𝗟𝗢𝗢𝗞𝗜𝗦𝗠┊𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦 ✔️

𝗥𝗬𝗨𝗛𝗘𝗜

Observo como mis libros y cuadernos son quemados a un lado mío.

—¡Ataquen a la extranjera!

Me cubro el rostro cuando comienzan a lanzarme distintos objetos.

—¡Vuelve a tu país nerd!

Lanzan agua al pequeño incendio de mis útiles escolares y luego me mojan a mí. Tiemblo de frío mientras siento como los huevos podridos que me lanzaron escurren por mi cabello.

—¿Qué creen que hacen?

No tengo ni idea de quién es la voz, pero al menos hace que los ataques se detengan.

—El único que puede molestar a las personas aquí... Soy yo.

—Lo sentimos... No volverá a pasar —se disculpan mis compañeros.

Me dejan en el suelo y se van corriendo asustados.

Me abrazo a mí misma tratando de darme un poco de calor. Levanto la mirada encontrándome con un chico rubio.

—No te haré nada —avisa calmándome un poco.

—Gracias...

—¿Quieres agradecerme? —pregunta con una sonrisa coqueta y luego procede a lanzarme un condón.

Niego con la cabeza furiosa.

—Eres igual o más desagradable que los que me estaban molestando.

Me asusto cuando un grupo de hombres me rodea para mirarme amenazante.

—¡¿Cómo te atreves a rechazar a nuestro jefe?!

—Déjenla —ordena el rubio—. Probablemente, nos volveremos a ver.

—Espero que no —murmuro adolorida mientras trato de ponerme de pie.

Cuando estoy de pie no puedo evitar tener escalofríos y el rubio me lanza su abrigo blanco al rostro.

—No te agradeceré por esto —advierto cubriéndome.

—Lo sé —me guiña un ojo—. Tal vez en un futuro me lo agradezcas.

—No te agradeceré, porque no volveremos a vernos —aseguro.

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El único lugar que me puede dar paz.

La biblioteca.

Cierro los ojos relajada mientras inhalo el olor a libros, este lugar me daba tranquilidad.

Pierdo la tranquilidad cuando escucho el ruido de unas motocicletas. Me asomo a la ventana para ver y ¡Oh! Sorpresa es la pandilla de ese rubio grosero, para mi suerte el rubio no estaba con ellos.

—¿Me estabas buscando? —preguntan a mis espaldas sobresaltándome.

Genial, estaba aquí dentro. Lo ignoro y tomo asiento para seguir con mis estudios.

—¿Estás estudiando? —interroga siendo ignorado—. ¿Qué haces?

—Escúchame acosador —hablo frustrada—. Sé que me has estado siguiendo, ya deja de hacerlo.

—¿Cómo sabes?

—No lo sé —digo con sarcasmo—. Tal vez por el ruido que hace tu motocicleta cuando me sigues.