Capítulo 5

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15 de Octubre de 1944

La tarde había pasado rápido. Y no podía dejar de pasar en lo sucedido en el día.

Jackson se había pasado. Nunca había llegado tan lejos. Nunca me había hecho tanto daño como ese día. Y me dolía, me dolía mucho el no poder hacer nada, me dolía que Jackson tuviera control para poder hacer un día horrible, me dolía no poder ser mejor que esto, me dolía que nadie en el mundo me comprendiera, me dolía no tener a nadie.

Cuando él se fue de la casa, no sali de mi habitacón, no paré de llorar y por una parte me dolía que fuera tan debil. ¿Por qué lloraba por todo?, ¿cuando alguien o algo llegaría a mi vida para cambiarla?

Ya me estaba dando por vencida, me tendría que casar con él y sé que nunca sería suficiente para él, siempre me haría daño y tendría que pasar el resto de mi vida de esta forma. Siendo infeliz, y llena de dolor, no podría ser infantil y extrovertida como lo soy, no podría ser siquiera curiosa por que con él, no tendría derecho a siquiera pensar diferente.

Solo necesitaba que algo me calmara. Y entonces cerré los ojos y tan pronto como los cerré, esa mirada miel se dejó ver en mi mente.

Recordé a Stiles y maldije por no haber ido a la colina. ¿Me habría estado esperando? ¿Pensará que no quiero volver a subir?

Sin embargo, me quedé en mi casa. Me preparé para la cena de la noche, me puse el vestido favorito de mi padre y luego bajé al encuentro de todos.

Jackson, vestido tan elegante como arrogante, al igual que siempre, bajó junto a mí. Su mano se mantuvo en mi cintura, apretándome contra su cuerpo.

Esta vez no apretaba fuerte, pero precionaba el moretón que sabía habia dejado en mí, de todos modos causándome dolor.

Sonreí a mis padres cuando los vi tan arreglados y mi padre se fue a hablar con Jackson, yo miré a mi mamá (con la cual seguía molesta) y la ignore.

El timbre sonó y me relaje un poco más, fui a abrir con prisa para encontrarme con Scott, sus padres, Allison, y Malia. Sonreí sin poder evitarlo.

Los padres de Scott me saludaron para luego ir a saludar a mis padres, Scott me dio una mirada cómplice, para saludarme y luego entrar, Allison lo siguió no sin antes saludarme.

Malia como era la última, me sonrió y entro poniendo su brazo en mi hombro.

- Te extrañado, Lyds... Mucho, mucho, mucho -dijo soltando una risa.

Malia y yo nos conocimos a los doce años, juntas íbamos a La Liga de Muchachas Alemanas, nos hicimos amigas de inmediato por que a diferencia del resto de las chicas, eramos las únicas que nos burlábamos de la cantidad de estupideces que nos hacían hacer. Crecimos y le presenté a Scott, nos volvimos más amigas y aún lo seguimos siendo, solo que como me salí de la BDM, y ella no, y yo me voy a casar y ella no, las veces que nos vemos son escasas.

Respondí al abrazo con emoción.

- Es lindo verte -le dije, cuando nos separamos.

Nos dirigimos todos a la gran mesa. A excepción de hoy al mediodía, mi mamá era la que había cocinado esta vez.

La cena empezó y la mirada de Jackson fue penetrante cuando me senté, se movió a mi lado y se sentó ahí. Cerré los ojos suspirando.

- No quiero que digas estupideces en la cena -me amenazó en un susurró mientras su mano bajaba en mi rodilla y la apretaba.

Asentí rápidamente, sin embargo, él no movió su mano de mi rodilla. La tenía allí, como preparado para castigarme en caso de que abra la boca innecesariamente.

Love on a Hill || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora