++ Setenta y nueve ++

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El clima frío de la ciudad de YinYang había sido suficiente para restablecer la energía de Mobei-Jun, que se sintió mejor a los pocos días de su llegada y ahora estaba listo para partir. O lo estaría de no tener una pequeña sanguijuela de nombre Mo Ran pegada al cuerpo.

Shang QingHua se mordió la lengua para no reírse en ese instante y lamentó no estar en la época moderna. Así el venerable Avión-juju sacaría su celular y tomaría una foto para preservar este momento para la posteridad. ¡Es que era demasiado adorable! Lo amaba, cosas como esta le hacían pensar que valió la pena quedar cinco años en coma con tal de que su niño siguiera siendo un alma pura y feliz.

— Mo Ran— dijo Mobei-Jun con lentitud—. No es como si no fueras a verme de nuevo.

Mo Ran, con el rostro oculto en el pecho del demonio, se negó a moverse y se quedó allí hasta que Chu WanNing le llamó.

— ¡Mo WeiYu!— exclamó el maestro.

— Presente— dijo el muchacho con una sonrisa volteando hacia él.

Aún así, permaneció un momento más pegado a Mobei-Jun antes de separarse y despedirse de Shang QingHua.

— Tengan cuidado— dijo.

— Lo tendremos, A-Ran— dijo Shang QingHua—. Tú no te preocupes y vuelve al pico SiSheng para seguir tu cultivo.

El señor de cumbre tomó el rostro de su hijo con ambas manos y dijo:

— No permitas que nadie se apodere de tí.

Tras decir esto, Shang QingHua soltó a Mo Ran y se fue junto a Mobei-Jun. Apenas estuvieron fuera de la vista, Chu WanNing se acercó a Mo Ran y lo tomó de la muñeca revisando su pulso cuidadosamente; al cabo de un rato lo soltó frunciendo el ceño y dijo:

— No hay nada raro en tí.

— Eso debe ser porque el alma de Xihe-Jun debe estar perfectamente acoplada a la mía— dijo Mo Ran, que había pensado en eso minuciosamente—. Además, por lo que tengo entendido él no fue una mala persona, por lo que no habría ningún mal karma del pasado que arrastrara hacia mí. Shizun, no debes preocuparte.

Mo Ran estaba seguro de que Mo Xi no tenía intenciones maliciosas hacia él, por lo que no estaba preocupado en ese aspecto. Su preocupación estaba en otro lado.

— ¿Crees que Xue Meng, NanGong Si y Ye WangXi lograron escapar?— preguntó.

— Lo hicieron— dijo Chu WanNing, que los había visto seguir a Xue ZhengYong a bordo de la espada de Jiang Xi, el líder de la secta Gue Yue Ye.

— ¿Crees que Feng Shiyao esté bien?

La expresión tranquila de Chu WanNing se crispó con disgusto.

— Eso espero— dijo.

Gu Mang podría ser una leyenda, pero si llegaba a hacerle algo a su discípula iba a hacerle comer a TianWen. La atención de Chu WanNing se dirigió de nuevo a Mo Ran, que había tomado su mano, y el joven dijo con algo de dulzura:

— Shizun está tenso. Permita a este discípulo que lo acompañe a las aguas termales.

Y sin dejarle siquiera negarse, lo jaló en dirección al lugar indicado. Chu WanNing entendió entonces que el nombre YinYang hacía alusión a la disparidad de la ciudad: mientras el sitio era generalmente frío, las aguas termales eran cálidas y permitían regular la temperatura del sitio volviéndola soportable para los humanos. Ambos entraron a las aguas termales, y la tensión que habían cargado hasta ese momento se disipó. Inesperadamente, Mo Ran terminó quedándose dormido con la mitad superior del cuerpo recargada en una piedra que le servía de soporte mientras que la parte inferior permaneció sumergida en el agua. ChuWanNing se sumergió en el agua y arribó a la superficie un momento después, pensando en lo sucedido durante el ataque de la secta RuFeng. En ese momento, mientras contrarrestaba los hechizos malvados de las personas afectadas por el ajedrez Zhenlong, había recordado el momento en que NanGong Liu había arrancado el corazón de madame Rong haciendo caso a la petición de la bestia divina invocada por él. En ese entonces aún era tonto e ingenuo, por lo que creyó en las palabras del líder de la secta respecto a NanGong Si.

Había decidido dejarlo vivir, pero no podía soportar ver su cara así que abandonó la secta RuFeng.

Sin embargo, cuando años después decidió perseguir a su hijo, Chu WanNing ya no pudo tolerarlo y acogió a NanGong Si bajo su protección, usando ese secreto para mantener a su padre lejos. Recordando la petición de Rong Yan para que acogiera a NanGong Si como su discípulo, Chu WanNing lo adoptó tanto a él como a su compañera.

Su mente fue más allá, recordando la historia de los hermanos NanGong. Por muchos años, se había creído que NanGong Xu había robado un hechizo creado por NanGong Liu, pero la realidad había sido otra: en realidad, fue NanGong Liu quién robó el mérito de su hermano en complicidad con muchas otras personas, todo para evitar perder el liderazgo de la secta. Y Luo FengHua, que era el maestro de ambos, terminó en medio de los dos.

Chu WanNing sentía que había algo más detrás de todo esto, pero aún le faltaban piezas para discernir el rompecabezas por completo. De lo único que estaba completamente seguro era que tendría noticias de él pronto. Esto aún no había terminado.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora