++ Veintitrés ++

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Hubo una conmoción en el pico SiSheng esa mañana.

Chu WanNing se distrajo de la práctica que llevaba a cabo con sus discípulos. Había decidido evaluar el progreso en las técnicas de esgrima de Mo Ran y Xue Meng, por lo que usaba a TianWen para atacar a ambos y ellos debían bloquear los ataques con la espada. La práctica había resultado satisfactoria y el maestro estuvo a punto de invocar su espada cuando el alboroto llamó su atención. Frunciendo el ceño levemente, volteó hacia sus discípulos diciendo:

— Esperen aquí— y tras agitar las mangas de su túnica se fue.

Mo Ran y Xue Meng esperaron un momento y después corrieron siguiendo a su maestro hasta la entrada de la secta, donde Xue ZhengYong y Madame Wang estaban junto a dos jóvenes malheridos. Xue Meng dio un respingo al ver al chico y tomando el brazo de Mo Ran dijo:

— Es el hijo del líder de la secta RuFeng, NanGong Si.

— ¿Algo lo habrá atacado en el camino?— preguntó Mo Ran con indiferencia.

Todo lo que tuviera que ver con la secta RuFeng le daba lo mismo. No le deseaba ningún mal a la secta, pero tampoco haría nada por ellos si llegaran a necesitarlo: nunca olvidaría las humillaciones que él y su madre sufrieron allí, pero tampoco olvidaría que fue en esa secta arrogante donde sus padres lo encontraron.

— ¿Qué sucedió?— preguntó Xue ZhengYong.

Durante los últimos días había corrido el rumor de que, debido a su núcleo inestable, NanGong Si se había vuelto loco y la joven que lo acompañaba, Ye WangXi, era una traidora. El paradero de los dos jóvenes había sido desconocido, incluso se decía que Ye WangXi había matado a NanGong Si y se había ocultado en alguna aldea perdida, pero ahora aquí estaban los dos, en un estado lamentable pero completamente vivos; y lo más importante a resaltar era que NanGong Si no tenía ningún signo de ser un loco.

— ¡Chu-gongzi!— exclamó NanGong Si al ver a Chu WanNing, sus ojos inyectados en sangre se pusieron llorosos—. Usted lo sabía y por eso se fue, ¿verdad?

— Lo siento— dijo Chu WanNing, dos palabras que fueron una afirmación a las palabras del joven heredero.

Ye WangXi sujetó a NanGong Si para evitar que cayera al suelo de nuevo, su semblante permanecía estoico e imperturbable. Ambos habían oído los rumores que se decían, por lo que solo consideraron la opción de pedir refugio, pero ahora no parecían tan seguros al respecto.

— Creo que será mejor que nos vayamos— dijo la muchacha.

— De ninguna manera— dijo Chu WanNing, mirando hacia dónde estaban sus discípulos desobedientes—. Mo Ran, Xue Meng, vengan a ofrecer sus respetos a su shidi y su shimei.

La sorpresa en todo el mundo era palpable. Xue ZhengYong carraspeó ligeramente y dijo:

— Yuheng, ¿estás seguro de esto? ¿Qué haremos si NanGong Liu viene a causar problemas por su hijo?

— Gran señor, deje que me encargue del asunto— dijo Chu WanNing—. Yo trataré personalmente con él.

— ¿Y si recurre a la montaña Cang Qiong?

— Yue-shishu es una persona justa— intervino Mo Ran—. No intervendrá si se da cuenta de que el joven maestro es el agraviado en este asunto.

— Entonces, sean bienvenidos al pico SiSheng.

Estando en el Pabellón de Loto Rojo NanGong Si reveló la verdad: había escuchado cómo su padre había revelado haber causado la muerte de su esposa por el arma sagrada que tenía en su poder y estaba conspirando contra el líder de otra secta cuando fue descubierto, en ese momento el joven huyó. Xu ShuangLing, uno de los ancianos de la secta, lo había encontrado y se las arregló para facilitar su salida con Ye WangXi acompañándolo, ya que si se quedaba ella estaría en peligro. Con esta nueva información, Mo Ran supuso que los rumores habían sido esparcidos por el propio NanGong Liu y su recelo por NanGong Si disminuyó.

— No podemos dejar que los saquen de aquí— dijo Xue Meng, lívido de rabia. Él jamás había oído de nadie que fuera tan despreciable.

A excepción de Shi Mei, obvio.

— No se irán de aquí— dijo Chu WanNing.

— Shizun, déjame escribir a la montaña Cang Qiong— pidió Mo Ran—. Yue-shishu debe saber de esto antes de que NanGong Liu le mienta.

— El gran señor se está encargando de eso.

Días después, NanGong Liu se presentó en el pico SiSheng solo para ser pateado fuera por Chu WanNing, con una seca despedida:

— NanGong Si y Ye WangXi ahora son parte del pico SiSheng y son mis discípulos. ¡No vuelva a mostrar su cara por aquí si aprecia en algo su secta!

Chu WanNing odiaba tener que seguir guardando silencio respecto a la naturaleza despreciable de NanGong Liu, pero en este momento era más importante mantener a salvo a NanGong Si y a Ye WangXi y esta era la única forma, de ese modo tampoco arrastraría al pico SiSheng en la posible venganza de NanGong Liu si llegaba a perder su lugar.


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Shizun perdió un discípulo pero ganó dos <3

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora