Capítulo 37

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16 de Noviembre de 1944

- Iré a prepararte la comida que te traje, te la traeré y te daré de comer -le di una sonrisa y me levanté lentamente.

Me levanté caminando hacia la mesa donde empecé a preparar la comida de Stiles, cuando finalmente terminé llevé el plato a su habitación, pero paré en seco al ver que estaba levantado.

Solté un suspiro, pero me detuve un rato al ver que estaba buscando algo de su pequeño baúl, metía las manos buscando algo con emoción.

- Stiles, debías descansar -le advertí, él negó sin voltearse.

- No, no... Lydia, tengo algo que encontré anoche y... Quiero mostrártelo -habló dejando algunos estornudos mediante hablaba-. Dios... Estoy segura que lo había dejado por aquí...

Una vez más volvió a estornudar fuerte. Cerré los ojos.

- Stiles, recuéstate -le repetí, pero él negó, sin parar de buscar.

Dejé el plató sobre el pequeño mueble que estaba al lado de su cama y empecé a caminar hacía él.

- ¡Lo tengo! -gritó y se levantó escondiendo tal cosa detrás de su espalda, me sonrió, cosa que duró poco porque volvió a estornudar, se disculpó con la mirada y me dio otra sonrisa-. Nunca te conté que quise quedarme con muchas de las cosas que mamá dejó antes de morir. Mi papá siempre se quedó con muchas cosas de él, pero yo sólo con algunas mías y las de mi mamá, es por eso que no tengo tanta ropa... Pero, en fin, no es lo importante... Ayer, cuando te fuiste me puse a revisar las cosas y encontré algo que te encantará.

Levanté las cejas, ¿que podría tener Stiles que podría encantarme, que tenga que ver con su madre?

Stiles me sonrió antes de entregarme el libro. Lo miré con los ojos abiertos, y luego de mirar el nombre y la portada, solté un chillido de emoción, permitiéndome toda la libertad de gritar.

- ¡No puede ser, no puede ser! -chillé, sin poder dejar de dar saltitos. Stiles sonrió al ver mi emoción.

En mis manos tenía el mismísimo libro de la Sirenita, que Jackson me había tirado y que nunca más había encontrado.

- Supuse que te gustaría -comentó él. Sin dudarlo dos veces, lo tomé por la nuca y comencé a besarlo con felicidad. Pero el beso duró dos segundos, ya que Stiles enseguida se separó-. Lydia, no quiero contagiarte...

- Realmente no me importa -declaré, y luego le di un leve empujón hasta que cayó en su cama, me apoyé sobre su cuerpo, y tomé su rostro en mis manos y seguí besándolo.
Stiles no volvió a detenerme. Llevó sus manos hasta mis caderas, haciendo patrones por encima de mi ropa. Mis piernas estaban a ambos costados de su cuerpo, y lo apretaba como si de esa manera evitara que se escapase, por más de que ninguno de los teníamos la mínima intención de separarnos.

- Te quiero, te quiero tanto -susurré contra sus labios. Él apretó mi cintura.

La cantidad de besos que le estaba dando se detuvieron cuando me tomó de los brazos para alejarme, creía que iba a estornudar, sin embargo se puso a toser. Empezó a toser, parecía como algo desesperado como si estuviera intentando recuperar el aire, se levantó de un impulso quedando sentado y tosiendo en busca de aire. Acaricié su espalda, sentándome junto a él para que pudiera dejar toser todo. Soltó una bocada de aire de repente y me asusté, vi como parecía esconderse ya que se ponía a un lado.

Stiles se paró, separándose de mí. Lo miré llena de preocupación, sintiendo como el terror me llenaba por dentro. Lo seguí y él llegó hasta la cocina, tomó un vaso y se sirvió agua de una botella que tenía en una repisa. Logró calmarse un poco, ya que aún seguía tosiendo, pero no de una manera tan seca. Me acerqué y le di un par de palmadas en la espalda, tratando de ayudarlo. Finalmente, él terminó calmándose.

Love on a Hill || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora