"The First Time I Saw You" (WayHaught)

Capítulo 24

Son cerca de las 3 de la madrugada cuando al fin pude regresar a casa, ahora si tendría un día para mí en más de una semana después de lo sucedido con el secuestro, y lo único que quería hacer en este día libre es pasarlo con Waverly. Durante toda la noche antes de salir de turno, ella y yo intercambiamos mensajes de texto sobre cualquier trivialidad y entre todos esos temas fue que salió el Pokar Espectacular, un evento que se realiza anualmente en Purgatory, y también uno que otro mensaje subido de tono, admito que fui yo la que empezó con todo eso, pero es que, ¡Diablos! Soy débil ante ella y sus ojos verdes, su sonrisa, ella me inspira a hacerlo.

Llegué a casa después de varios minutos, Calamity Jane me recibió con sus ronroneos al apenas abrir la puerta, coloqué mi chamarra, sombrero y cinturón en el perchero para luego revisar si mi bola de pelos naranja todavía tenía alimento y agua, es toda una glotona y siempre suele terminar su comida muy rápido, y no estuve para nada equivocada, no había ni rastro en su platón. Tras servirle más, saque del clóset una camiseta manga 3/4 y un pantalón holgado de chandal a forma de pijama, deshago la trenza francesa de mi cabeza desenredando mi cabello tal como lo hago cada que voy a dormir. Voy al baño a cepillar mis dientes, todo haciéndolo de forma mecánica por el cansancio que mi cuerpo siente, no tardo más de 1 minuto en hacerlo regresando e ingresando bajo las sabanas que le dan calor a mi cuerpo ya algo bajo en su temperatura por los varios minutos que camine de donde dejé estacionada la patrulla al pórtico de mi casa. El sueño empieza a dominarme cuando todo lo que siento es a Calamity Jane subiendo a mi cama y acomodándose a un lado de mis pies.

Entre sueños, escucho como alguien golpea madera y dice mi nombre, esa voz pertenece a Waverly. Me levanto algo aletargada y bostezando para buscar mis pantuflas azules, y tras hallarlas salgo de mi habitación para abrir la puerta.

—Hey, Waves, ¿Qué sucede? —pregunto sorprendida que hasta el sueño se me quita.

—Perdón por despertarte tan temprano, pero no sabía a donde más ir —dice con cierto aire de preocupación.

—Pasa, no te preocupes, estaba a punto de despertarme para... —mi mente se queda en blanco y opto por cambiar de tema mientras cierro la puerta —, olvídalo, toma asiento, ¿Quieres un café?

—No, no, así está bien— se sienta en el sofá vintage fijando su mirada en el suelo —, si te cuento algo ¿prometes no decírselo a nadie?

—No tienes ni que preguntarlo, puedes confiar en mi, ya te lo he dicho varias veces, ¿Qué sucede, Waverly?

—Mi hermana apareció.

—Pero Wynonna no...

—No hablo de Wynonna, hablo de Willa, nuestra hermana mayor.

—Wow, espera —le miro mientras mi cerebro rebobina a todo lo que recuerdo de lo que he visto en mis horas de papeleo en la comandancia —, ¿la que desapareció hace más de 15 años?

—Si, ella, pero eso no es lo que quería me guardaras, eso seguramente se sabrá cuando Willa ande por las calles del pueblo, la cuestión es que... — me miró directamente a los ojos —, hay algo en ella que no me termina de gustar. Sé que debería estar feliz porque al fin está con nosotras, pero no me nace el querer abrazarla o pasar tiempo juntas, ¿algo está mal en mí, Nicole? Dímelo.

El ver a la castaña con una mirada suplicante y esperanzadora sin duda me rompe el alma, todo lo que me nace es abrazarla para reconfortarla.