⚠ 𝗦𝗔𝗠𝗨𝗘𝗟 ⚠

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No estabas orgullosa de ti misma, pero simplemente debías hacerlo.

—Ojos en mí, ni siquiera pienses en mirar otra cosa —al sonido de su brusca orden, inmediatamente apartas la mirada de donde antes escaneaba las ventanas del auto.

Tus ojos salvajes se disparan para encontrarse con los enfocados de Samuel.

—Buena chica, sigue mirándome mientras te follo. Si lo haces, no te obligaré a usar mi semen en tu cara —sonríe Samuel—. Aunque eso ciertamente tendría un impacto mayor que este collar.

Sus dedos recorren la gargantilla que llevabas, tirando de la campana de oro que asegura su propiedad.

Gimoteas suavemente, la mano grande y tatuada de Samuel te cubre la boca para mantenerte en silencio frente a los intrusos que pasan, su otra mano trabaja para subirte el vestido hasta la cintura.

—Eso es, quédate callada y te recompensaré una vez que lleguemos a casa.

Samuel te estaba marcando de la manera más primaria posible, podías sentirlo en el gemido animal que soltó al hundirse dentro de ti. Su gran cuerpo tambaleándose sobre el tuyo; para un extraño, esta escena se sentiría irreal con el desequilibrio de poder que mostraba.

Aunque Samuel tiene intenciones egoístas, no pudiste evitar apretarte a su alrededor para alentarlo hasta que se libere.

Tal vez por eso insistió en llevarte a esa reunión formal, era muy propio de Samuel hacer todo lo posible para humillarte.

Sus profundos gruñidos hacen cosquillas en tus nervios, desesperadamente sostienes su mirada mientras su figura envuelve la tuya, empujando inconscientemente más profundo cuando termina. Samuel termina con un gruñido bajo.

—Aaah, joder, buena chica.

Agitas tus pestañas cubiertas de rímel, los suaves maullidos amortiguados por su mano solo alientan su placer.

Su cálido aliento te baña, finalmente suelta tu cara y te atrae para un beso profundo.

Al alejarte, preguntas dócilmente: —Samuel, ¿puedo recuperar mis bragas?

Esta vez, él no sucumbe a tus grandes ojos suplicantes, mirándote con una mirada embriagadora de arrogancia.

—No. Vas a pasar la noche reteniendo lo que te acabo de dar. Ni siquiera pienses en dejar caer una sola gota.

Se mete las bragas en el bolsillo y te ayuda a salir del coche como un caballero, como si no te hubiera hecho pasar por una prueba vergonzosa.

La encantadora sonrisa que te lanza casi hace que lo perdones, pero el líquido tibio que comienza a deslizarse por tus muslos te empuja contra eso. Sin embargo, Samuel no te presta atención y te guía tranquilamente hacia la mansión.

—Vamos a divertirnos un poco.

𝗟𝗢𝗢𝗞𝗜𝗦𝗠┊𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora