Capítulo 76

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4 de Enero de 1945

Lydia mantenía su cabeza acostada sobre mi brazo, con el cual a su vez yo acariciaba su mano, que estaba unida a la mía. Luego de haber jugado un rato al futbol, Liam había dicho que quería descansar, por lo que con Lydia lo acompañamos hasta mi habitación, donde en ese preciso momento se encontraba durmiendo.

Liam había resultado realmente adorable, no lo podía negar. Nunca había vivido la sensación de tener a alguien más chico que yo, y mucho menos si es que estaba a mi cargo. Pero me gustaba aquella sensación, realmente me gustaba. Parecía un buen chico, y podía llegar a identificarme con él. Además, él parecía admirar mucho a Lydia, y esta parecía haberse encariñado mucho con él, también.

Lydia giró la cabeza, apoyada en el césped al igual que la mía, y me sonrió en el momento en el que yo la miré.

- ¿No es Liam lo más adorable del mundo? -comentó, con una gran sonrisa en el rostro.

No la había visto sonreír así desde la muerte de su amiga. No pude evitar alegrarme, y esperé que Liam pudiera ser, también, alguien que logre sanar la herida y el vacío del corazón de Lydia, aquel vacío que Allison había dejado.

- Lo es, después de ti -admití. Ella rió.

Su risa era sin duda alguna mi sonido favorito en el mundo y podría escucharla siempre.

- No, pero lo digo en serio... Liam es tan pequeño e indefenso que siento la necesidad de cuidarlo -me explicó. Llevé mis dedos a su cabello y empecé a acariciarlo levemente.

- ¿Como una madre? -pregunté y al momento su sonrisa se estiró por su rostro.

- Como una madre -me confirmó ella, mirándome a los ojos, sin dejar de sonreír.

Acerqué su cabeza con mi brazo y le di un prolongado beso en su frente. Ella cerró los ojos y no dejó de sonreír.

Tomó mi mano y empezó a jugar con mis dedos, recorriéndolos con los suyos de una forma tranquila.

- Podríamos... Ser buenos padres, ¿no lo crees? -habló dejándome por un segundo sorprendido.

Habíamos hablado otras veces de tener una familia. Pero nunca sentí que la conversación iba más allá de ser una fantasía, cómo las que teníamos a diario. Sin embargo Lydia era una persona que soñaba mucho, y me era casi imposible no perderme en sus sueños, que magicamente eran junto a mi.

- Yo creo que tú serías la mejor madre del mundo -hablé con toda sinceridad-. Yo en mi lugar tendría que aprender algunas cosas, como...

Antes de que pudiera seguir se reincorporó y me miró desde arriba. Levanté las cejas.

- Serías un padre estupendo, sin duda alguna... Liam se dio cuenta de eso, cuando le dijiste ese discurso allá dentro y no fue el único que notó lo estupendo que serías -dijo y una sonrisa se escapó por mi rostro.

- Lo sé, pero lo decía porque... Verás; tampoco tengo el mejor ejemplo de padre -respondí.

- No tiene importancia -me aseguró Lydia. Tomó mis manos, acariciando con sus pulgares. Se la notaba llena de emoción-. Stiles, eres totalmente diferente a tu padre, así como yo soy distinta a mi madre. Seremos buenos padres.

- ¿Seremos? -pregunté, algo inseguro- Sé que tú sí, pero... ¿yo?

Lydia sonrió. Se inclinó hacia mí y apoyó su mentón en mi pecho, al igual que sus brazos flexionados.

- Aprenderemos a ser buenos padres. Tenemos a Liam ahora -me dijo-, y eso cuenta.

- Estoy seguro de ello, sí... Es sólo que no lo sé...

Love on a Hill || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora