** Ciento ocho **

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Yue Chenqing había sido un joven impetuoso que tras perderlo todo se había convertido en alguien de espíritu templado y compasivo. Había alcanzado la inmortalidad a la edad de 35 años, por lo que todavía conservaba la apariencia de un hombre de mediana edad apuesto y fuerte.

—¡Pónganse cómodos! —gritó para hacerse oír por encima del ruido—. ¡Llegaremos a nuestro destino en unas horas!

Mo Ran miró a la gente que estaba con él. Vio a Mobei-Jun y Shang QingHua en una orilla, el demonio curaba las heridas del humano que habían sido producidas por el fuego invernal; más allá pudo distinguir a NanGong Si y Ye WangXi junto a Feng Shiyao, que revisaba el estado de ambos, mientras que Xue Meng, Jian Jun Qing y Mei HanXue estaban auxiliando al resto de la gente. Dirigió la mirada hacia el frente y vio a Chu WanNing junto a Gu Mang y Yue Chenqing, una extraña sensación se apoderó de él. ¿Era nostalgia? ¿Eran celos? No podía decirlo con claridad, desde que compartía su cuerpo con el alma de Mo Xi le era muy difícil saber qué pensamientos y emociones eran suyos.

Así que fue al único sitio dónde realmente podía sentirse él mismo en ese momento: caminó hasta arrodillarse junto a Mobei-Jun y se acurrucó en su regazo compartiendo espacio con Shang QingHua. El demonio de hielo puso una mano en su cabeza, acariciando su cabello, y el señor de cumbre le tomó la mano, apretando amorosamente y el joven sonrió sintiéndose en su lugar seguro.

Por su parte, Chu WanNing observó a Yue Chenqing antes de dirigir la mirada hacia el horizonte y preguntó finalmente:

—¿A dónde vamos?

—Al templo Wubei —dijo Gu Mang—. Es el único rincón seguro que tenemos ahora. Los demás serán regresados a sus diversas sectas.

—¿Y nosotros porque nos dirigimos hacia allá? —preguntó Chu WanNing, alterado.

Como respuesta, Gu Mang señaló a sus discípulos, diciendo:

—¿Recuerda lo que mencionó Xu ShuangLin? Mo Ran, Xue Meng, NanGong Si, Ye WangXi y Jian Jun Qing tienen las raíces espirituales necesarias para abrir una grieta celestial. Es probable que Hua BiNan intente usarlos como combustible de la cuarta técnica prohibida, ¿no cree que sería muy obvio si los enviamos a todos a sus sectas?

—Además, el templo Wubei no se mete en los asuntos del mundo —intervino Yue Chenqing—. Nadie sospecharía que están ocultos allí.

Chu WanNing apretó los labios y no dijo nada más. Inevitablemente, sus ojos de fénix terminaron por centrarse nuevamente en Yue Chenqing, movido por el deseo de Murong Chuyi de ver a su sobrino, acercarse y abrazarlo como nunca pudo hacerlo en su vida anterior, pero se contuvo pensando en que, si lo que había visto en la montaña Jiao era correcto y Murong Chen había regresado en otro cuerpo... la posibilidad de que Jiang Yexue lo hubiera hecho era alta y por ende, Yue Chenqing seguía corriendo peligro.

El corazón de Chu WanNing dolió con la tristeza de Murong Chuyi y apartó la mirada.

—¿Chu-zongzhi?

Inesperadamente, Yue Chenqing se había acercado a él. Cuando Chu WanNing volteó a verlo, tragó saliva pensando en lo parecido que era a su cuarto tío; carraspeó levemente y dijo:

—El maestro Huai Zhui me pidió darle un recado. Está muy enfermo y le pide, como última gracia, que lo vea en su lecho antes de morir.

—No tengo interés en verlo —dijo Chu WanNing con brusquedad—. Ese hombre ya no es mi maestro, no tenemos ninguna relación. No estoy obligado a verlo.

—Él podría ayudarle a restablecer su núcleo dorado.

—No quiero recibir nada de él.

Sobre todo, tomando en cuenta que su núcleo dorado había sido arruinado precisamente por él, por una exigencia burda y caprichosa al negarse a seguir sus órdenes de permanecer en el templo, a su lado. Desde que abandonó ese lugar a los quince años, se había jurado a sí mismo que no volvería a poner un pie allí jamás... y sin embargo, se dirigía hacia allá solo para proteger a sus estudiantes; algo que estaba dispuesto a aceptar.

Pero él no volvería a cruzarse con el hombre al que alguna vez llamó Shizun.

&&&&&

Era de noche cuando llegaron a las inmediaciones del templo Wubei.

Shang QingHua, que se había quedado dormido, despertó sobresaltado por un aviso del sistema:

[ Se ha activado una nueva misión. ¿Está dispuesto a aceptarla? ]

"¿Para qué me preguntas?", refunfuñó Shang QingHua. "Claro que acepto"

[ Su misión es asegurarse de que Chu WanNing lea el pergamino entregado por Huai Zhui. Esperamos que se esfuerce para completar la misión ]

El venerable Avión-juju no perdió el tiempo discutiendo, en su lugar echó un vistazo al material original para saber por qué era tan importante la dichosa misión, pero antes de que pudiera mirar algo un grito rompió su concentración. Era un alarido de terror que le erizó los vellos e hizo que toda la gente del navío bajará apenas éste tocó el suelo, en el interior del templo la gente estaba yendo de un lado a otro y una joven sirvienta corrió en dirección a Yue Chenqing al estar familiarizada con él.

—¡Maestro Yue! —exclamó con espanto—. ¡El maestro Huai Zhui está muerto!

Inesperadamente, el primero en correr fue Chu WanNing, seguido a duras penas por Mo Ran. Ante las miradas atónitas de todos, atravesó el lugar hasta llegar al pabellón donde había crecido y se detuvo de golpe al ver a su antiguo maestro. El hombre estaba sentado en el suelo con los ojos cerrados y un pergamino sellado en una mano, cuyo exterior tenía grabado el nombre de Chu WanNing, su cuerpo se había convertido en el de un viejo monje espinoso y un insecto dorado le estaba devorando el rostro con velocidad.

—Shizun —llamó Mo Ran suavemente—. Este insecto...

—Es un gusano —dijo Chu WanNing, su voz era plana y sin vida—. Las personas que odian su apariencia harán que su sangre se infecte con estos gusanos. El gusano cambiará la apariencia del anfitrión, pero a cambio devorará su cuerpo cuando muera.

La pregunta era obvia: ¿por qué el maestro Huai Zhui querría cambiar su apariencia? Chu WanNing dio media vuelta, agitando las mangas con desdén y se abrió paso hasta encontrar un sitio solitario, donde sabía que no sería molestado y allí miró el cielo oscuro, con la mente confundida. Él no era una persona mezquina, y había pensado que si bien no se alegraría de la muerte de Huai Zhui a pesar del odio que le tenía; siempre creyó que no sentiría nada más que una gélida indiferencia al enterarse de la noticia. Sería una triste noticia para el mundo, pero algo que a él ya no le importaba.

Ahora, sin embargo, sentía un inmenso vacío.

Después de todo, era su maestro. Había sido la persona que cuidó de él desde niño, quien al final le salvó la vida para después dejarlo marchar; para bien o para mal había sido la primera persona que le ofreció un sitio al que pudo llamar hogar, y una cercanía que, aunque gélida, estaba allí para él. Fue todo lo que conoció por quince años... y, después de todo, él también era humano. También sentía añoranza, melancolía, y el recordar las pocas veces en que Huai Zhui se comportó con cuidado y calidez hizo que sintiera el vacío de su muerte en ese momento. Chu WanNing volteó al sentir la presencia de alguien más y dijo:

—Sé que estás allí. Deja de esconderte.

Mo Ran salió de su escondite detrás de una columna y se acercó. Para él, Chu WanNing había sido un poco como su padre: una persona inamovible, seria y poderosa, capaz de atacar y defender, imposible de romperse. Sin embargo, ahora podía ver como los ojos determinados de su maestro estaban rojos, del mismo modo en que había podido apreciar más de una vez la ternura asomada en la mirada de Mobei-Jun.

Mo Ran estaba por atestiguar el momento en que Chu WanNing estaría a punto de romperse.

—WanNing... estoy aquí —dijo—. Está bien.

Los brazos de Mo Ran rodearon el cuerpo tembloroso de Chu WanNing, y éste finalmente rompió a llorar ocultando el rostro en su pecho, abrazándolo con fuerza, olvidando por ese momento todo el odio que había sentido por su maestro, recordando al hombre que lo había cuidado con esmero antes de la abrupta ruptura de su relación.

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Sí, gente, yo sé que no es muy probable que Chu WanNing le llore a su maestro de no ser por lo que pasó en la novela, pero no pude dejar de pensar en cómo lidiaría con la noticia. Siento que es como ese familiar con el que estás peleado pero que de todas maneras sientes feo cuando te enteras que algo malo le pasó.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora