𝗟𝗢𝗢𝗞𝗜𝗦𝗠┊𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦 ✔️

𝗘𝗨𝗚𝗘𝗡𝗘

Alternativo.

—Es por tu bien.

—Pero yo quiero salir —murmuro sosteniendo su mano.

—Puede ser peligroso —argumenta Eugene.

—¿Qué tal si Mandeok viene conmigo? —propongo tratando de convencerlo.

—Lo siento —se despide dejando un beso en el dorso de mi mano—. Ya te dije que no.

—Pero...

Me deja sola en el pasillo y suspiro decaída, son pocas las veces que Eugene me dice que no.

—Eres una adulta —habla Samuel a mis espaldas—. ¿Por qué haces todo lo que él te dice?

—No lo sé —respondo sin ánimos—. Él me cuida.

—No necesitas seguir sus órdenes, haz lo que tú quieras.

—No te metas —pido fastidiada. —Solo quieres molestar.

Sonríe arrogantemente y abre la puerta principal para irse, lo hace como burlándose de que yo no pueda hacer lo mismo.

Sus palabras me molestan, nunca me ha agradado, y sé que es mutuo. Ya he oído que dice que soy un estorbo para el equipo.

El desgraciado deja la puerta abierta y me acerco para cerrarla, me quedo mirando el exterior... podría salir a caminar un poco.

Solo daré unas vueltas alrededor, Eugene no debería enojarse por eso.

No iré tan lejos.

Nada malo podría pasarme.

•✦───────────•✧

Nada malo podría pasarme.

Mandeok me acompaña a la oficina de Eugene mientras apoya su mano en mi hombro como consuelo.

Antes de entrar limpio mis lágrimas para no dar sospechas.

—¿Qué paso? —pregunta Eugene sin dejar de revisar su papeleo.

—Salí a recorrer las calles, me perdí y...

—Te dije que no salieras sin mi permiso —niega con la cabeza en desaprobación—. Hago esto por tu bien y...

—¡Me perdí y cinco sujetos me llevaron a un callejón y trataron de hacerme daño! —explico rápidamente conteniendo el llanto—. Pensé que abusarían de mí.

Eugene se sorprende por lo que digo y deja los papeles a un lado.

—Luego apareció una chica rubia que, por cierto, era muy linda, y me ayudó —menciono aliviada—. Ella me acompañó hasta que llegó Mandeok por mí.

—¿Recuerdas cómo eran los sujetos?

—Claro que los recuerdo —digo afligida recordando sus asquerosos rostros.

Los describo uno por uno y Eugene me escucha atentamente, luego procede a ignorarme para retomar su trabajo.

Odiaba eso, a veces era tan sobreprotector que me asfixiaba, pero me sentía protegida, y otras veces era tan indiferente conmigo que lo detestaba.

—¡Pasé por algo traumatizante! —grito molesta—. ¡Al menos podrías disimular que te importo para que no me sienta mal!

—Me importas.

—¡Te importo una mierda! —exclamo sorprendiéndolo, nunca utilizo ese vocabulario.

Salgo de prisa para no tener que verlo, me dolía lo insensible que era en ocasiones.

•✦───────────•✧

Abro un poco la puerta ante los insistentes golpes y me asomo.

—¿Qué haces aquí?

—Te tengo una sorpresa —avisa Eugene comenzando a caminar por el pasillo, me hace una seña para que lo siga.

Molesta lo sigo, solo porque quiero saber cuál es la sorpresa.

—¿Qué es? —indago curiosa.

—Espera y verás.

Salimos al exterior y me señala un automóvil.

—¿Me regalarás un auto? —pregunto asombrada.

—¿Crees que te daría un regalo tan simple como ese? —inquiere frunciendo el ceño.

—¿Entonces?

—Súbete —pide amablemente.

Nos mantenemos en silencio durante todo el trayecto, ninguno pronuncia palabra alguna.

Al llegar me doy cuenta que me trajo a segundo afiliado.

—Tal vez quiere deshacerse de mí —pienso preocupada.

Gracias a todos los dioses, no es eso.

Estamos en un balcón especial, desde aquí veo a Neko comenzando a hablar como anfitriona mientras el público aplaude, no presto mucha atención. A lo lejos veo a Nomen, lo saludo levantándole el dedo medio y me responde de la misma manera.

La verdad, no sé por qué estoy aquí, a veces soy muy sensible ante la violencia.

Observo con aburrimiento como entran los jugadores, hasta que veo cinco rostros familiares.

—¡Eugene! —grito emocionada poniéndome de pie—. ¡Esos son los sujetos que quisieron hacerme daño!

Lo observo esperando que me explique lo que pasa.

—No te pierdas el espectáculo —pide señalando el circo.

Aplaudo emocionada desde el balcón al ver las caras de confusión que ponen los sujetos.

Eugene le hace una señal a Neko y los juegos comienzan.

Soy una hipócrita.

En muchas ocasiones detestaba la violencia, pero en este caso estaba disfrutando como los hombres que intentaron hacerme daño estaban perdiendo en los juegos y morían uno por uno.

Esto despertaba mi lado sanguinario.

—¿Esa era mi sorpresa? —me giro para observarlo con una gran sonrisa.

—¿Te gustó?

—Me encantó ver sus muertes —confieso dando un salto de emoción. —Fue un buen regalo verlos morir.

—Morir... —repite con una sonrisa cínica—. Ese será el destino de cualquiera que intente hacerte daño.

—Gracias Eugene...

Se acerca para palmear mi cabeza suavemente provocando que me sonroje.

—Nunca vuelvas a decir que no me importas.