20 de Enero de 1945
Sentía un dolor punzante en cada extremidad de mi cuerpo. No quería ni siquiera hablar del dolor en el vientre que sentía, y mucho menos del vacío que había en mi pecho.
Estaba hecha un ovillo en mi cama, incapaz de moverme o de siquiera cambiar de posición. Jackson se había ido hacía más de una hora, dejándome tal como estaba, desnuda y lastimada, tirada sobre el lugar donde me había terminado de arrancar algo que no podía traer de vuelta.
Me ardía el vientre y los muslos. Tanto por fuera como por dentro. Sentía sangre fresca aún de las mordidas que tenía sobre el cuello, como si un animal rabioso me hubiese atacado.
Me sentía impotente, destruída. Por mis venas recorría una frustración que cada vez me hacía sentir peor. Lloraba en silencio.
Mi corazón se apretaba dentro de mi, teniendo en cuenta que no sólo Jackson me quitó algo preciado a mi, si no que a Stiles... Algo que yo había destinado sólo para él, me lo había arrebatado como si nada, como si para él no significara nada.
No lo hacía, en realidad, pero me dolía recordar cada fragmento de lo recién ocurrido.
Quería olvidar. Dios, si tan sólo pudiera eliminar algún momento de mi vida, sin duda alguna sería este.
Ni siquiera tenía la fuerza suficiente para sollozar, sentía que la debilidad era lo único que podía sentir y que a cada momento mi vida se desarmaba un poco más, como si finalmente fuera a destruirse por completo, cómo si fuera a acabarse.
Enterré mi cara en la almohada, dejando escapar todos las lágrimas que mi cuerpo tenía.
Me levante a pasos débiles, los cuales me costaba pisar el suelo. Sentía que era porque había llorado mucho, o peor porque Jackson me había dejado sin fuerza.
Llegué cómo pude al baño, y prendí la bañera, metiéndome en ella, pasé las manos por mi cuerpo tratando de borrar todo lo recién ocurriendo.
Entonces volví a soltar sollozos desesperados y a deslizarme por la ducha, quedando sentada en esta y abrazando mis piernas.
Sollocé con fuerza. Empecé a lavar mi cuerpo con desesperación, tratando de limpiar cada lugar que Jackson había tocado. Me sentía terriblemente sucia.
Mantuve las piernas cerradas, con terror de volver a abrirlas alguna vez más en esta vida. No quería que me pasara de nuevo. No podía permitirlo.
Apoyé mi rostro en mis rodillas y golpeé mi cabeza un par de veces contra esta, deseando que todo esto fuese una espantosa pesadilla. Mojé mi cara miles de veces, pero, a fin de cuentas, sabía que no me encontraba en un sueño.
Apreté mi pecho con mis manos, como si hubiera perdido algo allí. Sentía como si algo se hubiese perdido dentro mío, dejándome una sensación de vacío que me desesperaba.
Chillé de frustración. Se suponía que tenía que ser mi elección, se suponía que tenía que ser con Stiles. Se suponía que terminaría feliz, no llorando. Se suponía que terminaría abrazada a Stiles, no tirada en la cama luego de que Jackson se fuera. Se suponía que iba a ser un momento especial, no la peor pesadilla de mi vida.
Salí de la bañera y envolví mi cuerpo con una toalla. Me miré en el espejo, ¿cómo podía ser que me veía diferente?
Estaba más pálida, de eso no había duda. Pero mi rostro ya no era el mismo. Ya no cargaba la misma expresión de siempre. Ya no me sentía optimista. Era como si la esperanza se hubiera ido.
Me vestí con prisa. En realidad, sólo me puse el primer conjunto de ropa que saque del armario.
Cuando terminé, finalmente me senté sobre la cama, sintiendo cómo mi peso hundía la cama, y cómo el nudo de mi garganta se hacía más grande, dándome cómo única razón, llorar.
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Love on a Hill || Stydia
RomanceLas esperanzas de vida de Lydia son pobres. Las de Stiles también lo son. A pesar de que compartan aquello, sus vidas son totalmente diferentes. Cuando sus caminos se crucen, se darán cuenta de que eran exactamente lo que necesitaban para ser feli...