.

— Shizun, no me interesa ella— dijo Mo Ran—. No me interesan las mujeres. 

— ¿Qué te hace pensar que eso me importa?

Chu WanNing agitó las mangas y entró a la habitación, seguido por Mo Ran, que se preguntaba si tío Shen se había portado así de reticente con tío Luo. Debería volver a preguntarles.

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— Este demonio ha tomado el nombre de Meng XiaoFeng.

Mobei-Jun arqueó una ceja viendo a este demonio. En poco tiempo, Meng XiaoFeng se había hecho un nombre importante pasando de ser un discípulo mediocre del pabellón Tianyin a ser uno de los cultivadores más destacados de su generación. El demonio miró a Shang QingHua, que estaba al lado de Mobei-Jun, y el señor de cumbre dijo:

— Él está enterado. Habla. 

— Sus Excelencias, tengo una noticia pero no sé qué tan importante sea— dijo Meng XiaoFeng—. En estos últimos meses la líder del pabellón se ha reunido con uno de los miembros de la secta Gue Yue Yu, pero no he podido averiguar quién es. Solo sé que es uno de los sanadores de la secta. También ha mantenido a su lado a un joven llamado Rong Jiu como su discípulo personal. Sin embargo, el método de cultivo que le ha hecho seguir es… alarmante. 

— ¿A qué te refieres?— inquirió Mobei-Jun.

— Disculpe mi imprecisión, Su Alteza— dijo el demonio—. Pero tengo la impresión de que se trata del cultivo demoníaco creado por uno de los primeros demonios celestiales. 

Mobei-Jun y Shang QingHua intercambiaron una mirada de preocupación y su atención fue captada nuevamente por Meng XiaoFeng.

— En la última conversación que pude oír, escuché que el sanador de Gue Yue Yu le dijo a la líder que necesitaría un pase especial para el pabellón Xuanyuan y que necesitaba enviar a alguien a la isla LinLing.

— Asegúrate de que seas tú a quien manden— dijo Shang QingHua—. Intenta ganarte la confianza de esas dos personas.

— Como usted mande— dijo Meng XiaoFeng y se retiró.

Mobei-Jun miró a Shang QingHua y preguntó sin ambajes:

— ¿Crees que ellos estén aliados con mi tío?

— Es posible— dijo Shang QingHua, pensando detenidamente en ello—. ¿Pero por qué?

— Tal vez les prometió algo que no podrían conseguir por su cuenta.

— Sí, tal vez.

Necesitaban más información para saber cómo proceder. Por lo pronto, debían seguir vigilando.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora