Crazy

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Narra Mónica

Estábamos por fin solas, en nuestra maravillosa habitación, y la besé con toda la pasión que tenía dentro.

- Espera, espera - dijo Vane apartándome unos centímetros de ella.

- ¿Qué pasa? - pregunté confusa.

Ella me miró con los ojos muy muy abiertos y comenzó a sonreír.

- ¡Nos hemos casado! - exclamó abriendo aún más los ojos - tía, ¡que estoy casada contigo! -

Me entró la risa, estaba divertidísima.

- Lo sé, yo también estaba allí cuando pasó - dije entre risas.

- Has dicho "sí quiero", ¡mirándome a mí! -

- Y he prometido quererte durante el resto de mi vida -

- ¿Eso no es demasiado? - preguntó pícara mientras levantaba una ceja.

- Vaya, veo que sigues leyendo mis libros -

- No tienes mayor fan - dijo ahora sobre mis labios.

- Entonces sabrás cómo sigue, ¿no? -

- Pero me muero por oírlo de la autora -

- Te querré casi siempre. Toda la vida, pero no todo el tiempo -

Acortamos la distancia entre nuestros labios y nos besamos.

- Espera, espera - dijo otra vez separándose pero sin romper su abrazo.

- ¿Qué te pasa ahora? -

- Pues que acabo de analizar esa frase. ¿Nos acabamos de casar y ya me estás diciendo que me vas a querer a ratos? -

- Como sigas interrumpiendo, esos ratos van a ser bien cortitos -

Ella se puso a reír y volvió a besarme. El beso fue intensificándose, cada vez más y más.. y fuimos acercándonos a la cama. Pero de repente me acordé de algo y tuve que parar.

- ¡Mi madre! - exclamé separándola ahora yo.

- ¿Tu madre? ¿Tienes que acordarte de tu madre cuando mi lengua está en tu campanilla? - ahora era ella la que reía.

- Y de la tuya también. Dios, nos van a matar, Vane. Que nos hemos casado sin decirles nada. Que soy su única hija - me tapé la cara con mis manos - Y Toñi igual... con las pocas esperanzas que tenía de que te casaras.... -

- ¡Oye! -

- Déjate de oyes, les hemos robado la ilusión de sus vidas...- reaccioné de repente, ya tenía la solución - ¿Y si no se lo decimos? -

- Pero yo quiero decir que estoy casada contigo - dijo poniendo cara de pena.

Me enterneció mucho verla así.

- Yo también quiero decirle a todos que eres mi mujer - dije con la mejor de mis sonrisas.

Ella se mordió el labio, me miró con devoción y volvió a lanzarse sobre mí. El beso volvió a intensificarse y de nuevo...

- Espera, espera -

- ¡Vanesa! -

Se partió de la risa.

- ¿Qué pasa? -

- Nada, nada, ahora solo quería molestar -

Le di un pellizco fuerte en la barriga.

- ¡Auch!... el primer pellizco de casadas, Carrillo -

- Y no será el último, eso tenlo por seguro -

Menuda historia la nuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora