𝗟𝗢𝗢𝗞𝗜𝗦𝗠┊𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦 ✔️

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La dulce vainilla teñida con un aire de sabor a fresa yacía suavemente sobre tu piel recién lavada. Tus ojos muy abiertos parpadean con curiosidad sobre las imágenes en movimiento de tu pequeño televisor.

Ajena al estado que tenías, tus pequeñas expresiones, la forma en que tu  lengua se mojaba para rozar tu labio inferior, haciendo pucheros, el dobladillo de tu falda provocaba una vista de la perla que llevabas.

Manos encallecidas rozaron la piel de la parte externa de los muslos, las abres inconscientemente, permitiendo que la persona deslice las palmas para agarrar la parte interna de los muslos. Sus dedos largos y tatuados juguetean con el lazo rosa de tus bragas, los volantes que recubren su borde revolotean.

Podías sentir la crema fría en sus dedos, la loción que había frotado en tus piernas después de sacarte del baño, persistiendo en su toque mientras frotaba las puntas de sus dedos sobre tu clítoris. Jadeas, tu atención atrapando hilos de control de fuerzas opuestas.

Sus dedos se sumergen dentro de tu coño, deslizándose con facilidad líquida.

Estabas tensa, apenas podías tomar dos de sus dedos, en parte por tu propia somnolencia de un largo día, pero Samuel estaba impaciente. Tus paredes se aprietan alrededor de sus dedos, adhiriéndose solo lo suficiente para acomodar su fuerza.

Un suspiro cae de tus labios glaseados con brillo, tus ojos vidriosos con los restos del enfoque que mantuviste para la película, deteniéndote singularmente en las sensaciones provocadas por el toque familiar de Samuel.

Frota círculos vertiginosos sobre tu clítoris con su pulgar, los dos dedos que empujó en tu coño son firmes, precisos y rápidos, su otra palma es rápida para cubrir tu boca cuando un gemido se escapa un poco demasiado fuerte para su gusto.

Tu humedad se filtra a través de las bragas empapando la tela, dejándolas en ruinas mientras sus ojos se vuelven hacia tu rostro.

Cualquier queja, súplica y gemido es silenciado por la palma que cubre la mayor parte de tu rostro.

Yacías, con los ojos redondos y sin aliento en el regazo de Samuel.

Siente tus bruscas inhalaciones, el cabello oscuro abanicando su rostro mientras se inclina hacia abajo con un brillo depredador.

Samuel te susurra: —Apenas te he tocado, ¿y ya estás tan emocionada?