2 de Noviembre de 1944
Luego de unos tres largos día, decidí rendirme y dejar de esperar. De alguna manera, el dolor se intensificaba a medida que más tiempo pasaba alejada de él, al igual que crecía aquel deseo de estar a su lado.
Mis heridas ya no parecían tan graves, pero aún dolía aquella que tenía en el vientre, y ni hablar de la que tenía en el alma. Y la verdad era que cada vez que pensaba en él, me ponía peor, ¿estará bien?, ¿su padre le habrá hecho daño?, ¿me extrañará?, ¿estará arrepentido?, ¿tres días han sido suficiente para él como lo han sido para mi?
Mi cabeza se llenaba de preguntas que nadie respondía y que me frustraba demasiado tenerlas incógnitas en mi cabeza. Así que no pude más, aun que con Malia había quedado de esperar una semana, tres días habían sido suficiente.
Necesitaba verlo, necesitaba saber cómo estaba, necesitaba saber si estaba tan afectado como yo lo estaba.
No esperé ni un momento más, y apenas se fue Jackson, salí corriendo como pude hacia la colina, rezando por que él estuviera allí. A medida que subía empece a disminuir mis pasos como también mi emoción, por que creo que debería tener más cuidado y más miedo también, y no estar tan descuidad y alegre como siempre por que el padre de Stiles podría estar por aquí, o peor, Stiles podría decirme que me vaya una vez más.
Temí todo el camino en encontrarme a Stiles con intenciones de echarme o a su padre queriendo intentar matarme nuevamente, pero definitivamente no me esperaba lo que vi.
Stiles estaba sentado en la cima, con la cara tapada por sus manos, pero podía escuchar sus fuertes sollozos.
Mi corazón se aceleró, y aún temiendo ser rechazada, corrí hacia él. No estoy segura si me escucho, pero de un salto caí de rodillas a su lado, pase mis brazos por sus hombros y lo levante levemente para que posará su mirada en mi, saque su cabeza del hueco de sus piernas y lo obligué a mirarme, tembló y creo que yo igual lo hice al examinar su rostro: Tenía moretones por muchos sectores de la cara y marcas rojas y rasmilladas también, parecía no haber pegado un ojo en todos estos días y su labio mantenía un corte que me dejaba intranquila, y ni hablar de como me ponía ver sus lágrimas.
Él me miró sin dejar que sus lágrimas pararan de correr por su rostro. Me llevé una mano a la cara, e hice una mueca llena de desesperación.
- Lo siento -fue lo único que salió de la boca del chico de ojos mieles. Sin podes evitarlo, y un segundo antes de que volviera a sollozar, rodeé su cuerpo con mis brazos y lo apreté contra mí.
Stiles me abrazó con desesperación, descansando su rostro en mi hombro, llenándolo de lágrimas. Llevé una mano hasta su cabello y empecé a acariciarla con algo de insistencia, tratando de tranquilizarlo. Sin embargo, él no paraba de sollozar.
- Lo siento, Lydia, lo siento tanto -dijo entre sollozos-. Yo... Pensé que nunca más te volvería a ver... Y yo... Yo no pienso que pudiera... Te necesito y me arrepentí cuando....
Su voz se quebró y eso hizo que se abrazará más a mí Yo por mi parte lo apreté a mi y empecé a meter mis dedos entremedio de su cabello, intentando calmarlo, sin embargo él no dejaba de balbucear y eso me preocupaba.
- Shh... Stiles, esta bien... -le susurré y sentí como sus brazos se dirigieron a mi cintura me levanto lentamente y me apego a él aún más, como si tuviera miedo de que me alejara.
- Escúchame... Lydia, yo... lo siento, lo siento... -susurró y daba grandes bocadas de aire para seguir hablando. Su desesperación, me preocupo demasiado y baje mis manos a su mejilla, y lo obligue a mirarme, veía como quería intentar decir algo e intentaba tomar aire para decirlo-. No quise... No puedo... Yo... Lydia.
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Love on a Hill || Stydia
RomanceLas esperanzas de vida de Lydia son pobres. Las de Stiles también lo son. A pesar de que compartan aquello, sus vidas son totalmente diferentes. Cuando sus caminos se crucen, se darán cuenta de que eran exactamente lo que necesitaban para ser feli...