𝗟𝗢𝗢𝗞𝗜𝗦𝗠┊𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦 ✔️

𝗘𝗨𝗚𝗘𝗡𝗘

—Come tu comida —pide Eugene notando que soy la única que no come.

Literalmente estamos todos en una mesa redonda almorzando, a su lado están sus guardaespaldas incluido Samuel y yo estoy frente a frente con él.

—Escúchame Eugenio...

Todos dejan de comer para mirarme asombrados el único que parece emocionado es Samuel que se atragantó con el vino.

—Ya te dije que no me llames así —me reprocha Eugene.

—Es tu nombre traducido al español —digo con indiferencia.

—No me gusta, suena vulgar.

—Como quieras —susurro dejándole notar que estoy irritada.

Observo mi plato, no tengo ganas de comer nada. Me distraigo al escuchar la ligera risa de Samuel, debe ser el más divertido con todo esto.

—¿De qué te ríes tetona? —pregunto mirándolo con el ceño fruncido.

Por supuesto se molesta y abre los labios con claras intenciones de insultarme como respuesta.

—No te atrevas a insultarla —advierte Eugene sin dejar de cortar la carne de su plato.

Se forma un silencio abismal antes de que vuelva hablar.

—Váyanse —ordena mirando a los chicos.

Cuando se marchan me cruzo de brazos con indignación esperando que hable primero.

—Dime que sucede.

—¿Qué sucede? Era una cita, solo teníamos que ser nosotros —me quejo irritada—. Pero siempre tienen que estar tus perros detrás.

—Era una cita de trabajo.

—Por un momento pienso que puedo importarte, pero al final solo me demuestras que soy un instrumento para ti.

—No es así —me corrige ajustándose las gafas—. Aunque si fueras un instrumento serías el más valioso y precioso que tendría.

—Metete tus halagos en el...

—Eres más importante de lo que crees —interrumpe cortando mi insulto.

—Importante para tus planes —murmuro con una falsa risa.

—Sé que desearías que fuera como esas personas que hostigan con caricias a sus parejas y que les hablan cosas cursis, pero deberías saber que yo no-

—Lo sé, tú no eres así —ruedo los ojos mientras suspiro—. Pero no es eso lo que quiero, solo quiero no sé... un poco de aprecio.

—Bien así será —afirma poniéndose de pie mientras se limpia los labios con una servilleta—. Mañana me haré un tiempo libre para tener una cita contigo.

Se acerca y deja un suave beso en mi sien, hubiera preferido en los labios, pero no se puede pedir mucho.

—Eres como un pequeño sociópata —comento sintiéndome más alegre.

—Aún así no pudiste evitar enamorarte de mí.