𝗝𝗢𝗛𝗔𝗡

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⚠ Yandere ⚠


—¡Tómatelo con calma, Johan! —siseas entre dientes, forzando una sonrisa entrenada que usaste en los primeros años de tus días de gala.

Tal vez era hora de agradecer a tu madre por todas las veces que te pellizcaba las orejas por tu expresión, la práctica de sonreír sin importar el problema era útil con la naturaleza cruda de tu novio de cabello salvaje.

—Odio cuando te miran... —gruñe en el hueco de tu cuello donde entierra su rostro, evitando con ardor las miradas indiscretas de los invitados que pasan. Él aprieta tu cintura con fuerza—. Eres mía, ¿por qué diablos todos te miran tan descuidadamente?

Finges una risita, asintiendo cortésmente a un senado familiar que pasa.

—Mantén la calma —te quejas, despegándote de él—. Solo una hora más y luego podemos irnos a casa.

—¿Qué pasa con esos tipos de allí? ¿Realmente les va a importar cuánto tiempo nos quedemos cuando estás aquí ahora mismo?

Miras a un pequeño grupo de hombres jóvenes, apenas mayores que tú y que te miran lascivamente. Te retuerces, de repente, cohibida en tu vestido revelador.

Escuchas a Johan moverse detrás de ti, una baja sensación de diversión en sus acciones pone de punta los finos vellos que recubren tu cuello. Te quedas boquiabierta cuando los llama, no solo estaba completamente fuera de lugar para él, sino que realmente no tenías idea de lo que había planeado.

—Hola, muchachos —comienza Johan, jalándolos firmemente por los hombros—. Esta de aquí está tan obsesionada con cómo se ve ante los demás, ¿no les parece vanidoso?

Los hombres se ríen, mirándote con arrogancia y altanera superioridad.

—Ella es una cosita bonita, sin embargo. Realmente no podemos culparla —uno de ellos canturrea con lujuria, lo que hace que Johan se tense y te tire más cerca para pararte directamente frente a él, tu espalda contra su pecho.

—Eso es exactamente por lo que los llamé a todos aquí, de hecho —Johan se pavonea de la misma manera que ellos lo hicieron, burlándose a su manera—. ¿Por qué no miran y aprenden, muchachos? Esto es mío, consíganse su propia perra.

—¡Johan! —chasqueas, solo para ser interrumpida por tu propio jadeo cuando él roza sus labios contra la frágil piel de tu cuello.

—Relájate. Estoy haciendo esto por el bien de ambos —ronronea, mirando a los hombres desde tu cuello—. Tengo que marcarte. ¿Cómo si no van a saber todos que eres mía?

𝗟𝗢𝗢𝗞𝗜𝗦𝗠┊𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora