Capítulo 39

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17 de Noviembre de 1944

Llegando a su habitación, me intenté acostar junto a él, pero entonces él me miró y negó de un lado a otro. Suspiré. Me senté en la silla mirando como él se mantenía con las frazadas hasta su cuello: temblando.

- Stiles, te estás congelando, déjame... Ayudarte -le pedí, sin embargo él negó, sin siquiera abrir los ojos.

- No quiero que te contagies...

- ¡Malia dijo que no me contagiaría si no nos besamos! ¡Solo te estoy pidiendo que me dejes abrazarte, antes de que inventé alguna otra cosa para hacerte entrar en calor! -exclamé, algo irritada.

Stiles cerró los ojos, e hizo una mueca, quizás ante los gritos. Suspiré y negué con la cabeza.

- Lo siento -susurré mientras me acercaba para sentarme a su lado-. ¿Puedes permitirme nada más abrazarte? No te estoy pidiendo mucho -hablé con una voz más tranquila y aún más suave.

Stiles suspiró, y finalmente me hizo un lugar. No tardé en meterme bajo las sábanas.

Stiles tenía su rostro apenas más arriba del mío, y nuestros pechos por poco se tocaban. El calor que hacía bajo las sábanas era algo sofocante, pero no le di importancia: sólo quería que él dejara de pasar frío.

A pesar de la diferencia de altura, y el hecho de que Stiles más grande que yo, me las arreglé para hacer que Stiles se hiciera una especie de bollo, de forma en la que juntaba sus piernas hasta que chocaran con su cuerpo, y bajó la cabeza. Me acerqué más a él y lo rodeé con mis brazos. Pasé mis piernas y las coloqué alrededor de las suyas, mientras que su cabeza fue a descansar a mi pecho. De esa manera, parecía que lo estaba protegiendo contra cualquier cosa que viniera. Y aquella suposición no era muy diferente a mis verdaderas intenciones.

- Recuerdo ver caer las lagrimas por tu cara cuando dije que nunca te dejaría marchar -comencé a cantar, con la voz más suave y dulce que podía poner. Stiles pasó sus manos por mi cintura y me acercó más a él en el momento en el que dije la primera frase. Acaricié su espalda- Cuando todas aquellas sombras casi taparon tu luz. Recuerdo que dijiste: No me dejes aquí solo.
Pero todo eso acabó, y ha pasado esta noche.

Dejé un beso sobre la cabeza de Stiles, y él la levantó para mirarme a los ojos.

- No pares, por favor -susurró con debilidad. Asentí y me animé a unir nuestros labios. Stiles no se opuso. Los dejamos unidos un tiempo, hasta que él se percató se la situación y volvió a bajar la mirada, dejando ahora su cabeza en el hueco de mi cuello.

- No te atrevas a mirar por la ventana, cariño. Todo está ardiendo -volví a besar su cabello, y él comenzó a acariciar mi cintura, aferrándose a mí-. La guerra ahí afuera continúa arreciando, aférrate a esta canción de cuna, incluso cuando la música haya terminado.

Comenzó a dejar besos sobre mi cuello, y notaba que lo hacía con intención de demostrarme todo su cariño, y de lo agradecido que se sentía.

- Solo cierra los ojos, el sol se está yendo, estarás bien, nadie te puede hacer daño ahora, ven, luz de la mañana, tú y yo estaremos a salvo -canté, luego llevé mis manos hasta las mejillas de Stiles y lo obligué a mirarme. Le sonreí dulcemente- Solo cierra los ojos, estarás bien, ven, luz de la mañana, tú y yo estaremos a salvo.

Cuando deje de cantar noté cómo él me apegó aún más a él, como si de esa forma no quisiera dejarme ir, por nada del mundo, cosa que me gustaba bastante. Metí mis dedos por su cabello y empecé a jugar en él.

- ¿Como te sientes ahora? -pregunté luego de eso. Él sonrió, ya que sentí a sus labios estirarse sobre mi cuello.

- Es sólo que me alegra de que estés para mi... -me respondió cómo única respuesta.

Love on a Hill || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora