Capítulo 122

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—  ¿Lo ves? Esto te pasa por tener como amiga a una reconocida delincuente— la castaña me hace ademanes de 'ya ni modos'.

— Supongo que después de todo también me merezco eso— digo al aire más para mi que para mi acompañante, quien cruza sus brazos sobre la mesa para luego esconder su cara entre ellos.

— Yo tengo la culpa de que estés metida en esta mierda— reconoce Wynonna.

— No— busco las palabras para hacerla sentir mejor— Mira. Yo... te voy a ayudar a obtener esa muestra de saliva, y en cuanto la tengamos saldremos de este lugar lo más rápido que podamos. Algo que será algo lento y que tu estado y mi embriaguez no son una buena combinación.

Miro la reacción de mi acompañante de parranda al tiempo que la trato de tranquilizar para que lo que vayamos a hacer nos sea más fácil si estamos menos estresadas. 

No sé si lo llegué a lograr, pero al menos su respiración se notaba más pausada al tener sus manos sostenidas entre las mías para confortarla.

— Ok, ¿ya estás lista?— pregunto a través de las mueca raras que Wynonna hace.

— Si— su respuesta después de varios segundos al fin llega.

  Ambas tenemos la convicción de obtener esa importante muestra rápidamente y largarnos para olvidar que alguna vez esto sucedió, pero tal parece que las cosas no siempre suceden como se espera ya que la voz de un hombre menciona el nombre de la mayor de las Earp.

— ¿Wynonna?— el tipo sonríe mirando a la castaña mientras se recarga en la mesa donde nosotras— Vaya ¿cuánto a pasado desde la última vez que nos vimos?

— Creo que... más o menos unas 28 semanas— ella trata de no entrar en pánico, lo noto en su forma de hablar. 

Notando su creciente nerviosismo, algo que, a decir verdad, es muy raro en ella, la única idea que se me ocurre es intervenir diciendo algo sin sentido pero que le compre tiempo a la castaña para saber que responder ante el tipo que posiblemente sea el padre de su bebé.

Rebobinando mis recuerdos sobre algo que haya hecho en la academia de policías, solo me llegan los de cuando perdí mi casco en un inundación en un poblado cercano a la orilla de un río desbordado cuando llovió por más de una semana consecutiva y estuvimos ahí como voluntarios. Quizás no sea la gran cosa, pero al menos capta la atención del bartender y no mantiene del todo su atención en Wynonna.

Tras terminar de contar la adaptación larga de mi pequeña anécdota la castaña ya parece más lista para hacer frente a su amante de una sola noche.

— Eso fue todo un movimiento de aficionado, Haught— es lo único que dice para con lo contado por mí, pero al menos ya se le nota más relajada.

— Ese final merece un brindis— el hombre menciona para luego hacer el clásico movimiento de golpear las copas, pero en nuestro caso, chupitos.

Notando como él se entretiene bebiendo el contenido del chupito, tomo uno de los otros puestos en la mesa para luego vaciarme el contenido en mi boca dándole enseguida el recipiente vacío a Wynonna, quien lo acepta rápidamente acercándolo a su boca para simular que si fue ella que bebió el tequila. 

A la par a esto, agarro otro chupito llevándolo a mi boca y bebiendo a pesar de que acabo de pasarme los 30 mililitros del anterior por lo que no puedo evitar hacer algunas muecas, pero al menos eso no hará sospechar al bartender de que Wynonna no tomó alcohol.

Tanto mi vista como la de la castaña se centran en el chupito que Jonas a dejado vacío entre los demás que tenemos justo enfrente, por lo que el trabajo de obtener la saliva de él ya ha sido logrado.

— Jonas, pasar este rato ha sido genial— Wynonna toma la palabra— pero aún tienes clientes que atender y nosotras deberíamos irnos. 

— ¿En verdad nos estábamos divirtiendo?

— Por supuesto... y seguiremos con ello. Así que sería generoso de tu parte si nos trajeras más de esos tragos de menta— balbuceo ya en un estado de embriaguez algo alto que apenas puedo recordar que dije hace 10 segundos.

— Quien lo diría. La pelirrojas si que son salvajes— Jonas dice mirándome sonriente.

— Lo sé— respondo ya con poco control de mi cuerpo para recargarme en el asiento.

—  Y por eso me gustas.

— Gracias— rápidamente agradezco para que de un vez por todas se aleje de nosotras.

— Y tú también me gustas, Wynonna...  — voltea hacia un lado para saludar a alguien a la distancia haciendo uso del gesto de brindar.

Mientras realiza esa acción, tanto la mayor Earp y yo tratamos de tomar el chupito de nuestro mutuo interés en obtener, pero el tipo no parece tardar mucho en saludar a los extraños para nosotras.

—... aunque estés aquí para matarme— Jonas termina la frase que dejó al aire pero ahora con una voz que nos es bastante familiar: de renacido.

Las miradas de ambas se cruza en señal de sorpresa tras el reciente descubrimiento. Ninguno de los tres menciona palabra alguna ya que la tensión es palpable aún en el ambiente en el que nos encontramos sumergidos.

— Así que... sabías quien era y aún así tuviste sexo conmigo sin decirme lo que eres tú— Wynnonna pedía una explicación de su actuar.

— No recuerdo que le diéramos importancia a contarnos nuestras vidas antes de hacer lo que hicimos — Jonas menciona sin titubear.

— Solo venimos a tomar unos tragos.

— Ambas, no solo yo... porque ella también tomo algunos, no vayas a creer... — las palabras fluyen sin filtro de mi boca.

— Solo... déjame hablar a mi— Wynonna me indica a lo que hago caso ya que en mi estado puedo abrir la boca de más.

— Te ves mejor en cuat...

— Cállate o mi amiguita en mi bota saldrá a patear tu trasero— el enojo parecía posesionarse de la castaña.

—Si. Ella se refiere a su pistola — vuelvo a hablar en la conversación— Y yo también tengo una porque soy policía.

Tras decir eso, veo hacia un costado de mi para buscar y mostrar mi arma, pero... ¡upss!

"The First Time I Saw You" (WayHaught)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora