++ Cuarenta y ocho ++

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NanGong Liu cayó al suelo con un golpe de Shang QingHua. El señor de la cumbre An Ding estaba furioso: este tipo había llegado a la montaña alegando que Mo Ran estaba oculto allí, junto con Chu WanNing. De otro modo, ¿por qué Shen QingQiu traería a los demás discípulos del anciano YuHeng a su propia cumbre tan generosamente? Era obvio que Mo Ran estaba escondido bajo el ala de su padre.

Así pues, el lider de la secta RuFeng acudió a An Ding junto con sus guardias y registraron el lugar de pé a pá sin hallar ni un rastro del muchacho. Y no conforme con eso, NanGong Liu quiso acusar a Shang QingHua de ocultar a Mo Ran en su propia morada, argumentando que estaban encubriendo sus crímenes. Aquello fue más de lo que Shang QingHua iba a soportar por lo que simplemente lo pateó fuera.

— ¡No hay ningún crimen que encubrir, viejo pedo!— gritó Shang QingHua—. Ya se demostró que mi hijo no tuvo nada que ver con el crimen de la tribu emplumada, deje de molestar y vaya a ocuparse de sus propios asuntos.

El hombre pareció querer discutir, por lo que Shang QingHua se limitó a patearlo fuera de su cumbre. Una vez el tipo y sus guardias se fueron, Shang QingHua agitó las manos llamando la atención de sus discípulos.

— Aquí no ha pasado nada— dijo—. Sigamos adelante, no podemos retrasarnos con los pedidos de la secta, no quiero a nadie haciendo horas extra.

— ¡Si, Shizun!— exclamaron los discípulos al unísono.

Shang QingHua llamó a Li Mingzhe y le dijo:

— Te dejo a cargo, estaré en mi despacho arreglando el papeleo. No quiero ser molestado a menos que sea importante.

— Como diga, Shizun— dijo Li Mingzhe.

El líder de la cumbre se retiró a su despacho y se dejó caer en la silla, mirando la cantidad insana de pergaminos que debía acomodar. La cantidad de trabajo le hizo suspirar con resignación y en ese momento unos dedos fríos se apoyaron en sus sienes, masajeando suavemente. El cultivador cerró los ojos abandonándose a esa sensación con una sonrisa.

— ¿Tienes mucho trabajo qué hacer?— preguntó Mobei-Jun.

— En esta cumbre siempre hay trabajo que hacer, Dawang— dijo Shang QingHua.

— No te molestaré.

— Dawang nunca me molesta.

Ambos se mantuvieron en un silencio agradable y luego de un rato Mobei-Jun se deslizó silenciosamente frente a Shang QingHua, momento en que el humano comenzó con su trabajo separando los pergaminos entre cosas que debían atenderse con urgencia y cosas que podía dejar a sus discípulos. Mientras trabajaba en eso, Shang QingHua preguntó sin levantar la mirada:

— ¿Algo le molesta a Dawang?

— ¿Cómo lo sabes?— preguntó a su vez Mobei-Jun.

— Llevamos muchos años juntos, sé cuándo algo te pasa. ¿Es un asunto del reino del Norte?

— El consejo de ancianos quiere que tome una concubina.

Shang QingHua se detuvo con un pergamino en ambas manos, mirando a Mobei-Jun con una mezcla de miedo y duda. Sabía que tarde o temprano llegaría ese día, solo esperaba no convertirse en una esposa despreciada.

No, que mierda. Más le valía a este demonio suyo haberse negado o le iba a cortar las bolas. Ninguna concubina iba a quitarle lo que se ganó por derecho.

— Por supuesto, dije que no— dijo Mobei-Jun con calma—. No necesito más familia que tú y A-Ran. 

— ¿Y qué te dijeron?— preguntó Shang QingHua dejando los pergaminos en sus respectivos lugares.

— Insisten en que el clan debe tener un líder de sangre demoníaca pura. Se niegan a reconocer a Mo Ran como mi hijo.

Shang QingHua se llevó las dos manos a la cabeza cubriendo su rostro, pensando en las posibilidades que esto abría, en lo que esos viejos estirados harían para lograr su objetivo.

— Es posible que me quieran matar— dijo por fin—. O que intenten algo contra nuestro hijo.

— Tienen la orden de Luo BingHe de no actuar en su contra— dijo Mobei-Jun—. Si algo les pasa a ustedes ellos serán completamente responsables y serán ejecutados.

— Tal vez quieran usar el truco barato de meterle a alguien a la cama.

— Dormiré aquí cuando no puedas ir al palacio.

— ¿Y si inician ritos de cortejo?

— Tendré que rechazarlos.

Shang QingHua sonrió, negando con la cabeza al tiempo que bajaba las manos.

— Pensaste en todo.

— No quiero desterrar al consejo. Eso provocaría una separación en el clan.

Y a nadie le convenía que el clan Mobei se fragmentara. Shang QingHua le tomó las manos a Mobei-Jun pensando en ejercitar su memoria para recordar todos los guiones recortados que había dejado en Internet para estar preparado en cuanto uno de éstos le explotará en la cara.

— ¿Has sabido algo de Mo Ran?— preguntó Mobei-Jun luego de un rato.

— Él ha usado toda la red de posadas que dan informes a mi cumbre— dijo Shang QingHua con un tono de orgullo—. Se han puesto en camino a la isla LinLing, es probable que lleguen en tres o cuatro días. Meng XiaoFeng se reunirá con ellos en el pabellón Xuanyuan.

— ¿Ha tenido suerte?

Shang QingHua asintió con gesto ufano.

— El sanador de Gue Yue Yu que vio en el pabellón Tianyin se llama Hua BiNan— dijo—. ¿Crees que sea excesivo enviar a alguien a seguirlo?

— Bueno, se trata de Mo Ran— dijo Mobei-Jun.

Lo cual quería decir que no había nada excesivo cuando se trataba de su hijo. Shang QingHua sonrió y dijo:

— Te alegrará saber entonces que le pedí a Meng XiaoFeng pegarle una polilla.

Lo único que Mobei-Jun pensó en ese momento, impresionado, fue que era muy afortunado de tener a Shang QingHua de su lado.

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Shang QingHua está sacando las garras, sí señor. En mi humilde opinión el hermano Avión tiene todo el potencial de ser una mente maestra y en este fic va a empezar a sacar ese potencial, sí señor.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora