Capítulo 32

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15 de Noviembre de 1944

- Iré a lo de Scott ahora -le dije a Jackson, quien se encontraba tomando su desayuno enfrente mío.

Él levantó una ceja y me miró con indiferencia. Entrecerró los ojos, dejando la taza a un lado puso sus brazos sobre la mesa, apoyándose.

- ¿Y quien lavará los platos? -preguntó con algo de firmeza. Apreté los labios.

- Los lavaré en cuanto termines de comer -traté de decir algo tranquila y de forma amable-, y luego me iré.

Él se quedó mirando la expresión de mi rostro, con unos ojos tan fríos que me aterraban. Mantenía su mandíbula apretada.

- Sabes que debes pedirme permiso, ¿verdad? -replicó finalmente.

Tragué saliva y medité bien las palabras antes de decirlas, ya que lo que menos quería era ganarme una paliza de su parte. Así que cerré los ojos y suspiré antes de decir:

- ¿Puedo hacerlo? -le pregunté y él entrecerró los ojos-. Ya sabes, no salgo nunca... Siempre me la paso aquí, y estoy aburrida, y me servirá hablar con Allison.

Él soltó una risa de repente.

- ¿De qué quieres hablar con Allison? -habló de una forma bastante amarga.

Mi corazón había empezado a latir de una forma más acelerada, como presintiendo el terror que podría llegar a sentir en cualquier momento. Por esa razón, trataba de decir cosas bastante coherentes entre sí.

- Pronto nos casáremos, Jackson -solté de repente-. Y ellos también lo harán, y falta muy poco tiempo. Tan sólo quiero ver sus preparativos y las cosas que nos podría servir a nosotros.

Él apretó los labios y yo volví a cerrar los ojos y suspiré, me levanté de la mesa y empecé a retirar las cosas, también para calmarme.

- Está bien, puedes ir -accedió finalmente. Solté un suspiro ante el alivio, pero finalmente volví a tensarme en el momento en el que apoyó sus manos sobre mi cintura-. Pero sólo si cuando vuelves, me pagas...

Tragué saliva y cerré los ojos. Mi labio inferior tembló involuntariamente.

- ¿Pagar?

- Oh, ¿no creíste que tú podrías salir por allí ahí divertirte y yo no? -soltó una risa amarga que provocó que se me erizara todo mi vello- Yo también merezco divertirme, y afortunadamente, te tengo a ti...

Temblé, sin poder evitarlo. Jackson apoyó sus labios sobre mi cuello, mientras clavaba sus uñas en mi cuerpo.

- A la vuelta, te ensañaré lo que es diversión, Lydia. Te lo prometo -susurró una última vez antes de salir finalmente por la puerta.

Cerré los ojos con fuerza y trague saliva tirándome hacia atrás, di un respingo y mordí mi labio para no llorar por cosas tan simples. ¿Qué es lo que Jackson es capaz de hacerme?, ¿a que punto podría llegar?

Escuché que la puerta se cerró y solté un suspiro lleno de terror. Intenté despejar mi mente mientras lavaba los platos, pero aún así me fue imposible.

Finalmente, y aún con el corazón latiéndole a mil por hora, tomé la comida que había sobrado del día anterior y la metí en un paquete para luego meterla en una bolsa. Así, partí para lo de Scott.

Cuando llegue afuera de la casa de Scott, cerré los ojos y tomé aire para calmarme y poder entrar sin que él sospechara, ya que debía tener cuidado.

Cuando finalmente toqué a la puerta, él la abrió y me miró totalmente sorprendido, y una sonrisa apareció en su cara al minuto.

- Lydia... -me dijo y yo me acerqué hasta poder besar su mejilla-. ¿Que haces aquí?, ¿estás bien?

Love on a Hill || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora