28 de Diciembre de 1944
Abrí los ojos de a poco, y me sobresalté al sentir a alguien acariciándome el cabello. No tardé en darme cuenta de que se trataba de Stiles, quien me miraba con aquella expresión de preocupación que siempre adoptaba al ver que había algo que no estaba bien en mí. Sus ojos seguían de la misma manera la cual había visto antes de dormirme. Preocupados, precavidos y asustados.
Solté un gemido incontrolable, luego me empecé a tratar de incorporar lentamente en la almohada, de alguna forma quedando más sentada. Él me agarró de los hombros y cintura para ayudarme.
Se acercó un poco más y dirigió sus dedos a los cabellos que caían por mi mejilla, los apartó poniéndolos detrás de mi oreja. Yo cerré los ojos un par de segundos porque el dolor de cabeza seguía constante, otro gemido salió de mis labios.
Acarició mi mejilla con un dedo, de forma suave. Apretó los labios, y noté como hasta trataba de aguantar lágrimas que querían salir de sus ojos.
— Estoy bien... —susurré, tratando de que no se preocupe tanto.
— Estabas sangrando, Lydia —su voz tembló, con temor—. Te desmayaste en mis brazos. No podías mantenerte en pie...
Al escuchar sus palabras, me llevé casi por instinto las manos a mis oídos, donde antes había sangre. Me sorprendí al notar que ya no había rastros de ella, y aún más cuando me toqué la parte de la cabeza que me había lastimado. Sin embargo, gemí ante el dolor que sentí al presionar un creciente moretón.
Le sonreí a duras penas, buscando sus manos para tomar las suyas.
— Gracias —me limité a decir. Él sonrió de lado. Tomó mis manos y las acercó a sus labios, besándolas.
Fueron delicados besos sobre mis manos, subían por mis muñecas con suavidad. Y mantenía sus labios unos cuantos ratos ahí. Luego levantó la vista e hizo un pequeño movimiento hacia mí, de forma que el espacio que había entre nosotros era mínimo.
— ¿C-cuanto rato dormí? —pregunté. Él apretó los labios levemente.
— Fue suficiente, pero no alcanza a ser más de una hora, descuida —asentí lentamente—. Hay... ¿Hay algo de lo que quieras hablar?
Apreté los labios y desvié la mirada. Una lágrima cayó por mi mejilla, la cual Stiles hizo desaparecer rápidamente con su pulgar. Dejó su mano apoyada en esta.
— ¿Quieres contarme? —me preguntó. Notaba su voz bastante calmada y tranquila, casi como tratando de evitar cualquier cosa que pueda hacerme mal o alterarme.
— No lo entiendo —repuse, mirándolo a los ojos—. ¿Por qué ella? Podría haber sido yo...
— No digas eso —me paró a medio camino de seguir hablando, habló seguro pero podía notar que estaba en parte rogando—. Sólo por favor, no digas eso.
Él deslizó su pulgar por todo mi pómulo acariciando de izquiera a derecha. Asentí para luego poder seguir.
— Jackson y mi madre me estaban esperando en casa, y me dijeron que Allison no estaba bien. Fui corriendo a lo de Scott, y lo encontré tirando cosas, gritando... —Stiles me interrumpió antes de poder seguir.
— ¿Gritando? —se alteró un poco, y llevó sus manos a los lóbulos de mis orejas— ¿Y tus oídos?
Apreté los labios, y llevé mis manos hasta las suyas.
— Su esposa e hijo murieron, Stiles. No podía preocuparme por mis oídos...
— Pero...
— Stiles —le corté. Él asintió y apretó los labios—. Bueno, logró calmarse en un punto, pero estaba tan destruido. No podía dejarlo solo.

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Love on a Hill || Stydia
RomanceLas esperanzas de vida de Lydia son pobres. Las de Stiles también lo son. A pesar de que compartan aquello, sus vidas son totalmente diferentes. Cuando sus caminos se crucen, se darán cuenta de que eran exactamente lo que necesitaban para ser feli...