𝗚𝗢𝗢

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Me sostengo el estómago porque me duele demasiado.

Me duele de tanto reírme.

DG parece alguien serio y aburrido, pero la verdad es que una vez que entras en confianza, es bastante divertido.

—¡Es verdad! Lo único pensé en esos momentos fue: "Está loca" —explica mientras avanzamos por el pasillo.

—No puede ser DG, como pensaste eso de ella —digo limpiando algunas lágrimas de risa.

—Lo digo en serio —nos detenemos y me mira confundido—. Tampoco era algo tan gracioso, ¿por qué te ríes de todo?

—Lo sé, pero la forma en que lo explicaste fue graciosa.

—¿Soy un payaso para ti? —inquiere tocándose el mentón.

—Claro, con ese cabello color rosa solo te falta la nariz de payaso —me burlo logrando que frunza el ceño.

—Quien diría que eras tan mala —murmura tironeando de mi mejilla.

Cuando me suelta me sobo la mejilla y me restriego los ojos con cansancio, cuando los abro lo primero que debería ver seria a DG, sin embargo, veo una espalda y ni siquiera me molesto en saber quién es, lo reconozco de inmediato.

Literalmente Goo está en medio de nosotros como si fuera lo más normal.

—Bien, los dejo —dice DG confundido retirándose.

Entro a mi oficina siendo seguida por Goo.

—¿Qué fue eso? —pregunta con las manos en las caderas.

—¿Qué fue qué?

—Eso de... —se pone a dar saltos mientras mueve las manos hacia arriba exageradamente tratando de imitarme— "Oh eres tan gracioso DG" "Jamás me había reído tanto" "Quiero casarme contigo"—dice con voz chillona.

—¿Qué te pasa? Yo no hablo así y no le dije eso último.

—No hablas así —concuerda—. Pero esa voz tenías cuando hablabas con DG.

—Claro que no —gruño sentándome en la silla giratoria—. Estás exagerando.

—Tu exageras, lo que decía DG no era para nada gracioso.

—¿Nos estabas siguiendo?

—Por supuesto —confiesa con descaro—. Lo único en lo que tenías razón es en que parece un payaso.

—¡Eres un entrometido!

—¡Claro! —dice como si nada mientras gira la silla en la que estoy sentada—. Crees que me agrada que la chica que me gusta se ría con otros.

—Deja de decir tonterías —murmuro con los ojos cerrados, no quiero marearme por culpa de este idiota.

—No son tonterías —se queja deteniendo la silla dejándome frente a él—. ¿Por qué no me crees?

—Porque nunca haces o dices algo serio.

—Yo soy serio —dice como un niño pequeño y comienza a darme un masaje en los hombros.

—No me molesta que seas juguetón —confieso—. Me gusta eso de ti, es divertido.

—¿Más divertido que DG? —pregunta ahora jugando con mi cabello.

—Por eso es difícil saber si estás jugando o hablando en serio.

—También hay momentos en los que soy serio.

—Si claro —me burlo.

—Soy serio cuando se trata de espadas —suspira dramáticamente—. Y cuando se trata de ti.

—¡Ja! Lo de las espadas lo creo, lo otro no —río un poco, pero me pongo seria—. Goo sé que te encantan las mujeres, no lo puedes evitar, pero no juegues conmigo.

—¿Estás celosa? Me halagas —murmura con la mano en el pecho—. No te preocupes yo también estuve celoso de DG, eso demuestra cuanto nos amamos.

—No seas infantil —digo cruzándome de brazos.

—No lo soy —se pone de rodillas y rebusca algo en su bolsillo—. Esto es para que veas lo serio que soy...

—Goo no tenías que...

Abre una pequeña caja de terciopelo dejándome asombrada.

—Pensaste que sería un anillo ¿verdad? —pone cara de coqueto—. No te preocupes amor mío, te lo daré en unos meses.

—Goo, es hermoso —ignoro lo que dice y tomo el brazalete que me acaba de regalar.

—Espero que con esto te des cuenta de que hablo en serio.

Lo miro y por primera vez puedo jurar que no está jugando, es como si de verdad sus sentimientos fueran genuinos.

—Gracias Goo.

—Bueno, bueno —canturrea poniéndose de pie mientras limpia sus pantalones—. Acaso no merezco un premio por esto —se golpea la mejilla son el dedo índice.

—Bien —digo rodando los ojos.

Inclina su mejilla y yo estiro mis labios, pero el desgraciado en último momento gira su rostro logrando que lo bese en la boca.

Sus manos toman mis mejillas para profundizar el beso y luego de unos minutos se aleja.

—Supongo que tengo oportunidad —murmura acomodándose el traje.

—¿Por qué lo dices?

—Ni siquiera intentaste alejarme.

—¡E-eso fue p-porque n-no reaccioné a tiempo! —maldita sea porqué tuve que tartamudear, cierro los ojos para evitar el contacto visual.

—Muy bien querida novia, me marcho.

—Sí, adiós.

Lo veo sonreír antes llegar a la puerta y me doy cuenta de que no lo corregí.

—¡Oye idiota! ¡No soy tu novia! 

𝗟𝗢𝗢𝗞𝗜𝗦𝗠┊𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora