17 de Noviembre de 1944
Al día siguiente, repetí todas las acciones que había hecho el día anterior. Extraña y afortunadamente, Jackson no se había enojado al ver que me había ido. Sin embargo, un golpe como "castigo", de todas formas, no había faltado. Pero, gracias a todos los cielos, no se había pasado.
Stiles había dormido toda la tarde anterior, y se notaba lo cansado que estaba, y que se estaba poniendo cada vez peor, así que decidí prepararle todos los remedios caseros posibles, así como le cociné lo que pude y le preparé sopa caliente por si llegaba a sentir mucho frío.
Había pasado toda la noche con la carta del padre de Stiles en la cabeza. No había podido evitar soltar lágrimas silenciosas, y me aguanté todos los sollozos que provocaron un nudo en mi garganta, ya que no quería que Jackson notara que lloraba y me golpee por aquello.
Pero decidí liberarme de cualquier de esos pensamientos, ya que a fin de cuentas me ponían mal y lo único en lo que debía pensar era en Stiles, e incluso quizás mantener la carta conmigo fuera .
Cuando Jackson se fue, no perdí más tiempo, eché a correr hacia la colina, esperando que Stiles estuviera esperándome, pero el hecho de que estuviera empezando a caer diminutas gotas de lluvia, me dejaba un tanto intranquila. Esquivé los charcos de barro que había en el camino, a medida que subía la colina. Cuando llegué a la cima, me asusté al comprobar que Stiles no estaba por ninguna parte.
- ¿Stiles? -exclamé de forma que pudiera escucharme si hubiera estado por allí.
Seguro que estaba descansando, ya que seguro que se sentía mal. Sin embargo, parte de mí esperaba que él ya se hubiera mejorado, ya que me rompía el alma verlo tan debil y tan cansado.
Pero me asusté, fue una preocupación que pálpito en mi corazón al ver que no estaba allí, y sin poder evitarlo, me eché a correr hacia la cabaña, con prisa y moviendo los pies rapidamente
Llegué hasta su casa y entré empujando fuerte la puerta. Me quedé estática allí, y pude ver que Stiles se encontraba inmóvil, acostado, en su habitación. Mi corazón dio un vuelco, y corrí hacia él.
Me arrodillé a su lado, y casi suelto un grito de horror al ver el estado en el cual se encontraba. Su piel estaba mucho más pálida de lo normal, sus ojeras eran de un color casi violeta. Sus párpados estaban hinchados, y sus labios estaban totalmente secos, y parecía como si hubieran sido pegados con pegamento. Además, estos habían adoptado un color morado que no tenía normalmente.
Parecía estar inconsciente, pero aún así, tiritaba de frío. Llevé mis manos hasta sus mejillas y luego a su frente, la cual me ardió de lo tanto que quemaba. Gimió de dolor en el minuto en el que me alejé de su frente y supuse que era porque le dolía tanto la cabeza que cualquier roce lo ponía mal.
Estaba cubierto por todas las frazadas que yo le había traído y temblaba de una manera que me causaba escalofríos hasta a mí.
- Stiles, ¿cómo te sientes? Stiles -lo llamé, totalmente asustada ante la situación. Él parecía estar despierto, pero no respondía. Llevé mis labios hasta su frente y esta ardió bajo mis labios.
Cerré los ojos y me levanté, me moví de un extremo de la habitación al otro, intentando buscar una solución para hacerlo sentir mejor. Al cabo de un rato me di cuenta que estaba casi teniendo un ataque de ansiedad, ya que me estaba desesperando por no encontrar ninguna solución concreta.
Solté un grito de frustración sin poder evitarlo. Stiles se sobresaltó, y me miró sin entender lo que pasaba. Me acerqué a él, arrepentida de haberlo despertado.
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Love on a Hill || Stydia
Любовные романыLas esperanzas de vida de Lydia son pobres. Las de Stiles también lo son. A pesar de que compartan aquello, sus vidas son totalmente diferentes. Cuando sus caminos se crucen, se darán cuenta de que eran exactamente lo que necesitaban para ser feli...