Mo Ran siguió a Chu WanNing hasta su habitación, lejos de miradas indiscretas, donde tendrían privacidad para lo que iban a hacer.
—Shizun… —dijo Mo Ran, cerrando la boca al ser fulminado por los ojos de fénix de su maestro. Pocos segundos después, Chu WanNing desvió la mirada y dijo:
—Lo siento. Este maestro es incompetente ahora mismo.
Mo Ran tentó su suerte tomando las manos de Chu WanNing con suavidad, tomó como buena señal que el mayor no lo rechazara, y besó sus nudillos con devoción.
—Shizun, ¿te conté alguna vez como llegué a la montaña Cang Qiong? —inquirió mirando a Chu WanNing, que volteó hacia él con confusión.
—No— dijo llanamente.
—NanGong Yan rechazó a mi madre para no alterar a su esposa, y después murió— dijo Mo Ran sin entrar en detalles.
No habló de cómo el hombre los había mirado con una mezcla de anhelo y lástima, de cómo su madre había muerto de hambre y de como la esposa de ese hombre también había muerto. En su lugar, dijo:
—Cuando mi madre murió, fui a buscarlo para pedirle dinero pero me echó. Yo solo quería que me ayudara a enterrar a mi madre, pero me negó incluso eso; y fueron mis padres adoptivos quienes me ayudaron.
Mo Ran recordó la forma en que Shang QingHua lo abrazó para consolarlo. A él no le importó que fuera un niño sucio y andrajoso lleno de pulgas, el señor de cumbre lo sostuvo entre sus brazos como si fuera un preciado tesoro, lo cuidó y lo llevó con él. Le dio un hogar.
—El caso es, que NanGong Yan fue a buscarme cuando fuimos a la secta RuFeng para la boda de Zhang SuiYing. Y yo me negué a escucharlo.
Chu WanNing entendió finalmente a dónde quería llegar Mo Ran y su mirada se suavizó. No estaba acostumbrado a ser consolado por nadie, por lo que en un principio se sintió extraño.
—Mo Ran…
—Lo que quiero decir, es que está bien si no quieres ver lo que el maestro Huai Zhui dejó para ti —le interrumpió Mo Ran—. No estás obligado a verlo. WanNing, no le debes nada a nadie. Es el mundo el que te debe.
—Es su última voluntad —dijo Chu WanNing—. No soy tan mezquino como para rechazarlo. Lo que vea, tú lo verás.
Mo Ran hizo un gesto de sorpresa, pero asintió. Chu WanNing tomó el pergamino por ambos extremos y lo abrió, usando su propio poder espiritual para expandir la imagen que se mostraría en un inicio. Lo que ambos vieron los asombró: se encontraban en la ciudad de Lin An, antes de la catástrofe que terminaría con la destrucción de la ciudad. Vieron a un joven sollozando mientras sujetaba un cuerpo, vieron como el cadáver era arrebatado de sus brazos para ser cortado en pedazos, y vieron a aquel joven jurar venganza contra esos ciudadanos despiadados.
Ese joven era Huai Zhui.
Vieron como el joven se unía para conspirar con el rey fantasma, y la familiar imagen de la muerte de Chu Lan apareció ante sus ojos, para después ver la muerte de Chu Xun y cómo el hombre arrancaba su núcleo dorado para facilitar el escape de la gente que lloraba por él. Después, vieron como Huai Zhui trataba desesperadamente de reparar su error tras enterarse de que la madre y el hijo vivían con sus almas fusionadas en el inframundo.
Fue entonces que, arrepentido por su error, decidió buscar una forma de ayudar a la reencarnación de estás almas, lo que le costó su destierro del inframundo por el noveno rey fantasma al que había jurado su lealtad.
—Vivirás hasta que la energía del inframundo se termine —declaró el rey fantasma—. Cuando mueras, irás al infierno inquebrantable y no podrás reencarnar. Es tu castigo por conspirar para el viejo maestro.
A pesar de ello, Huai Zhui vagó entre la tierra y el inframundo, sin atreverse a pasar mucho tiempo en éste último. Aunque sus culpas del pasado no podrían limpiarse, siguió averiguando cómo restablecer en el ciclo de reencarnación a Chu Lan y a su madre. Supo que la señora Chu podría regresar al ciclo de reencarnación después de un tiempo, pero el espíritu de su hijo se había hecho añicos y corría el riesgo de desaparecer definitivamente. Huai Zhui buscó opciones para salvar al niño, sin tener éxito hasta que sus pesquisas lo llevaron al mar del Este.
A la misma isla que Mo Xi y Gu Mang vieron en los recuerdos de la reina Wuyan.
Ni Mo Ran ni Chu WanNing sabían que era lo que Huai Zhui haría, pero Mo Xi pudo adivinarlo: Huai Zhui buscaría el árbol sagrado Bosque Divino del Emperador de la Llama. Y cuando el hombre llegó ante aquel árbol, la pareja que observaba sus recuerdos dio un restaurante unánime. Cientos de leyendas se forjaron alrededor del Bosque Divino del Emperador de la Llama, entre los que se contaba sus habilidades: podía salvar la carne y huesos de los muertos, podía refinarse un arma divina más poderosa incluso que las armas sagradas del lago JinChen, podía incluso ayudar a alcanzar la inmortalidad sin tener que pasar por el sufrimiento de la reencarnación. Sin embargo, había un uso que nadie sabía que podía emplearse.
—El Bosque Divino del Emperador de la Llama tiene su espíritu propio. Si se forja en un núcleo espiritual se puede alcanzar la inmortalidad. Sin embargo, con esta madera puede tallarse una persona viva y dale vida.
Mo Ran se quedó estupefacto. ¿La madera divina puede usarse para crear una persona viva?
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Una nueva vida
FanfictionShang QingHua no entendía qué quería decir el nuevo mensaje del sistema, hasta que una visita a una nueva secta le da la respuesta, y una responsabilidad que no esperaba tener pero que estaba dispuesto a afrontar. Fanfic inspirado en el one-shot "Se...