++ Dos ++

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— QingHua.

Mobei-Jun pronunció el nombre de su amado en un susurro, pensativo. El rey de hielo pensaba en la forma en que habían evolucionado las cosas desde que acompañaron a aquel niño humano. Habían llegado al camposanto, donde sepultaron el cuerpo de la mujer, el demonio había observado a la distancia como el pequeño lloraba desconsoladamente mientras Shang QingHua intentaba consolarlo torpemente, cuando el niño se calmó lo suficiente para poder hablar, el señor de An Ding preguntó:

— Pequeño, ¿cuál es tu nombre?

— Mo...— el niño hipó antes de responder de nuevo—. Mo Ran.

Y luego de decir esas sencillas palabras volvió a llorar. Mobei-Jun vio como el corazón de Shang QingHua se rompió en ese momento. Después de eso, habían parado en una posada, Shang QingHua compró ropa para Mo Ran, lo bañó, lo vistió y después lo alimentó. Entonces, para sorpresa del rey del norte, preguntó:

— ¿Te gustaría venir a vivir con nosotros?

Mo Ran abrió los ojos como platos y asintió con una sonrisa.

— Pero primero debemos buscar a la hermana Xun. Le prometí a madre ir a buscar a Xingtian a buscar a la hermana Xun.

— Bien, bien. Iremos a Xingtian y llevaremos a la hermana Xun con nosotros.

Mobei-Jun no pudo evitar sentirse inquieto. ¿Qué iban a hacer ellos con un niño? Él, el rey demonio de la tierra helada del norte, no tenía ninguna idea de cómo tratar con niños, ni demoníacos ni humanos; apenas había aprendido cómo debía tratar a su pareja y ahora... ¿Ahora tenía que aprender a lidiar con un mocoso?

Que broma.

— QingHua.

— ¿Hmn?

Shang QingHua se removió en la cama, volteando hacia el rey demonio, y abrió los ojos lentamente.

— ¿Algo le preocupa a Dawang?— preguntó con voz somnolienta.

— ¿De verdad quieres llevar a este niño a la montaña?— preguntó Mobei-Jun—. ¿De verdad quieres que nosotros nos hagamos cargo de él?

Shang QingHua puso una mano en la mejilla del demonio, comprendiendo lo que quería decir. Después de todo, él había creado al hermoso ser que tenía enfrente, sabía cuál era su preocupación.

— Sé que Dawang será un excelente padre.

Mobei-Jun frunció el ceño. Él había crecido sin una figura paterna, su padre era demasiado distante con él dejándolo a cargo de su tío, lo cual claramente no había salido bien. No sabía lo que era ser padre, ¿cómo iba él a criar a un niño? ¿Cómo iba él a asumir una figura que había sido inexistente en su vida?

— Dawang no debe preocuparse. Este consorte le ayudará.

Al llegar a Xingtian, buscaron en todos los negocios hasta que llegaron a una casa de compañía. Ahí descubrieron que la hermana Xun era una cantante llamada Xun Feng, y aunque el sitio disimulaba muy bien, pudieron notar que se trataba de un burdel. Incluso un demonio como Mobei-Jun pudo darse cuenta de lo sórdido de aquel lugar.

— Si lo desean, pueden dejar al niño aquí. Cuidaremos bien de ellos dos.

— De hecho, estaba pensando en llevar a Xun Feng conmigo— dijo Shang QingHua—. Vengo de muy lejos y necesito una asistente. Puedo pagarle bien por ella.

Esta vez, a Mobei-Jun no le costó seguir el pensamiento de Shang QingHua: ese no era un ambiente apto para un niño, sumando eso al hecho de que él estaba decidido a cuidar de Mo Ran... él solo decidió mantenerse al margen, escuchando como su consorte negociaba con aquella mujer, discutía, regateaba, hasta que finalmente consiguió lo que quería: la libertad de Xun Feng. De mala gana, la mujer dueña del lugar llamó a uno de sus asistentes para que trajera a Xun Feng y ella fue entregada a Shang QingHua.

— ¡Hermana Xun!— exclamó Mo Ran, explicando a la mujer quién era.

Mobei-Jun solo observó a Shang QingHua explicando a ambos a dónde irían. El rey demonio seguía un poco reacio a adoptar a ese niño, pero había decidido apoyar a Shang QingHua en lo que sea que quisiera hacer. El rey demonio no sabía nada sobre ser padre, pero estaba seguro de que podría hacerlo bien.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora