14 de abril de 1945
Escuchaba sonidos de gente gritando y también de un montón de armas siendo disparadas. Era todo un caos. Los aliados habían tomado Alemania, y ahora se encontraban en mi ciudad, arrestando a todos los soldados del ejército. Era por eso que nos encontrábamos mi padre, Scott y yo en el sótano de mi amigo, esperando a que no nos encontraran.
Y estaba realmente inquieta. No quería pensar en cómo sería la situación en el campo de concentración. Stiles estaba allí. ¿Y si era peor de cómo se vivía en la ciudad? ¿Y si le disparaban intentando matar a otra persona? Miles de dudas me torturaban la cabeza y me volvía loca pensando en que no podía hacer nada.
Dejé que las lágrimas me pintaran el rostro de tristeza. Scott fue el primero en acercarse a mí y en tomar mis manos. Lo miré a los ojos.
- Stiles... -susurré, y aquello le alcanzó a Scott para entender la situación.
Apoyó sus labios sobre mi frente y acarició mi cabello detrás de la nuca.
- Entiendo. Voy a ir.
Sabia que Scott se pondría en riesgo por él, y sabía que aquello no era del todo bien.
Si bien Scott era de los buenos, vestía como si fuera de los malos y no hay manera alguna que lo dejen explicarse, no luego de lo horrible que estaba siendo la situación y de como todos aquellos solo querían condenar a cada soldado nazi. La diferencia estaba en que Scott no era como ninguno de ellos, solo estaba obligado a vestir como ellos.
- No... Te matarán -susurre tratando de calmar mis respiraciones. Scott negó de un lado a otro-. Déjame ir contigo. Así podre defenderte.
- No me matarán si ven que estoy ayudando a Stiles -respondió entonces con toda la suavidad del mundo.
- Tú... Tú no sabes eso -al estar asustada puede que me haya costado un poco hablar.
- Lydia, no te pondre en peligro -habló esta vez más firme. Sin dejar de ser suave-. Además estas muerta de miedo, allá afuera es muchísimo peor.
- Lydia, Scott tiene razón... -mi padre habló por primera vez, me giré para mirarlo-. Es el fin de la guerra. No puedes arriesgarte, ni Scott debería.
Bajé la mirada y me encogí de hombros. Llevé las rodillas a mi pecho.
- Bueno... Pero primero cámbiate ese uniforme. Ponte algo que te haga parecer que eres sólo un civil común y corriente -le dije. Él asintió y luego se dirigió escaleras arriba, para cambiarse de ropa.
No tardó en volver a bajar, con una camisa vieja y unos pantalones. Asentí en aprobación.
- Te acompañaré hasta la puerta -repuse, apretando los labios. Él asintió, y luego ambos subimos, dejando a mi padre abajo.
Durante este tiempo me había mantenido al margen. Había hablado por carta con Stiles de vez en cuando y también había logrado elevar mi ánimo, no estaba triste, me mantenía con fe y esperanza.
También había ido a la colina un par de veces, a bañarme con los recuerdos de Stiles. Dormía en su cama durante las tardes para poder sentir que estaba conmigo, me metía a rebuscar en su cajón para encontrar detalles de Stiles, su cuaderno de dibujo por poco me lo aprendía de memoria, igual que como recorría la colina completa para volver a bajar.
Sin embargo el día con el que había soñado muchas veces estaba llegando. La guerra se terminará, y aunque eso implique caos, estoy segura que al final implicará paz y tranquilidad.
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Love on a Hill || Stydia
Roman d'amourLas esperanzas de vida de Lydia son pobres. Las de Stiles también lo son. A pesar de que compartan aquello, sus vidas son totalmente diferentes. Cuando sus caminos se crucen, se darán cuenta de que eran exactamente lo que necesitaban para ser feli...