𝗦𝗔𝗠𝗨𝗘𝗟

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Amaba trabajar en la calle de Big Deal, estaba muy agradecida cuando Sinu me aceptó y me puso a trabajar en una pequeña tienda, pensé que me rechazaría por mi pasado, pero no fue así, ni siquiera le importo mi anterior trabajo.

Lo único detestable era aquel estúpido que se creía jefe revisando mi tienda.

—¿Qué haces aquí? —pregunto cuando lo veo entrar.

—Vengo a revisar, acaso no es obvio.

Toma asiento en el pequeño sofá y me mira por un momento.

—¿Y por qué revisas mi cara? —inquiero logrando que aparte la vista.

—Eres insoportable por eso no tienes muchos clientes —refunfuña.

—No vienen porque a nadie le gusta tu presencia, Samuel —me burlo mientras leo una revista.

—Eres muy holgazana, las otras chicas al menos acosan a los clientes enseñándoles la ropa.

—Pues yo no insisto —digo cambiando de página—. Si quieren compran y si no, pues no.

—Con esa actitud nunca venderás nada.

—Entonces si eres tan experto porque no vendes tú —me quejo ya irritada.

—No lo haré, si me pongo a vender esta calle se llenará de chicas acosadoras.

—No puedo creer lo humilde que eres.

—No puedo creer lo tonta que eres.

—Mejor vete a molestar a las otras tiendas —protesto lanzando la revista al suelo y me acerco para sacarlo del sofá donde está sentado—. Muévete.

A pesar de que lo empujo con todas mis fuerzas él ni quiera se inmuta.

—¿En serio crees poder sacarme?

—Lo intentaré —suspiro cansada de no lograr que se mueva—. ¿Por qué solo vienes a molestar a mi tienda? También deberías molestar a las otras.

Lo veo sonreír y se pone de pie haciendo que caiga, me da un leve golpe en la frente con su dedo índice.

—Te dije que eras una tonta —dice burlón—. No te das cuenta de nada.



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Han pasado varios días desde que vinieron unos tipos extraños, no sé qué paso solos sé que Sinu está grave, ni siquiera Samuel ha venido a molestarme como de costumbre.

Ahora delante de mi esta la persona con la que nunca esperé interactuar.

—No han vendido mucho ¿verdad? —asiento con la cabeza, hablar con Old Face me incomodaba mucho—. No te preocupes tengo un plan para subir las ventas.

—Qué bueno... —digo tratando de sonreírle.

—Solo tienes que volver a tu antiguo trabajo —dice con simpleza provocándome un escalofrío

—¿Qué...? ¿Mi antiguo trabajo? —trato de hacerme la desentendida unos segundos.

—¿Creíste que no lo sabía? A las prostitutas se les nota en el rostro lo que son.

Aun cuando me siento tan humillada, no puedo evitar pensar si esa es la razón por la que Samuel suele mirarme tanto, tal vez se dio cuenta de qué trabajaba antes.

𝗟𝗢𝗢𝗞𝗜𝗦𝗠┊𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora