13 de Noviembre de 1944
Me giré para darle la espalda y así apoyar mi espalda en su pecho, él volvió a poner sus manos alrededor de mi cintura.
- ¡Mira esa nube! ¡parece un delfín! -grité moviendo los pies y señalándole la nube. Él rió-. Es un delfin.
- Si, parece... Pero la de allá parecen tus ojos.
Esta vez fui yo la que reí.
- Siempre ves mis ojos, no sabes jugar -me queje aún con una sonrisa.
Él rió cerca de mi cuello, y el calor de su aliento sobre este hizo que mis piernas flaquearan. Llevé mis manos hasta las suyas.
Pude notar como acomodaba su cabeza de manera que estaba casi apoyada sobre mi hombro. Una sensación de escalofríos mezclado con un extraño placer me recorrió en el momento en el que comenzó a besar insistentemente mi cuello. Más por instinto que por cualquier otra cosa, llevé una de mis manos hasta su cabeza, como un pedido para que siga haciendo lo que hacía.
Separé un poco mis piernas, las cuales terminaron quedando a los costados de las suyas, mientras el apretaba mi cintura, evitando que pudiera irme. Bueno, no era como si quisiera irme a algún lado, y más cuando se dispone a besarme de una manera que me provocaba placer.
- Si alguna vez veo que dudas en quedarte o en irte, creo que debería besarte aquí -declaró e insistió más sobre debajo de mi mandíbula. Tensé mis piernas involuntariamente-. De esa manera, sé que te quedaras.
- Oh, vamos, ¿de verdad piensas que tan loca me tienen tus besos, que podrás controlar todo lo que hago con el hecho de tan sólo besarme? -dije yo, tratando de que mantener todo en un mismo tono de voz.
- Seré bastante inseguro, pero una cosa de la que no dudo es de lo mucho que te gusta esto -siguió besando, con aún más de insistencia, y comenzó a acariciar mi cintura y mis caderas. Me mordí el labio inferior.
- Eso no es cierto -susurré y moví mi cabeza hacia atrás para que de esa forma tuviera más accesbilidad. De repente sus besos empezaron a ser mojados, ya que separaba los labios y los apegaba a mi cuello, de manera que me cause escalofríos-. Bueno... Tal vez un poco.
Sentí su sonrisa sobre mi piel y como siguió dejando besos por mi cuello. Apretó mi cintura con gentileza, y yo apreté mis piernas contra las suyas. Un suspiro cálido por su parte me hizo estirar el cuello hacia atrás aún más.
Una sensación de placer se sintió por cada parte de mi cuerpo y tuve que cerrar los ojos para no temblar debido a eso. Mordí mi labio más fuerte y finalmente pasó lo inevitable.
Gemí.
Y abrí los ojos luego de que eso sucediera. Ya que era un sonido que jamás había salido de mis labios, significando placer. Hasta claro, ahora.
Mis mejillas se enrojecieron de repente, y me quedé paralizada. Stiles también detuvo sus movimientos. Alejó sus labios de mi cuello y me gire para mirarlo. Él apretó los labios.
- ¿Te lastimé? -preguntó.
Espera, ¿qué?, ¿lastimarme?
Su mirada estaba algo arrepentida, como si algo lo hubiera asustado y solo quisiera disculparse.
- ¿Qué? -nada más solté.
Stiles apretó sus labios y acarició levemente mis caderas, no yendo muy lejos. Bajó la mirada.
- Lo siento, lo siento -se disculpó.
Lo miré incrédula. No podía creer que en serio haya creído que en verdad me había lastimado.
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Love on a Hill || Stydia
RomanceLas esperanzas de vida de Lydia son pobres. Las de Stiles también lo son. A pesar de que compartan aquello, sus vidas son totalmente diferentes. Cuando sus caminos se crucen, se darán cuenta de que eran exactamente lo que necesitaban para ser feli...