3 de Abril de 1945
Tenía miedo. Estaba en un lugar peligroso, pero estaba aquí por él y todo el miedo del mundo podría ser sustituido mientras supiera que él esta bien.
Escondida detrás de un arbusto, me agaché para poder mirar mejor entre rejas como era el lugar donde Stiles se encontraba. Era horrible y oscuro, y aunque el día estuviera nublado aquí parecía estar mil veces peor, como si no hubiera ni siquiera un rastro de luz. Estaba oscuro y sin esperanza. Alguien como Stiles no podía vivir aquí, de hecho nadie merecía vivir en un lugar así.
Pensaba en lo asustado que él debía estar, en el miedo que debía tener, más si se encontraba encerrado en un lugar dónde había gente que podría tratarlo como basura. De tan sólo pensarlo, mi corazón temblaba.
Pero esta vez no tembló, sino que empezó a latir con fuerza en el momento en el que vi al chico de ojos mieles, al amor de mi vida, acercándose hacia donde estaba yo, desde su lado del campo de concentración. Vi como se escondía tras una piedra, que lograba cubrir todo su cuerpo. Me sentí feliz por un momento.
Sin embargo, aquel momento duró poco. Me fijé en las heridas que tenía en el rostro. Un moretón le cubría casi todo el lado del ojo. Tenía la nariz hinchada, al igual que una de sus mejillas. Varios sectores de su rostro estaban morados.
Stiles soltó un sollozo y se tapó la boca, aún sin haber hecho contacto visual conmigo todavía. No podía verme desde dónde estaba. Entonces, decidí acercarme poco a poco, dejar que me viera.
Traté de ver a su alrededor y me alegré al darme cuenta que en este sector justamente no habían tantas personas como en el resto del lugar y las que había parecían estar en sus cosas.
Me acerqué a él agachada, gateando para asegurarme que sólo él me viera y entonces me escondí detrás de la misma piedra que él se escondió, sólo que yo del otro lado de la reja.
Stiles tenía el rostro cubierto, entonces no me vio al estar a su lado, pero al hacer un leve movimiento, él se percató de la presencia de alguien más y dio un salto mirando hacía todos lados, hasta que se topó frente a frente conmigo.
- Ly... Lydia -balbuceó en medio de la sorpresa que tuvo al mirarme. Abrí la boca para decir algo pero tan sólo salió de mis labios un sollozo.
No pude evitarlo. Era más de lo que podía soportar. Stiles estaba mal, lo veía en sus ojos que tenían leves lágrimas, lo vi en su rostro completo que estaba totalmente lastimado, estaba más delgado y mi pecho empezó a arder de tan sólo imaginar que debió haber pasado hambre.
Él me acompañó en el llanto. Se quedó observándome, consumido en su dolor, mi rostro por completo. Notaba especialmente cómo me miraba aquellas heridas que me había dejado Jackson tras la última vez que me atacó. Sabía que ninguno de los dos se encontraba bien, y el hecho de que estábamos separados por una maldita reja hacía que mi pecho se comprimiera.
- Lydia, Dios... -sollozó esta vez con una sonrisa. Iba a estirar mi mano para apoyarla sobre la reja, pero Stiles se desesperó demasiado y se acercó lo máximo posible hasta mí- ¡No, no, no! ¡Está electrificada!
Dejé la mano a medio camino. Apreté mi puño con impotencia y bajé la mirada. Sin embargo, noté como uno de los huecos entre las rejas era bastante grande como para que mi mano pasara, así que hice aquello. Con cuidado de no tocar nada, logré pasar mi mano hacia el otro lado. Stiles no tardó en tomar mi mano y apretarla con desesperación. Acercó su boca a esta y empezó a besarla a medida que también la acariciaba.
- Te necesitaba tanto, Lydia... -comentó, limpiándose con su antebrazo las lágrimas-. No sabes lo feliz que me hace el poder tocarte, el tenerte aquí, y saber que estás a salvo.
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Love on a Hill || Stydia
RomanceLas esperanzas de vida de Lydia son pobres. Las de Stiles también lo son. A pesar de que compartan aquello, sus vidas son totalmente diferentes. Cuando sus caminos se crucen, se darán cuenta de que eran exactamente lo que necesitaban para ser feli...