19 de Noviembre de 1944
Dos días después, Stiles ya se encontraba casi recuperado en su totalidad. Resultó que había cachado una enfermedad debido al frío que había pasado ante una fuerte tormenta. Pero por suerte, y gracias a que los días parecían algo mejores, él ya se encontraba repuesto. Ya la fiebre había desaparecido por completo y aunque la tos y los estornudos seguían presentes, parecía estar mucho mejor que los primeros.
Sin embargo, yo no lo estaba. Dolores de cabeza habían empezado a ser constantes, y mi garganta empezaba a arder, con cada vez que tragaba parecía doler aún más. Pero eso no era motivo para que dejara de subir a la colina.
No era como si quisiera quedarme en mi casa, encerrada sin hacer nada, o, incluso peor, con Jackson. Además, no quería desperdiciar un día sin ver a Stiles.
Llegué hasta la cima, hasta nuestro lugar de encuentro. Me emocioné al ver que ya no me esperaba en su cama, enfermo, sino que ahora estaba en un árbol recostado, dándole una aspecto de tranquilidad.
Me acerqué a él y caí sobre su regazo, no perdiendo ni un minuto más en acercarme a sus labios. Él sonrió en aquel mismo instante y acomodó sus manos detrás de mi espalda.
Cuando me alejé, besé su nariz a lo que él la arrugó. Reí.
- ¿Cómo te sientes? -pregunté acariciando sus hombros. Mi mirada estaba concentrada en su pecho y hombros, donde mis dedos iban, por lo que no me miraba directo a los ojos.
- Mejor... Mucho mejor -respondió. Sonreí y me acerque para plantar un corto beso en sus labios.
Cuando me alejé la cercanía era casi nada, y esta vez lo miré a los ojos, sonriendo, pero duré segundos ya que él me agarró de una mejilla alejando mi cara de la suya.
Suspiré. Sabía que el pequeño moretón que Jackson había dejado la noche anterior no pasaría en alto para él.
Pero, al menos fue un golpe pequeño, ya que simplemente le dieron ganas de golpearme cuando me quise ir a dormir, pero luego me lo impidió y se dedicó a contarme sus problemas y yo tuve que fingir escucharlo, por lo que casi no dormí la noche anterior. Sin nombrar el hecho de que me cerró la puerta de la habitación cuando se digno a dormir. Según él, ya que no lo había escuchado, no merecía dormir en mi habitación. Pero Stiles no tenía por que saberlo, lo único que lograría es preocupación de su parte.
Claro que, de todas formas, no podía ocultarle nada. Él mismo se daba cuenta de cuando las cosas andaban mal, de cuando las cosas no funcionaban correctamente.
Él hizo una pequeña mueca y me miró a los ojos, pidiéndome una explicación. Acarició mi pómulo.
- Bombón... ¿Qué pasó? -me preguntó, con aquel tono de preocupación que me hacía imposible poder mentirle.
- Me mantuvo bastante tiempo despierta hablando de su trabajo -le conté, Stiles siguió acariciando mi pómulo, sin despegar su mirada de mis ojos, aún mientras yo miraba hacia abajo-. No estaba realmente escuchando, y creo que se dio cuenta. En ese momento me pegó sin razón y me echó de mi habitación, la cual, muy a mi pesar, comparto con él. Es por eso que tuve que dormir en el sillón, el cual, por cierto, no es muy cómodo.
- ¿Duermes con él? -preguntó Stiles y mis ojos se cerraron al instante, bajando un poco la cabeza.
Jamás se lo había comentado, y tampoco es como si fuera una de las cosas que tuviera en mente contarle. Sabía que le debía afectar que yo durmiera con otro hombre, más con uno que sólo quiere acabar conmigo.
ESTÁS LEYENDO
Love on a Hill || Stydia
RomanceLas esperanzas de vida de Lydia son pobres. Las de Stiles también lo son. A pesar de que compartan aquello, sus vidas son totalmente diferentes. Cuando sus caminos se crucen, se darán cuenta de que eran exactamente lo que necesitaban para ser feli...