𝗟𝗢𝗢𝗞𝗜𝗦𝗠┊𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦 ✔️

𝗝𝗢𝗛𝗔𝗡

—¿Hola? —no recibiste respuesta, pero podías escuchar el débil sonido de su respiración. —Johan, ¿qué pasa?

Lo escuchaste lanzar un suspiro, como si contemplara qué decir.

—Yo- solo quédate en la llamada, ¿Por favor? —su voz era pesada y ronca, pero podías sentir la desesperación detrás de ella.

Eran las 4:17 am cuando sonó tu teléfono, despertándote de tu sueño. No sería una exageración decir que entraste en pánico cuando viste la hora, y no ayudó cuando la persona que llamó fue Johan.

No podía ser nada bueno, y su voz dejaba claro que no lo era. Probablemente, estaba teniendo un mal día.

Johan se sentó, desplomado en el suelo, apoyado en la pared con la cabeza baja. Su vida siempre había sido una mierda, pero hoy era más de lo habitual.

Solo necesitaba salir de su cabeza, necesitaba un descanso. No sabía por qué te llamó, pero rezó con todas sus células para que no colgaras. Porque no quería estar solo ahora.

—Por supuesto. ¿Quieres que vaya a tu casa?

—Está bien, no hay necesidad de eso, solo, ¿podrías decirme cómo te fue en el día? —sabías que se sentía vulnerable cuando comienza a pedir permiso.

Todavía estaba tratando de mantenerse fuerte y esa fachada comenzaba a resquebrajarse, se notaba cuán desesperadamente se aferraba a esas piezas.

Bueno, si se estaba desmoronando en este momento, seguro que no te quedarás ahí parada y mirando. Así que, a pesar de su negligencia, partiste hacia su casa.

—La escuela estuvo llena de acontecimientos hoy, durante educación física, una pelota se estrelló contra mi cara. ¡Y me tropecé en el pasillo, dos veces! También dejé caer jugo de naranja en mi almuerzo.

Escuchaste una pequeña risa seca al otro lado de la llamada.

Continúas narrando cosas al azar que te encontraste en el día. Un poco más de dramatización de las situaciones para ayudar a levantar su estado de ánimo. Solo esperabas que funcionara.

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*TOC TOC*

—Espera, hay alguien en la puerta —dijo Johan en la llamada.

—Sí, soy yo.

—¿Ah, por qué?

Johan abrió su puerta, para revelarte en una chaqueta y bufanda.

—Te lo dije, no era necesario que vinieras. Son las 4:30 en medio de una fría noche de invierno. Quién sabe qué habría pasado.

—Cállate, no me pasó nada y te traje ramen. Y esto.

Envuelves tus brazos alrededor de él en un fuerte abrazo y colocas tu barbilla en su hombro

—Preocúpate un poco de ti, Johan. No te dejaría solo en un momento como este. 

Te preguntaste si tus palabras descongelarían su fría fachada.

Se quedó quieto por un momento, desconcertado por tus acciones. Sus ojos muy abiertos finalmente se cerraron mientras deslizaba sus brazos alrededor de tu torso y apretaba su agarre, acercándote más. Apoyó la cabeza en el hueco de tu cuello, susurrando un pequeño 'gracias'.