++ Ochenta y uno ++

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— Shizun, usa esto.

Mo Ran puso sobre los hombros de Chu WanNing una túnica negra, perteneciente al clan Mobei para evitar el frío.

— Con esto evitarás congelarte— dijo el muchacho, guiando el camino.

Chu WanNing lo siguió sin decir nada, preguntándose en qué momento su corazón se había derretido al grado de dejar que su estudiante lo mimara de esta forma. A menos, claro, que no fuera un simple mimo. Estaba seguro que su cultivo era lo suficientemente fuerte para permitirle resistir la temperatura helada del sitio en el que se encontraba… pero no tuvo ánimos de devolverle la túnica a Mo Ran. Por su parte, el joven seguía avanzando preocupándose únicamente por si su maestro seguía a su lado, sin detenerse hasta llegar a los linderos del Palacio de Hielo. Allí vio una figura correr en su dirección, Chu WanNing levantó el brazo para llamar a TianWen pero Mo Ran se lo impidió tomando su muñeca.

— Está bien— dijo.

Había reconocido al demonio que se acercaba, y cuando lo vio solo dijo:

— Mil Colmillos.

El demonio jadeaba, además de tener varias heridas, y se derrumbó a los pies de Mo Ran, agonizando. El muchacho se arrodilló tomándolo en brazos y dijo:

— ¿Recuerdas la primera vez que me abrazaste?

— Casi me lo como, pequeña Alteza— dijo Mil Colmillos con una risa—. Tenga cuidado, es una trampa. El usurpador cuenta con que usted aparezca allí.

El demonio respiró hondo haciendo acopio de sus fuerzas para seguir hablando. 

— No puedo decirle que no vaya— dijo—. Pero puedo advertirle… no confíe en él pabellón Tianyun. Están coludidos…

Tras soltar un último gruñido a manera de despedida, Mil Colmillos murió. Mo Ran cerró los ojos llorando en silencio para después enterrar al demonio bajo la nieve y se puso en pie mirando a Chu WanNing.

— ¿Vendrás conmigo?— preguntó extendiendo una mano—. Shizun… WanNing… te necesito a mi lado.

Chu WanNing tomó la mano de Mo Ran asintiendo con resolución. Su mano libre llamó a TianWen y lanzó un golpe alejando al primer general demonio que iba hacia ellos.

— ¡Chu-zongzhi!— gritó otro general—. Viniendo aquí tan descaradamente a atacar a los nuestros… ¿Estás buscando la muerte?

Una estaca de hielo lo atravesó de arriba abajo, empalando su cuerpo, y la voz amenazante de Mo Ran resonó por todo el lugar. 

— ¿Con qué derecho amenazas a quien amo? ¡Todos ustedes vinieron aquí a buscar la muerte! ¡JianGui, BuGui, los invoco aquí!

La rama de sauce roja emergió de su mano izquierda y la espada de hoja negra emergió de su mano derecha. Mo Ran se lanzó al ataque dispuesto a abrirse paso hasta el palacio, con Chu WanNing cubriendo sus puntos ciegos, ambos lanzando ataques similares con los látigos mientras avanzaban con rapidez entre la marea de demonios que les cerraba el paso, cortando miembros de todos aquellos que se acercaban a atacarlos. 

— Realmente… tanto el hijo como el padre son lobos con piel de cordero.

Mo Ran volteó al escuchar aquellas palabras viendo a uno de los ancianos del clan Mobei. Recordaba a este anciano, era uno de los que lo había mirado con desprecio cuando fue presentado ante el clan, y a lo largo de toda su vida lo había escuchado susurrar a sus espaldas deseando su muerte. El demonio estaba herido y su estado no era muy bueno, escupió un poco de sangre y dijo mirando a Mo Ran con malicia:

— Si le llevo tu cabeza a Shang QingHua, sabrá cuál es su lugar y volverá a temer…

Una espada dorada atravesó el pecho del demonio y éste cayó al suelo, sin vida. Chu WanNing miró a Mo Ran y dijo:

— Sigamos.

Mo Ran asintió, guiando a Chu WanNing hasta el Palacio de Hielo.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora