++ Setenta ++

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Xu ShuangLin observó a los tres jóvenes frente a él con expresión divertida. Ye WangXi suspiró levemente y dijo:

— Yifu, ¿no te importa si se quedan aquí un rato?

— No, para nada— dijo Xu ShuangLin con una sonrisa—. Tus hermanos marciales son bienvenidos en mi patio. Iré a traer unos bocadillos.

— No olvides los zapatos— dijo Ye WangXi con una sonrisa.

Apenas estuvieron solos, Ye WangXi volteó hacia Mo Ran, Xue Meng y NanGong Si con un gesto comprensivo.

— ¿Qué pasó?— preguntó.

— NanGong Liu— dijo NanGong Si.

— Mei HanXue— dijo Xue Meng.

— NanGong Yan— dijo Mo Ran.

— Ya veo— dijo Ye WangXi.

Habían pasado tres días desde su llegada. En esos tres días NanGong Liu había perseguido a NanGong Si hasta el cansancio en un vano intento de reconciliarse con él, Xue Meng se había encontrado con Mei HanXue teniendo un mal rato y NanGong Yan había aprovechado la repentina ausencia de Shang QingHua para ir a ver a Mo Ran. Sobra decir que ninguno de estos encuentros fue bien recibido.

— Él… se deshizo de todos los lobos que había criado antes de irme— dijo NanGong Si con amargura.

— No todos.

Zhang SuiYing había aparecido en algún momento de su conversación con un cachorro de lobo en los brazos. El joven sonrió y dijo:

— Pude convencerlo de dejarme uno. Este es uno de sus hijos, pensé que te alegraría tenerlo.

NanGong Si tomó al cachorro con cuidado y lo examinó, sonriendo.

— Gracias.

Zhang SuiYing asintió y se fue. NanGong Si acarició al cachorro y luego miró a Mo Ran.

— ¿Llegaste a verlo?— preguntó refiriéndose a Zhang SuiYing.

— No mucho— dijo Mo Ran—. Aparecía de vez en cuando para recibir las entregas de su cumbre, pero hasta ahí. Los maestros armeros y sus discípulos son muy reservados.

— Supongo que deben serlo— intervino Xu ShuangLin dejando una bandeja de té y galletas—. Así evitan que alguien les robe sus creaciones.

Había una pizca de amargura en sus palabras, pero ninguno de los chicos le prestó atención, cada uno inmerso en sus propias cosas. Antes de irse, Xu ShuangLin le prestó especial atención a NanGong Si y Ye WangXi, observando atentamente a cada uno, sacudió la cabeza y se fue. 

— ¿Y qué hay de Song QiuTong?— preguntó Xue Meng—. Algo raro tiene. 

Los tres chicos miraron a Ye WangXi, que estaba bebiendo té. La muchacha bajó la taza, pensó un poco al respecto y dijo:

— No encontré nada especialmente resaltable, pero en ese momento estábamos luchando. 

Por supuesto, Ye WangXi era una dama y no hablaría bien o mal de otras personas aún si tuviera un trato cercano con ellas, por lo que sus hermanos marciales no obtuvieron más de ella. Finalmente, dejaron el tema de los novios de lado y conversaron de otras cosas.

— ¿Supieron del robo de armas de hace unas semanas?— inquirió Mo Ran con interés—. Dicen que Mo Nian estaba entre los involucrados.

Xue Meng arrugó la nariz con disgusto.

— Ese idiota causará su propia ruina tarde o temprano— dijo—. Pero… ¿Qué hacía él robando armas? No es como si fuera muy bueno con ellas. 

— Tal vez querría venderlas en el mercado negro— sugirió NanGong Si—. Por lo que sé, eran armas sagradas muy codiciadas.

— Pero de ese modo se sabría que fue él quien estuvo detrás— dijo Mo Ran—. Y Mo Nian no me parece un tipo muy inteligente que digamos. 

— La desesperación suele ser mala consejera, Mo-shixiong— dijo Ye WangXi.

Ese era un buen punto. Pero aún así había algo sospechoso en el asunto.

❁❁❁❁❁

Algo cortito porque ajá.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora