Capítulo 115

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Me crucé de brazos frente a Stiles, que se mantenía parado frente a mi con sus manos en mis hombros y una sonrisa tranquila que quería decir "que todo estaría bien".

- Todo estará bien, bombón -dijo entonces acariciando mis brazos de arriba a abajo, dio un paso hacía adelante y beso mis labios castamente-. No tienes porque preocuparte.

Apreté los labios.

- Vendré por ti en poco tiempo, ¿si? -él asintió obedientemente-. No quiero que salgas de aquí hasta que llegue aquí, no quiero que salgas de aquí hasta que sepas que soy yo la que esta aquí.

- Esta bien, Lyds -dicho esto puso sus manos en mi cuello esta vez y me acercó a él para esta vez besarme más prolongadamente, cuando el beso acabo me apoye de su frente y acaricie sus mejillas.

Solte un suspiro y lleve mis manos una vez más a su nuca para volver a besarlo, esta vez con una necesidad que me salió de lo más dentro de mi corazón, cuando nos separamos los labios de Stiles estaban estirados hacía arriba, lo supe porque los acaricie con mi pulgar.
- Te amo -dije entonces acariciando mi nariz con la suya.

- Te amo también -dijo dándome un beso en la frente-. Ahora, ve. Tranquila, ¿sí? Hemos hecho esto millones de veces. Sólo buscaré las cosas que más me importan y las empacaré.

Asentí y volví a besarlo una vez más para luego sonreírle y alejarme, para bajar de una vez la colina.

Tardé mucho en convencerlo a Scott de dejarme subir sola. Como le cambiaron el turno de la noche por uno a la tarde, en aquel momento se encontraba haciendo su trabajo, y no podía acompañarme. Se negó al principio, cuando le dije que tenía que subir, pero finalmente terminó aceptando, ya que sabía en el fondo que yo lo haría de todas formas.
Ahora me encontraba dirigiéndome hacia un lugar al que debía haber ido apenas tuve la oportunidad. Era algo que debía hacer, ya que se lo debía a mi mejor amiga.

Luego de caminar un rato, me encontré frente a la puerta de una gran casa. Toqué la puerta, esperando que Kira saliera de ella. Sabía su dirección ya que una vez me había puesto a revisar una de las libretas de Mal, donde guardaba cosas importantes. Ahí había encontrado el nombre de la chica junto a su dirección y un corazón.

La puerta se abrió frente a mí, dejándome ver a una chica de mediana estatura, ojos y labios finos, de cabello morocho. Se quedó mirándome confundida.

- ¿Kira? -pregunté. Ella asintió, algo insegura-. Eh... Hola. No nos hemos presentado formalmente. Soy Lydia.

Su rostro pareció iluminarse de repente, como si se hubiera encendido un botón en su cerebro al decirle mi nombre. Se vio contenta por los primeros dos segundos, luego una tristeza indescriptible iluminó su rostro.

- Lyds -dijo entonces y se movió levemente a un lado para hacerme entrar, entrecerré los ojos y negué de un lado a otro-. Digo, Lydia... Perdón, ella solía llamarte así.

Sonreí algo triste, pero aún así entre a la casa de Kira, esta cerró la puerta atrás de mi y luego ella camino hasta estar en el centro de la casa, me hizo sentarme en uno de los sofá para mirarme desde arriba.

- ¿Quieres tomar algo? -pregunto jugando con sus manos, parecía nerviosa-. Puedo preparar te o un jugo, incluso tengo leche...

- No, no... Esta bien -dije entonces y le regalé una sonrisa tímida antes de que empezara a balbucear. Ella sonrió agradecida y se sentó frente a mi.

Love on a Hill || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora