++ Ciento dos ++

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Yue QingYuan fue el primero en recuperar la compostura y dio unos pasos en dirección a NanGong Liu.

—Disculpa. ¿Quién es Su Majestad?

—Su Majestad es Su Majestad —dijo NanGong Liu con la típica lógica infantil de los menores—. Si quieren verlo, pueden subir todo el camino, pero él está ocupado y tal vez no pueda recibirlos.

Xue ZhengYong se echó a reír sin poder evitarlo.

—Xu ShuangLin, él es demasiado, demasiado divertido— dijo.

—¿Qué haremos ahora?— dijo uno de los discípulos del salón JiangDong.

—¿Subimos? ¿Será otra trampa?

Mo Ran decidió adelantarse a todos y subió las escaleras hasta llegar al palacio. Por un momento creyó que le sería difícil abrir las dos magníficas puertas, pero en realidad fue bastante sencillo. Al abrirlas, un escenario dispar lo recibió: de un lado, estaba el cielo; del otro estaba el infierno. Vio caras conocidas allí: en el lado derecho se encontró a Luo XianXian, la joven agraviada de la ciudad de Cai Die, junto a su esposo y su cuñada. En el lado izquierdo vio a todos aquellos que urdieron el engaño junto a NanGong Liu siendo torturados una y otra vez; las risas de alegría y los gritos de dolor se unieron en una cacofonía insoportable, Mo Ran cerró los ojos llevándose las manos a los oídos con tal de aislarse de todo...

Y de repente lo rodeó la oscuridad.

—¿Shizun?— llamó—. ¿Xue Meng? ¿Ha venido alguien?

No hubo respuesta. ¿Por qué estaba todo negro? ¿Por qué...? Un sollozo se escuchó de repente, y Mo Ran se detuvo antes de retomar el camino, siguiendo el sonido. El sollozo se convirtió en un grito, llantos desgarradores se convirtieron en palabras que repetían con una voz infantil una sola cosa:

"¡No quiero que se vaya, lo quiero aquí conmigo!"

De repente, se vio en un extraño funeral. Todas las personas reunidas estaban vestidas de blanco, había algunas expresiones de pesar y había un niño llorando junto a un ataúd cerrado. De todas las cosas que susurraban, Mo Ran solo pudo escuchar claramente dos cosas:

—Dicen que Mo Qingchi fue traicionado por su subordinado de confianza.

—El reino de Liao les quitó la posibilidad de sepultar un cuerpo completo. Es una pena.

Entonces, todos los susurros coincidieron en una sola cosa:

—Es posible que Mo Xi sea abandonado después de esto.

Una segunda voz se hizo presente, Mo Ran sintió un escalofrío al reconocer su propia voz infantil recreando las mismas palabras que había pronunciado mucho tiempo atrás:

"Por favor, que alguien me ayude. Solo quiero sepultar a mi madre"

Mo Ran cerró los ojos nuevamente. Esa vez, si Shang QingHua no lo hubiera encontrado, probablemente habría muerto junto a su madre, siendo un cadáver insepulto igual que ella. Todo lo sufrido en esos cinco años volvía a él, pero no abrió los ojos hasta que sintió una punzada dolorosa en el pecho. Su mirada había enfocado una bayoneta negra que estaba enterrada a la altura de su corazón, y al levantar la cabeza se encontró con una cara conocida.

—Como hermanos, esto es lo último que te puedo enseñar —dijo Gu Mang con frialdad.

Su sangre se estancó, el arma fue retirada de su pecho y él cayó al suelo, perdiendo la consciencia. Cuando abrió los ojos nuevamente, se encontraba frente a una tienda de campaña. Al entrar en ésta, vio de nuevo a Gu Mang, pero en esta ocasión lucía completamente diferente.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora