𝗝𝗢𝗛𝗔𝗡

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Camino varias calles para llegar pronto a mi casa, hoy el día fue agotador en el instituto y lo único que quiero es descansar.

Pero me encontré con él.

—¿Qué haces aquí? —pregunto desconcertada de verlo por estos lados.

—Solo vine a buscar unas cosas —explica Daniel asombrado—. ¿Vives por acá?

—Si, por eso me sorprendió verte por aquí.

—No te preocupes, pero no pienses que soy un acosador o algo por el estilo —explica nervioso y yo me rio.

—Tranquilo Daniel —digo entre risas, sé que él no es ese tipo de persona, incluso creo que él tuvo un incidente con una acosadora.

—De igual forma es tarde —murmura con la vista en el cielo—. ¿Quieres que te lleve a casa?

—Creo que...

Ambos nos quedamos en silencio cuando aparece un perro blanco a mi lado.

—¿Es tuyo? —cuestiona emocionado, pero me sorprende más que no lo reconozca.

—Si...

—Creo que te siguió —comenta acariciándolo—. Supongo que estaba preocupado por ti.

—Sí, y estoy segura que debe haber otro cachorrito siguiéndome —murmuro para mí misma mirando alrededor.

—Entonces...

—No te preocupes —lo interrumpo. —No me puede pasar nada si estoy con él —digo sonriendo mientras acaricio a Edén.

—Bien, adiós —se despide.

Lo observo hasta que desaparece por la calle y me giro molesta mirando a Edén.

—No puedo creer que tu dueño te manipule de esta forma —me quejo acariciándolo y el mueve la cola—. Ya puedes salir Johan.

—Creí que nunca se iría —dice sentando desde un lugar bastante alto.

—¿Qué es esto? ¿Utilizas al pobre de Edén? —refunfuño de brazos cruzados—. Bájate de ahí.

—Pensé que te podía pasar algo malo de camino a casa —explica con una expresión dulce mientras baja y camina hacia mí.

—Johan tienes que dejar de preocuparte tanto por mí —murmuro acariciando su cabello—. Solo era Daniel. ¿Acaso no lo conoces?

—Sí y hasta el día de hoy me agradaba un poco, ahora no me agrada nada —gruñe de brazos cruzados.

—Johan —musito restregándome los ojos—. Deja de pensar así.

—¿De pensar qué? —pregunta con inocencia.

—De pensar que alguien quiere lastimarme o de pensar que te dejaré por otro chico.

Se muerde los labios con duda.

—Te juro que no te dejaré —me acerco para abrazarlo y él deja su rostro en mi pecho—. Sé que eres muy inseguro, pero tienes que confiar en mí.

—Es que...

—Créeme sé tú historia y sé que dudas de las personas, pero no todos son malos.

No puedo evitar recordar la vez que entré en una iglesia para rezar y Johan entro desesperado buscándome, incluso me sacó del lugar y fulmino con la mirada al pobre pastor.

—¿Cómo puedes estar segura? —cuestiona levantando la mirada, y no puedo evitar pensar que es cómo un niño inocente, aunque esa fachada se va de inmediato cuando se pone a pelear.

—No lo sé —confieso y me observa confundido—. Pero no todos pueden ser malos.

—Pero...

—Al menos confía en la palabra de tu novia.

—Bien —murmura dudoso recargando su rostro en mi hombro—. Por eso me da miedo.

—¿Qué te da miedo? —pregunto sorprendida.

—Por tu forma de ser, por cómo eres —responde entrelazando nuestras manos—. No puedo evitar pensar que alguien más se puede enamorar de ti y si es alguien mejor que yo, tú podrías...

—Te dije que dejaras de pensar eso Johan —reprocho con mi mano en su mejilla—. Y sí. Tal vez alguien se enamore de mí, pero de que servirá si yo te quiero a ti.

—No digas esas cosas —dice poniéndose derecho—. Me haces querer besarte.

—¿Y qué te detiene? —inquiero con una sonrisa.

No responde nada, solo se inclina y une nuestros labios.

𝗟𝗢𝗢𝗞𝗜𝗦𝗠┊𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora