Capítulo 116

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31 de Marzo de 1945

Punto de vista: Stiles.

Estaba sentado sobre la cima, esperando a que Lydia llegara. Tenía a mi lado una maleta en donde había empacado unas cuantas mudas de ropa, aunque no muchas. Llevaba también allí mi cuaderno de dibujos y los lápices que Lydia me había dado. También había decidido guardar el libro de la sirenita, entre otras cosas.

Sentí los pasos de alguien acercándose a la cima y estaba dispuesto a agarrar mi valija, cuando me di cuenta que la dueña de esos pasos no era Lydia. Y ni siquiera era Scott.

Sentí el corazón salir de mi cuerpo. Fue como si este se parara por completo, como si dejase de funcionar. No sentía mis latidos: era como si estuviese apagado.

Un hombre, con el rostro lleno de moretones, usando un uniforme, cargaba a Lydia, a mi Lydia, en sus brazos. Se acercó a mí, mirándome con superioridad, y la dejó caer al suelo, no importándole en absoluto cómo caía.

Me quedé congelado. Mis manos empezaron a temblar y en cualquier momento estaba a punto de sollozar. Lydia tenía manchas de sangre sobre todo su cuerpo y su rostro. Veía raspones en todos lados y moretones también. Su blusa estaba ligeramente abierta. Observé su cuello, y noté marcas de mordeduras.

Miré al hombre que estaba frente a mí. Aquella persona, era Jackson. Mi peor pesadilla estaba parada frente a mí.

Miré hacía todos lados deseando que esto fuera una pesadilla, deseando que despertará aterrado y que Lydia este a mi lado para tranquilizarme. Pero no ocurriría, esto era real. Jackson se agachó para tocar a Lydia la movió bruscamente de un lado a otro tratando de despertarla, di un paso intuitivamente hacia adelante pero cuando vi como este sacaba un cuchillo y apuntaba a Lydia con este, decidí quedarme atrás.

Lydia finalmente abrió los ojos, muy a su pesar, tan débil que cada extremidad de mi cuerpo tembló. Cuando me vio frente a ella negó de un lado a otro con desesperación y se incorporó de prisa, iba a gatear hasta donde mi cuando él la tomó por el cabello haciéndola gemir y caer.

- No -dije estirando una mano y un pie algo a al defensiva de cualquier cosa que hiciera-. No la lastimes.

Soltó una risa algo burlona y tomo a Lydia y la apegó a su cuerpo, pasando un brazo por su cuello y sacando el cuchillo de nuevo, lo apoyó mínimamente en su mejilla, di otro pasó y este movió el cuchillo causándole un pequeño golpe, me detuve de inmediato.

- Te acercas y el cuchillo sigue su camino -dijo este con una sonrisa totalmente malvada. Lydia sollozó.

- Stiles... Corre... -trató de decirme Lydia. Tras esas palabras, el hombre que la sujetaba apretó su cuello, asfixiándola. Ella tosió y empezó a rogar por aire.

- ¡Por favor! ¡Detente! -sollocé sin poder evitarlo. No podía soportar el hecho de Lydia siendo lastimada enfrente mío, y mucha más impotencia me causaba el hecho de no poder hacer nada.

- Te voy a hacer unas cuantas preguntas, y me tendrás que contestar con la verdad. Me daré cuenta si estás mintiendo. Si llegas a decir algo que no es verdad, te aseguro que voy a degollarla -me advirtió, ajustando el cuchillo cada vez más cerca del cuello de Lydia.

Sin más remedio asentí. Traté de esconder mis escalofríos, pero mi cuerpo no pudo evitar temblar. No podía quitar mi mirada de la de Lydia, quien lloraba silenciosamente.

Love on a Hill || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora