31 de Enero de 1945
Toqué en la puerta de la casa de mi amiga. Me refugié de la lluvia en el poco techo que había de afuera, esperando a que abriera. No tardó en aparecer tras la puerta.
Me sonrió al verme, y me hizo un ademán con la mano para que entrara a su casa. Le sonreí forzadamente y entré.
Me quité el abrigo y lo sacudí un poco, ya que estaba mojado. Luego lo colgué.
- Hacía bastante que no te veía, Lyds -sonrió ella-. ¿Como más de una semana?
Apreté los labios, abrumada por lo recuerdos.
- Creo.
Ella sonrió de nuevo y caminó hasta el centro de la casa, donde finalmente se sentó en los sofas que habían frente a mi.
- He estado bastante ocupada últimamente -explicó mirando sus manos-. Con esto del hospital, llegan bastantes heridos a diario, y me he quedado sin tiempo para ir a visitarte.
- Está bien -me hundí de hombros sin mucho que decir.
- ¿Quieres un té? ¿Café? ¿Algo? -ofreció ella empezando a levantarse. Negué antes de que siguiera nombrando-. Oh... Entonces, me quedo aquí. ¿Estás bien?
Nunca pensé en toda mi vida que una pregunta con sólo dos palabras, pudiera afectar tanto en mi respuesta.
¿Qué cómo estaba?
Había pasado exactamente una semana y cuatro días desde el acontecimiento que cambió todo básicamente en mi. Las cosas habían cambiado a mi paso, porque yo había cambiado.
Era irónico pensar que en simples días podrías dejar de ser la misma persona que solías ser.
Me sentía sensible a cualquier tipo de roce. Había evitado que Jackson me golpeara a toda costa, haciendo todo lo que él quisiera y pidiera.
Obviamente, más de una vez me había levantado la mano y me había golpeado, pero trataba de no quejarme, asentir y hacer lo que él decía. De todas formas, aunque estuviera acostumbrada a más, me dolía peor que nunca.
¿Con Stiles? Nunca me dolió tanto. Notaba como trataba de hacerme sentir mejor, como trataba de acariciar mi mano. Pero yo ni a eso podía responderle.
No era como si no quisiera, porque dentro de mí me moría por que volviera a acariciarme. Pero simplemente no funcionaba de esa manera. Estaba traumada.
- Lyds... -Malia colocó una mano sobre mi pierna y yo me sobresalté. Me miró confundida- ¿Qué ocurre?
- Yo... Nada -solté un suspiro. Le sonreí como pude-. Es sólo que te extrañaba.
Ella sonrió algo confundida, lentamente fui alejándome del agarre que su mano había puesto sobre mi rodilla. Sonreí para que pareciera que nada malo ocurriera.
- ¿Cómo... Has estado? -pregunté tratando de desviar el tema hacia ella-. ¿Tus padres han venido a visitarte?
Malia asintió un par de veces antes de empezar a contar una anécdota acerca de la última vez que sus padres vinieron. La escuchaba, pero al parecer las cosas que solían emocionarme antes, simplemente ya no más.
Me había pasado bastante desde lo ocurrido con Jackson. Con papá me costaba tener que fingir que nada me pasaba, porque él podía verlo, aún así nunca fue capaz de notarlo. Mucho menos mamá.
Stiles, por supuesto que si lo había notado, pero no hablaba al respecto. Tampoco es cómo si hicieramos mucho, lastimosamente en más de un día no quise subir, ya que no quería que Stiles se pusiera mal por mi, quería evitar contagiarlo de mi tristeza. Aún así seguía subiendo, claro. Nada podría hacer que dejé de subir, ni siquiera el trauma que ronda en mi cerebro.

ESTÁS LEYENDO
Love on a Hill || Stydia
RomanceLas esperanzas de vida de Lydia son pobres. Las de Stiles también lo son. A pesar de que compartan aquello, sus vidas son totalmente diferentes. Cuando sus caminos se crucen, se darán cuenta de que eran exactamente lo que necesitaban para ser feli...