— Hace mucho que un espíritu tan fuerte como el tuyo no venía aquí.
GouChen-shanggong tenía una apariencia etérea, digna de un dios, una amplia sonrisa y palabras humildes, con las que elogió a los discípulos antes de fijarse en Mo Ran.
— Creo que tengo el arma indicada para ti, pero lo mejor será que bajen al fondo del lago.
La divinidad se fijó en Chu WanNing, y soltó una exclamación de sorpresa.
— ¡Eres tú! ¿Has estado satisfecho con las dos armas que te di?
Chu WanNing frunció el ceño, pero asintió sin decir nada más y el grupo se internó en el fondo del lago donde se asentaba una ciudad. Luego de merodear un rato llegaron a la armería de GouChen-shanggong y un espíritu de zorro se llevó a Mo Ran consigo entregándole una caja.
— Solo tu persona amada podrá abrirlo— le dijo antes de regresarlo con el resto.
Mo Ran pensó en ello por un tiempo y finalmente se la tendió a Chu WanNing.
— Shizun, ¿me ayuda a abrirla?
Chu WanNing observó la caja y finalmente extendió una mano para abrir la caja revelando lo que había en su interior: una rama de sauce que se volvió roja en cuanto Mo Ran la tomó. La rama era extremadamente caliente y el muchacho sintió como las yemas de sus dedos se quemaban con el contacto, pero le fue imposible soltarla.
— ¡Ah! ¡Que demonios!— exclamó.
En ese momento se dio cuenta de su error y quiso hacerse bolita para que se lo tragara la tierra. ¡Acababa de ponerle un nombre estúpido a la rama! Pero, en su defensa, le quemaba mucho y no pudo pensar en nada mejor. De hecho no podía pensar en nada, al igual que en ese momento cuando JianGui se adhirió a su cuerpo. ¡Su sangre era fría y la rama le quemaba! ¡Dolía! ¡Dolía mucho! Una lágrima se deslizó por su mejilla y la secó rápidamente, lo mejor que podía hacer era disimular para que nadie sospechara nada.
El grupo iba a pasar la noche allí, por lo que cada uno fue instalado en una habitación y estando a solas Mo Ran extendió el brazo. Un feo amasijo de venas negras podía verse a través de la piel, producto de los sitios por donde la rama de sauce roja se había abierto paso para fusionarse con sus huesos; el joven se armó de valor y puso la mano sobre el antebrazo aplicando un poco de magia de hielo, mordiéndose la lengua para no gritar con tanta fuerza que se sacó sangre mientras las lágrimas caían libremente por sus mejillas. El arma sagrada en su interior luchaba con la sangre de demonio celestial que corría por sus venas hasta que, luego de unos angustiosos minutos, pudieron fusionarse correctamente y el joven retiró la mano, notando que ya no había nada. Mo Ran suspiró de alivio mientras pensaba en qué excusa dar por su lengua lastimada cuando escuchó un alboroto proveniente de afuera y frunció el ceño.
Parecía ser el ruido de una pelea… justo fuera de su cuarto.
Mo Ran salió corriendo siendo envuelto en los brazos de Chu WanNing y levantó la mirada. Los ojos de fénix lo miraron seductoramente al tiempo que una sonrisa cálida y dulce se formó en sus labios.
— Shizun… — dijo Mo Ran.
— No tienes nada que temer— dijo Chu WanNing acariciando su cabeza al tiempo que se agachaba hacia él.
Sus labios se tocaron, y Chu WanNing tomó a Mo Ran del rostro. De repente, el muchacho lo empujó violentamente al tiempo que un látigo dorado se enrollaba a su alrededor, comprimiendo su forma hasta destrozarlo por completo revelando su forma: un espíritu zorro que se deshizo en polvo. Y en medio de todo ese polvo se distinguió una brillante pieza de ajedrez.
— Ajedrez Zhenlong— dijo Mo Ran.
— ¿Cómo sabes eso?
Chu WanNing, el verdadero Chu WanNing, apareció frente a Mo Ran, y éste bajó la mirada.
— Cuando tenía la flor del odio encontré un libro en la biblioteca donde se hablaba de esa técnica y lo leí— dijo—. Lo siento, Shizun.
— Deja de lamentarte— replicó Chu WanNing—. Tu conocimiento podría sernos de ayuda ahora. Tenemos que encontrar a los demás.
Mientras caminaban, Mo Ran se dio cuenta de que todo lo que habían visto anteriormente era una fachada y un ramalazo de terror lo recorrió al notar que todos eran marionetas de Ajedrez Zhenlong.
— Shizun…
— Sus almas inmortales fueron extraídas— dijo Chu WanNing—. Casi todas las bestias divinas fueron atacadas.
— ¿Casi?
— Las únicas excepciones fueron Pixiu, Shang Yang y Qilin. Tanto tu arma como las armas que obtuvieron Xue Meng, NanGong Si y Ye WangXi son verdaderas.
— ¿Quién sería capaz de hacer eso?
Chu WanNing negó con la cabeza. Ambos siguieron caminando hasta llegar a lo que parecía ser una caldera con diversas celdas, de las cuales tres se encontraban ocupadas. En ese momento un dragón esquelético saltó a su encuentro.
— Ve por ellos— indicó Chu WanNing mientras su atención se dirigía al dragón.
Mo Ran corrió hasta llegar a las celdas, hechas de raíces de madera. En el interior pudo ver a sus compañeros, y tras asegurarse de que nadie lo estaba viendo congeló las puertas para después romperlas con JianGui. El primero en despertar fue Xue Meng, que salió de su prisión inmediatamente, seguido por sus hermanos marciales. En el momento que Chu WanNing se acercó a ellos, una forma emergió de la caldera.
Era el encadenado ZhaiXin Liu.
— ¿Qué ocurrió aquí?— preguntó Chu WanNing.
— Él vino y tomó todas las almas que pudo— dijo ZhaiXin Liu—. El maestro de hielo ha sido liberado, la cuarta técnica prohibida ha llegado al mundo. Si uno de ustedes tiene una ficha, será usado como reloj.
Tras estas palabras, el espíritu perdió su conciencia comenzando a atacar.
— ¿Quién de ustedes tiene una ficha?— preguntó con urgencia Chu WanNing.
Sin embargo, ya había recibido la respuesta: Mo Ran tenía la mirada fija en la mano, observando la ficha.
— Dámela. Mo WeiYu, dame la ficha.
Pero antes de que pudiera moverse cientos de ramas aparecieron, atravesando el cuerpo de Mo Ran al tiempo que todos los demás caían dormidos.
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Una nueva vida
FanfictionShang QingHua no entendía qué quería decir el nuevo mensaje del sistema, hasta que una visita a una nueva secta le da la respuesta, y una responsabilidad que no esperaba tener pero que estaba dispuesto a afrontar. Fanfic inspirado en el one-shot "Se...