29 de Diciembre de 1944
Acaricié mis brazos lentamente. Aún estaba agobiada, y el dolor de los días anteriores seguían igual de intensos. Me paré de la cama. Jackson se había levantado, y no tardaría mucho en pedirme el desayuno, por lo que decidí dirigirme a la cocina. Sin embargo, cuando bajé las escaleras, escuché la voz de dos personas. Jackson y Scott.
Me quedé apoyada contra una pared, desde un ángulo en el que pudiera ver bien a Jackson y a mi amigo.
- ¿Como estás, Scott? -escuché la voz de Jackson, sonando más cálido que de costumbre, o simplemente actuando para los demás como hacía siempre-. Iré a llamar a Lydia, así nos prepara algo mientras...
- Acerca de ella te venía a hablar en realidad -entrecerré los ojos al escuchar las palabras de Scott. Me apoyé un poco mas sobre la pared, intentando escuchar con más claridad-. Y no hay necesidad de que la despiertes.
- ¿Cómo dices? -la expresión de Jackson parecía confundida. Observé la de Scott, quien se mostraba bastante serio-. ¿Qué se te ofrece, McCall?
El tono de voz de Jackson se tornó a uno más alerta. Scott suspiró y entrecerró un poco los ojos. Noté como apretaba sus labios, como si hubiera algo que le estuviera molestando.
- Escucha, Jackson... No quiero darle vueltas a lo que te vengo a decir, no estoy completamente bien luego de todo lo que ha pasado en estos días, pero eso no significa que mi preocupación por Lydia va a disminuir... -Scott dijo y dio un paso hacia adelante. Jackson elevó la cabeza hacia arriba-. Sé que le prohibiste ir a visitarme y quiero que me digas específicamente por qué.
Cerré los ojos y llevé mi mano hacia mi boca, sabía que aquello no iba a traer nada bueno y sólo podía ver tragedia luego de esto.
- No creo que seas nadie a quien yo deba dar explicaciones, así que... Te aconsejaría que te larges de aquí -su voz sonó firme y completamente segura.
Scott soltó una pequeña risa y puso sus manos sobre su pecho, cruzándose de brazos.
- No has respondido -demandó Scott.
Una risa salió de los labios de Jackson, aquella que me hizo temblar y sentir un escalofrío en toda mi espalda.
- Scott, no quiero ser imprudente pero quiero que te larges de mi...
- Sé que no la amas -Scott lo interrumpió dejándolo con la palabra en la boca-. Sé que no la quieres, que no la aprecias y sé que no te preocupas por ella.
Jackson soltó un suspiro, y sonrió burlonamente. Miró a Scott con un aire de superioridad.
- ¿Me vas a venir a decir tú lo que tengo que sentir por Lydia? -apuntó mi prometido- No es de tu incumbencia si la quiero o no.
- Lo es. Lydia es mi amiga, y se merece a alguien quien la quiera, no a alguien que ni siquiera quiera tomarse un tiempo para conocerla y llegar a apreciarla -Scott habló muy decidido, y en parte sus palabras realmente llegaron a tocar algo en mí.
- No tienes idea de lo que siento por ella -Jackson dio un paso hacia Scott peligrosamente-. A menos que... ¿Acaso ella te contó algo?
Scott alzó una ceja, pero logró mantenerse firme y no perder la postura.
- ¿Debería haberme contado? -conociéndolo, notaba algo de preocupación en su tono de voz.
Jackson apretó sus puños, y dio un paso hacía atrás. Se podía notar desde aquí que estaba tratando de controlar sus palabras y acciones.
- No lo sé -habló el rubio finalmente-. Tú eres quien empezó diciendo que no la aprecio y que no la quiero.
Scott soltó una risa esta vez y llevó sus manos al medio donde empezó a juntarlas, quizás para intentar calmar sus acciones también.
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Love on a Hill || Stydia
RomanceLas esperanzas de vida de Lydia son pobres. Las de Stiles también lo son. A pesar de que compartan aquello, sus vidas son totalmente diferentes. Cuando sus caminos se crucen, se darán cuenta de que eran exactamente lo que necesitaban para ser feli...