Madre número 1

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¡Hola! Antes de nada, quería comentaros que he alucinado mucho cuando he visto que esta historia ha alcanzado las 100k visualizaciones... ¡Wow! sin palabras. Esta aventura la empecé hace unos meses por diversión y por probar, y con la idea de que si lo leían 3 o 4 personas ya sería mucho. Y ver esto ahora...

Así que muchísimas gracias, de verdad, por seguir pasando por este rinconcito y seguir dejándome comentarios y estrellitas. Me alegráis el día.

Y no digo más, que sigo alucinada... ¡Seguimos!

Un abrazo a todo@s


Narra Vanesa

A mediodía llegábamos por fin a casa. Había sido un vuelo muy largo, y la mayor parte del tiempo lo había pasado contestando mensajes y felicitaciones de cumpleaños. Qué mal invento fue lo de poner wifi en los aviones, la verdad. Así que dormí poco, pero cumplí con todos. Y estaba realmente agradecida de todos los mensajes que me habían enviado, todos se acordaron de mí.

Estaba agotada y me esperaba una noche larga de celebración, así que lo primero que hice al llegar a casa fue subir directamente a la habitación con la intención de dormir. Lo necesitaba.

- Vane, ¿no vas a comer nada? - oí a Mónica que me decía desde el salón.

- No, no creo que aguante ni diez segundos más con los ojos abiertos. Nos vemos en un par de días -

Oí su risa, me quité la ropa y me metí en la cama. Y efectivamente, en menos de diez segundos me quedé completamente dormida.

Me desperté totalmente desorientada y tardé un rato en reaccionar. Miré el móvil y vi que eran las cinco de la tarde, había dormido unas cuatro horas. Me giré y vi que no estaba sola en la cama, Mónica se había venido también. Estaba completamente dormida... y desnuda.

- Mónica, Mónica, Mónica - dije divertida en su oído haciendo que se despertara.

- ¿Pero qué? - se despertó sobresaltada y a mí me entró la risa.

- Despierta vaaaa -

- ¿Ya es hora? ¿tenemos que irnos? -

- No, aún es pronto... pero me aburro -

Abrió del todo los ojos y me miró con cara de pocos amigos.

- ¿Me has despertado porque te aburres? -

- Ya dormiste mucho en el avión, va, hazme caso -

- Vanesa, tienes cuarenta años, seguro que encuentras algo para distraerte sola - dijo seria y dándosela vuelta con la intención de volver a dormirse.

Sonreí al verla así. Y volví a la carga. Me acerqué y la abracé por la espalda, colocando mi mano en la parte baja de su abdomen y moviéndola en pequeños círculos.

- Vane, la mano - dijo adormilada.

No hice ni caso, reí en su oído y empecé a bajar mi mano, acercándome peligrosamente a mi objetivo.

- Vane... - repitió cada vez más flojito ahora que mi mano acariciaba su muslo derecho.

Le mordí la oreja y llevé, ahora sí, mi mano entre sus piernas.

- Vane... - esta vez era una mezcla entre gemido y suspiro.

- Vaaale, paro - dije alejando mi mano de su cuerpo.

Ella se giró al instante, ahora sí que tenía cara de pocos amigos.

- ¡¿Estás de broma?! -

- ¿Ahora qué he hecho? - pregunté divertida.

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