Capítulo 91

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Punto de vista: Stiles.

12 de Febrero de 1945

Esta vez sabía que Lydia vendría, ya se hacían dos días desde la última vez que subió y sabía que no estaría otro día así, porque Lydia no podría hacerlo.

Cuando la vi subiendo la colina, supe que tenía razón y una alegría se abrió por mi pecho.

Pero como las otras veces, no venía con una sonrisa. Últimamente estuvo viniendo con una actitud apagada, seria, triste.

Me acerqué a ella rápidamente, y aún sabiendo que no me devolvería el gesto, le sonreí ampliamente.

- Hola, bombón. Dame la bolsa, te ayudo -le dije, tomando la bolsa de comida de sus manos. Un poco se estremeció ante el contacto y yo sentí como algo dentro de mi cuerpo fallaba.

Ella me siguió hasta mi casa, y yo traté de mantenerme al ritmo de sus pasos para no ir tan adelantado.

Llegamos y coloqué la bolsa sobre la mesa. Lydia ya había buscado el plato y me miraba con una expresión indescifrable.

- Yo lo hago -dijo, tomando la bola y colocando la comida. Sonreí de oreja a oreja, algo emocionado ante su disposición.

- Gracias, bombón -le dije, sentándome en la mesa. Ella mostró una sonrisa bastante forzada y me alcanzó el plato.

Sirvió mi comida y finalmente dejó el tenedor al lado esperando que me sentará y empezará a comer. Cuando lo hice, ella se sentó junto a mi y una pequeña emoción se prolongó por mi pecho al ver que se apoyaba en la mesa y lo observaba.

- Supongo que comiste -hablé luego de tragar-. Porque si no has comido, puedo servirte un poco de lo mío.

Ella negó de un lado a otro.

- Es tu comida, Stiles -respondió hundiéndose de hombros-. No la mía, además ya comí, antes de venir, no te preocupes.

Sonreí en respuesta asintiendo un par de veces, me giré hacía mi plato y empecé a comer más de prisa para poder volver a hablar con ella, para poder volver a subir su animo.

Cuando terminé, le sonreí mientras dejaba mi plato a un lado.

- ¿Quieres... Ir a mi habitación? -pregunté levantándome. Ella separó los labios levemente, cómo temiendo de responder-. O, podemos quedarnos aquí, o salir... Lo que quieras.

Lydia se hundió de hombros indiferente y suspiró apoyándose en la silla. Apreté los labios.

- Bueno supongo que nos quedaremos aquí -sonreí volteandome al estante y poder tomar el tablero de ajedrez con la bolsa que mantenía sus piezas-. ¿Quieres jugar, bombón?, sé que patearás mi trasero, pero... Es lindo verte ganar.

- No lo sé, Stiles... No tengo muchas ganas -me dijo sinceramente. Apreté los labios.

- Oh, bueno. Está bien -traté de sonar decepcionado-. Mmm, ¿qué te parece si bailamos?

Hizo una mueca que fue suficiente respuesta para darme cuenta de que no quería saber nada con respecto a eso. Suspiré.

- Podemos ir afuera... -acotó, tímidamente. Se encogió de hombros.

- Sí, sí -asentí rápidamente-. Como tú quieras.

Su sonrisa forzada volvió a aparecer. Se paró y se dirigió hacia afuera. Yo no tardé en seguir sus pasos.

Nos acostamos sobre un árbol. Nuestros cuerpos estaban cerca, pero para mí era como si se encontraran lejos. Quería tenerla sobre mi regazo y pasar mis manos por su cintura. Quería apoyar mi cabeza sobre su hombros y darle besos. Me mataba el no poder hacerlo.

Love on a Hill || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora