Finde libre

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Hola de nuevo. Ayer dos capítulos y hoy dos más, cuenta como maratón, ¿no?
Mañana intentaré subir otro, pero ¡me estáis volviendo loca con eso de 'sigue, sigue'!
Aunque por otra parte, os agradezco el interés. Sois tod@s muy bonit@s.

Narra Mónica

Pasé toda la mañana pensando en Vanesa, en mí, en nosotras como pareja. Me gustaba de verdad, pero me daba pánico engancharme y volver a caer. No quería volver a pasarlo mal.

Vanesa me envió varios mensajes más e intentó llamarme unas tres veces. No contesté ni a lo uno ni a lo otro, y empezaba a darme un poco de pena.

Pero dijo que lucharía por mí, y eso es lo que quería que hiciera. Que me demostrara, de alguna manera, que lo nuestro le importaba.

Pensé en pasar la tarde viendo series y películas, y así olvidarme de Vane. Encendí netflix y la peli que me recomendaban era La Novia. Parecía una broma, netflix se estaba riendo de mí. Busqué otras películas y elegí La Trinchera Infinita. Nada de amor, perfecto, era justo lo que necesitaba.

Estaba ya anocheciendo cuando volví a recibir un mensaje de Vane. Miré y vi que había adjuntado un video. Y eso sí que llamó mi atención.

- "Pídeme lo que tú quieras sácame de esta duda, pídeme la tentación cuando estemos a oscuras. Pídeme el diario de tu piel, pídeme lo que jamás seré". Pídeme lo que tú quieras, Mónica, pero pídemelo. -

Wow. Me había dejado sin palabras. Así que abrí el vídeo. Era ella, cantando una canción que incluía esos versos que me había escrito. No la conocía, nunca la había escuchado. ¿Puede ser que me la haya escrito a mí? Era lo que parecía, pero no podía creérmelo. Jamás habían hecho algo tan romántico por mí.

Vi el video una, dos, tres,... hasta catorce veces más. Era una canción preciosa y no pude evitar soltar alguna lágrima en más de una ocasión. Madre de dios, estaba realmente emocionada, y en ese momento me di cuenta de que la línea esa que veía cerca, ya la había dejado atrás. Muy atrás. ¿Me estaba enamorando? Uf, qué follón.

Así que decidí actuar. Ella había dado el primer paso, ahora me tocaba a mí. Cogí unas cosas y corrí hacia el coche, rumbo a su casa.

Narra Vanesa

Abrí la puerta y allí estaba ella. Qué guapa estaba. No hacía ni un día que nos habíamos visto y ya la había echado de menos. Madre mía, la cosa era seria del todo, me tenía totalmente embrujada.

- Mónica - fue todo lo que pude decir.

- Hola Vane. ¿Puedo pasar? - me dijo con esa sonrisa que me descolocaba.

- Eh, claro, ¡claro! Pasa por favor, estás en tu casa. No sabes la alegría que me da verte aquí. - le dije mientras entraba en casa con una maleta. ¿Una maleta?

- ¿Y esa maleta? ¿Te vas de viaje? - ¿había venido a despedirse? ¿Dónde se iba? Me estaba poniendo muy nerviosa.

- Querías que te pidiera lo que quisiera, ¿verdad? - me preguntó firme. Mirándome intensamente a los ojos.

- Eh, sí, claro, esa era la idea de escribirte la canción. Quiero que esto funcione y haré para que así sea lo que tú me pidas. Pero tienes que hacerlo. Tienes que pedírmelo. -

- Te pido que me lleves contigo a Málaga. Quiero conocerte, conocer tu tierra, tus raíces, tu familia. Quiero pasar unos días contigo y conocerte de verdad. - ¿de verdad acababa de decirme eso?

La miré durante unos instantes. Vale, ahora sí que no había vuelta atrás. Esta mujer me estaba enamorando por momentos.

- Sí. A todo. -

Y no pude hacer otra cosa que besarla como nunca antes la había besado. Era un beso pasional pero tierno a la vez. Sin prisas, saboreando cada parte de su boca, y abrazándola a mí con mucha fuerza.

Cuando nos quedamos sin aire nos miramos durante unos segundos. Sonriendo. Felices. La separé unos centímetros, junté su mano con la mía y la llevé a mi habitación. Corriendo, sin parar de reír. Eso no había cambiado y ojalá nunca cambie, los momentos pasionales con Mónica eran muy divertidos, y nunca podíamos evitar reír a carcajadas. Era maravillosa.

Al llegar a la habitación ya me había desecho de parte de su ropa. Y ella de la mía. Se notaba la urgencia que teníamos ambas por tenernos desnudas. Yo no paraba de besarle el cuello y ella me acariciaba la espalda intentando, sin éxito, desabrocharme el sujetador. Todo acompañado de risas y caricias, muchas caricias. Aún no habíamos llegado a la cama y yo ya había conseguido desnudarla completamente. En ese momento me alejé un poco para poder contemplarla. La miré de arriba a abajo, mordiéndome el labio inferior.

- Madre mía Carrillo, ¡madre mía! Solo puedo decir una cosa... ¡bravo, bravo! - y empecé a aplaudir. Definitivamente, merecía un aplauso.

- ¡Venga ya Martín! En los últimos tres días me has visto más veces desnuda que vestida - me dijo partiéndose de la risa.

- Ahora me toca pedir a mí: quiero que esto se convierta en un hábito. - le dije riendo también.

- ¿Lo de verme más veces desnuda que vestida? - afirmé con la cabeza, abriendo mucho los ojos. - mmm, está bien, deseo concedido-

Ella se abalanzó hacia mí, para besarme y quitarme las últimas prendas de ropa que me quedaban. Y yo me derretía con ella. Qué suerte la mía.

No recuerdo la cantidad de veces que hicimos el amor esa noche. Perdí la cuenta después del cuarto asalto. No nos cansábamos la una de la otra, no se nos acababan las ganas, pero sí se acabaron las fuerzas. Y en ese momento caímos rendidas, quedándonos ambas dormidas al instante.

Sonó el despertador a las ocho de la mañana. Tenía que coger el AVE a Málaga, y aún no me creía que Mónica quisiera acompañarme.

- mmm nos acabamos de dormir, Vane, dile a eso que se calle. - murmuraba Mónica aún medio dormida.

La besé en la frente y la abracé contra mi pecho.

- Va, despierta, tenemos que arreglarnos para irnos... ¡a Málaga! - le dije levantando los brazos en forma de victoria.

Odiaba con todas mis fuerzas madrugar. Y más cuando había dormido tan poco. Pero estaba muy ilusionada con la idea de que Mónica me acompañara. Estaba como una cría la mañana del día de Reyes.

- ¿No te puedo pedir quedarnos en la cama? - me dijo poniendo morritos.

La besé en los labios y me incorporé en la cama.

- No puedes usar ese comodín siempre que quieras, listilla. La canción la compuse para impresionarte. Ahora ya te tengo, así que se acabó lo de pedirme cosas - le dije riendo, no me lo creía ni yo.

- Tonta - me dijo ella ahora y yo tuve que volver a besarla. Qué guapa estaba recién levantada.

- Oye, pero hoy es viernes. ¿No tienes que trabajar este finde? -

- He pedido vacaciones. Y no ha sido fácil. Así que te toca compensarme por el esfuerzo. -

- ¿Te parece bien si pago mi deuda en la ducha? - pregunté levantando mi ceja derecha y acariciando su hombro desnudo con mi dedo índice.

- mmm - miraba al techo fingiendo que se lo estaba pensando

Se incorporó en la cama, apoyando su espalda en la cabecera de la cama. Me miró seria y me dijo:

- Te espero allí, Martín.

Se levantó y desnuda se dirigió lentamente hacia el baño, caminando muy sensualmente.

No tardé ni dos segundos en reaccionar. Creo que jamás me había levantado tan rápido.

Menuda historia la nuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora