Capítulo 126

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19 de Abril de 1945

Stiles me tomó en sus brazos y me abrazó con fuerza, transmitiéndome toda la nostalgia que él debía estar sintiendo, que era mucho mayor que la mía al haber vivido en la colina mucho más tiempo del que yo he pasado en ella. Me besó la mejilla y sabía que estaba tratando de enfocarse en mí para no sensibilizarse ante donde nos encontrábamos.

Ambos estábamos parados enfrente del árbol dónde habíamos tallado el nombre de Liam. Queríamos empezar despidiéndonos con él, por el pequeño, ya que por más que había pasado tan sólo unos días con nosotros, él había marcado un antes y un después en nuestras vidas. Para empezar, fue lo que más nos incentivó a un deseo de ser padres.

- Él siempre va a estar con nosotros, ¿lo sabes? -comenté, acariciando los brazos de Stiles que me sujetaban con fuerza, con miedo a dejar de aferrarse.

- Lo extraño.

- Yo también -sonreí de lado y giré para encontrarme con su rostro. Él se acercó y me dio un beso en la frente, gesto ante el cual cerré los ojos.

Luego de que él se separará me acerque al árbol y acaricié el nombre tallado de Liam de un lado a otro mientras cerraba los ojos recordando todos los momentos que vivimos junto al pequeño.

Decidir mudarse fue una decisión que se nos hizo fácil, especialmente porque esta ciudad estaba llena de malos recuerdos, de momentos dolorosos y pérdidas. Pero la colina no era parte de la ciudad, al menos no para nosotros, este era nuestro lugar y había sido nuestro lugar durante todo este tiempo.

Solo Dios sabe que sería de nosotros si no hubiera subido a la colina aquella noche y estoy consciente de que no sería un buen final, al menos no para mi.

Stiles llegó a mi lado y entrelazó mis dedos con los suyos y dio un paso frente al árbol, esta vez llevando sus dedos a nuestras inciales que se encontraban a un costado del mismo.

- ¿Recuerdas cuando hicimos esto? -preguntó, yo sonreí y asentí-. Fue cuando tuvimos esa boda falsa.

- Hey... -dije entonces golpeando su brazo suavemente-. No fue tan falsa, hicimos una promesa y fue más real que cualquier boda.

Me sonrió y suspiró, negando con la cabeza. Tomó mi mano y la besó.

- Realmente se siente como si estuviésemos casados -me dijo. Asentí con la cabeza.

- Es porque lo estamos -respondí, dándole un corto beso a sus labios.

Luego, me tomó de la mano y me acompañó hasta el lago, que no estaba muy lejos de aquel árbol. Nos sentamos en la orilla de este, y yo apoyé la cabeza sobre su hombro mientras que él envolvía con un brazo mi cuerpo.

- Tuvimos nuestra primera pelea aquí -comenté, con la vista perdida.

- Lo recuerdo. Mi padre te había lastimado y... entré en pánico. Estabas aterrada y yo estaba asustado de que pudieses salir aún más herida. Me rompió un poco el corazón tener que pedirte que no subieras más -recordó, acariciando mi cintura suavemente.

- Fue mi culpa... -dije con una sonrisa nostálgica y arrepentida.

- Basta, no estamos aquí para echarnos la culpa, sino que para recordar lo que pasamos aquí, que no fue poco -apuntó. Asentí con la cabeza, dándome cuenta que tenía razón.

- Tienes razón -respondí lanzándome hacía su hombro-. También pasamos lindos momentos aquí, como las veces que veníamos solo a disfrutar de la vista o aquella vez que te encontré bañándote.

De repente soltó una risa ante aquel recuerdo.

- Fue la primera vez que dormimos juntos -recordó con una sonrisa burlona pegada en su rostro-. Sin contar aquella vez que pasaste la noche enferma.

Love on a Hill || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora