28 de Noviembre de 1944
Era el tercer día consecutivo del cuál lo único que he hecho ha sido llorar por las noches y pelear por las tardes. Sentía como mi alma parecía estar deteriorándose, como si estuviera buscando una salida. Y es que en cierto modo eso estaba haciendo, mi alma estaba desesperada por encontrar una manera de volver donde Stiles, por encontrar la salida de las pesadillas que tenía cada vez que cerraba los ojos.
Me estaba despertando del tercer día y ya se sentía horriblemente doloroso. Me da escalofríos pensar en el futuro, en los futuros días sin felicidad. Mis ojos estaban secos de tanto llorar. Mi cuerpo no podía soportar los golpes que Jackson me daba, ahora que ni siquiera frente a él podía ocultar mi tristeza. Como era algo injustificado, y él siempre pedía por razones, creía que lo más correcto era pegarme.
Millones de veces había tratado de salir de mi casa, y parecía increíble que Scott haya tratado de detenerme siempre. Además, Jackson estaba pasando más tiempo en casa, lo cual no me beneficiaba en nada.
Quería disculparme con Stiles. Me sentía espantosamente mal, sobretodo sabiendo que todo era mi culpa. Y una de las cosas que más me inquietaba era que no tenía mucha comida, y temía que se le termine pronto.
Pero no era sólo eso. Por que además de preocuparme por lo poco que Stiles a comido o preocuparme por lo enojado que debe estar conmigo, yo sólo podía pensar en mi manera dolorosa de extrañarlo.
El primer día había sido frío, había planeado un plan para poder subir sin el permiso de Scott y cómo lo hice, en el minuto en que Jackson se fue corrí hacia haya, pero fue como un extraño truco de magia, por que en el momento en el que mis pies doblaron la esquina, Scott venía a paso lento donde mi. Luego de eso discutimos, nos pasamos ese día discutiendo, pero en general él no me dejo sola hasta que Jackson llegó.
Al otro día no fue tan diferente. Trate de convencerlo, le rogué, le lloré pero cuando me di cuenta que no funcionaba volví a encararlo en una discusión, donde fue la única vez en mi vida en la que he gritado tanto y más hacía alguien tan importante como Scott.
Pero ahora era algo diferente.
Hoy no tenía ganas de intentar subir a escondidas de Scott, no tenía ganas de crear un plan para subir, no tenía ganas de llorar, ni siquiera tenía ganas de pensar... Sólo tenía ganas de desaparecer.
Sabía que era algo que probablemente podría hacer más adelante, cuando Scott logré olvidarse. Pero no me quería imaginarme las consecuencias: ¿Y si encuentro a Stiles tal como él encontró a su padre, sólo porque él no pudo comer nada por mucho tiempo? O peor... ¿Qué tal si Stiles bajó para conseguir comida, pero alguien lo descubrió? No quería ni siquiera imaginarme lo que podría pasar. Mi alma dolía demasiado. Y aquello me quitaban las ganas de todo: las ganas de vivir, de llorar, de gritar, de comer, de respirar.
Lavé los platos del desayuno mientras Jackson ya se había ido, y aproveché para prepararle la comida cuando el llegara. De repente, escuché como alguien tocaba la puerta. Me ilusioné, pensando que quizás Stiles había bajado a verme, tal como lo hizo aquella vez que estaba enferma.
Sin embargo, todas mis esperanzas e ilusiones se esfumaron y desvanecieron en aquel momento en el que Scott apareció tras la puerta con una sonrisa que sinceramente tenía muchas ganas de borrar de un puñetazo. Sin embargo, solo solté un suspiro y volví a la cocina.
Él me siguió a paso pesado, no sin antes cerrar la puerta. Yo simplemente lo recibí con una mirada fría, que ni siquiera intente poner.
— ¿Que tal tu día, Lyds? —preguntó él sonando más dulce que de costumbre. Haciendo que su tono de voz llegue a un nivel de suavidad para intentar calmarme. No funciono.

ESTÁS LEYENDO
Love on a Hill || Stydia
RomanceLas esperanzas de vida de Lydia son pobres. Las de Stiles también lo son. A pesar de que compartan aquello, sus vidas son totalmente diferentes. Cuando sus caminos se crucen, se darán cuenta de que eran exactamente lo que necesitaban para ser feli...